Track 17: Autopsy

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Autopsy atrapó a la audiencia por su melodía, rápida y pegadiza, y un ritmo tan hipnótico que permitió que el público ignorase alegremente el contenido real de la canción. Aunque no llegaba a sonar tan dura, sí podía notarse en ella la influencia de los grupos de rock estadounidenses que empezaban a dar pequeños pasos hasta el que sería llamado heavy metal.

La letra, en concordancia, tiene una temática mucho más oscura que el resto de trabajos del grupo hasta entonces. Sorprende con tenebrosas descripciones del cadáver de una relación, tan metafórico como crudo, y un tono desapacible que parece beber directamente del gótico americano del siglo pasado. Autopsy nos invita a hacer balance de todos los errores que hemos cometido, y de todos los puñales que hemos clavado en un cuerpo herido de muerte que ahora estamos obligados a mirar.


FRANK HILL (representante). —La fotografía fue el último clavo en el ataúd de Crossing Mirrors.

No sólo hundió todavía más cualquier posibilidad de convertir en salvable su imagen pública delante de sus fans, sino que demostró que no estaban dispuestos ni siquiera a hacer un esfuerzo. No había nada que salvar salvo la demanda de la discográfica.

HARRY. —Nos destrozaron el corazón cuando nos dijeron que el grupo no iba a volver. Que la productora nos estaba reclamando no sé cuánto dinero y que la discográfica nos había denunciado por incumplimiento de contrato. Frank había hecho desaparecer mágicamente el dinero del tour, Derrick quería desvincularse de nosotros después de vernos juntos en las revistas. Y los chicos ya no nos devolvían las llamadas.

LOUIS. —Frank dijo que lo habíamos hecho a propósito.

Lo dimos todo, sacrificamos nuestra relación y nuestra salud mental, recorrimos el mundo destrozándonos la garganta para dar buenos conciertos uno tras otro, sin descanso, sin poder mirarnos el uno al otro, con la paranoia del escándalo y la homofobia envenenándonos la sangre y necesitando alcohol, cocaína, heroína y todo lo que pudiéramos encontrar sólo para soportar la vida que llevábamos.

Y cuando volvimos decidimos seguir en la música, porque era nuestra vida, porque es lo que nos había unido y nos apasiona, y cuatro fotógrafos, cuatro alimañas parasitarias, nos sacaron una foto de lejos saliendo de un aeropuerto.

Y Frank dijo que lo habíamos hecho a propósito.

Tuve que pagarle cincuenta mil dólares por la demanda de lesiones. Fue el puñetazo más caro que he dado en mi vida. Y la mejor inversión.

NIALL. —No los demandaron a ellos. Nos demandaron a todos, a título personal, como banda y como personas físicas, para responder por la cancelación del concierto, el tour, los daños económicos y morales a la discográfica y por injurias y atentado contra el derecho al honor de Frank y Derrick. Ni siquiera pude acabar de leer la notificación de demanda. Ni siquiera recuerdo todos esos meses horrorosos que duraron los juicios.

ALICE PARKS (periodista). —El juicio fue a puerta cerrada, gracias al cielo. Ni siquiera trascendieron los detalles exactos de la demanda que les habían interpuesto hasta mucho después. No es que eso fuera un problema; al revés, alimentaba la leyenda y el misterio. Hacía crecer las especulaciones. Los medios nos turnábamos para especular con las posibilidades más retorcidas y desorbitadas que podíamos.

La verdad es que las críticas públicas fueron unidireccionales; eran drogadictos, eran homosexuales, habían cancelado el concierto de la década y habían insultado a su público. El epítome de la poca profesionalidad. Su popularidad cayó aún más en picado de lo que había subido y empezó el linchamiento público.

Baby HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora