Track 7: Quiet Blues

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Muchas canciones vanguardistas de hoy en día le deben la maestría del tratamiento del silencio a Quiet Blues. Y la mayoría no lo saben.

Pero todavía hay quien se acuerda de las ridiculizaciones que respetadas figuras de la crítica musical le dedicaron cuando el álbum salió a la venta. La delicada cadencia de bajo que abre la canción y los susurros ahogados que ensombrecen la voz de Styles como un paño sobre una campana fueron calificados de "canción de cuna anémica y ridícula" por el columnista de la revista Hammer, Idris Erickson, que fue más allá y la calificó de "insulto a los compositores de verdadero rock'n'roll".

Pero las críticas se vieron ahogadas en una masa de fans que devoraron la canción, fagocitándola y añadiéndola al ideario musical y revolucionario de la época. Su letra, íntima, poderosa y simple, no sólo conquistó a las listas de éxitos, sino que caló en la cultura popular y se acabó convirtiendo en un clásico. El silencio sepulcral que se formaba entre el público cuando sonaban los primeros acordes de la canción impresionó al periodista Richard Mcgrath, que había acudido a entrevistarlos antes de un concierto y que lo describió como "una marea litúrgica guardando un luto compartido, íntimo, sobrecogedor".

El single se presentó en primicia en una sesión en directo para Rock Bravo, la mayor cadena de radio de Estados Unidos de la época, a donde fueron invitados por el legendario radiodifusor y periodista Jack Peers, que también los entrevistó.

La sesión, que fue un éxito y donde se grabaron, además de Quiet Blues, versiones acústicas de No Tales, Hardwired y What a Bloodbath, se grabó en exclusiva y acabó formando parte del álbum recopilatorio de edición limitada que la discográfica publicó con motivo del décimo aniversario de la banda, mucho después de su abrupta ruptura.


FRANK HILL (representante). —Hoy en día entrevistan a cualquiera, en cualquier sitio y de cualquier forma, pero entonces no era tan fácil. En aquellos tiempos, conseguir una entrevista para tus representados era correr una maratón constante. Conseguir una entrevista con Jack Peer, un mito de la radio estadounidense, el visionario de la música rock, fue de las cosas más difíciles que me he encontrado en mi carrera profesional. ¿Crees que me lo ofrecieron?

Lo conseguí porque no me rendí, porque moví contactos y pedí favores personales y porque hice mi trabajo lo mejor que pude. Recuerda que Crossing Mirrors no era el mito que es hoy, ni el fenómeno de masas que llegaron a ser. Era un grupo de rock británico normal y corriente.

Pero yo sabía que Rock Bravo era el empujón que les faltaba para convertirse en estrellas. Era su pasaje a la proyección internacional de sus carreras. Por eso peleé. Y ellos se lo tomaron como un recado, como si les hubiera mandado a tirar la basura.

LOUIS. —(sonríe) Lo que mejor recuerdo de aquel día es lo nervioso que estaba Harry. Apenas había dormido y no quiso desayunar; no dejaba de decirme que aquella radio se escuchaba en todo el mundo. Yo le decía "Mejor. Tienen que ir enterándose de lo buenos que somos".

Estaba todo pálido y su mano temblaba. Siempre íbamos de la mano en casa, ¿sabías eso? Era lo suficientemente ridículo como para ser gracioso y lo suficientemente triste como para que no te acabaras riendo. Era una especie de experimento, de jugar a ser una pareja normal. Los gays nos pasamos los 70 jugando a las casitas en nuestras propias casas.

Ese día su mano temblaba en la mía, como cuando estábamos a punto de salir al escenario. Echo de menos ver a Harry nervioso antes de los conciertos. Era tan dulce y parecía tan vulnerable con su ropa de chico malo (ríe). Quería comérmelo a besos cuando se ponía a contar respiraciones. Es un milagro que nadie nos pillase nunca.

Baby HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora