Baby Honey

Track 13: Hot and Heavy, Sweetheart

Hot and Heavy, Sweetheart no es una canción de amor, y no pretende serlo.

Es sensual, despreocupada e intensa, tanto en letra como en producción, y nunca tuvo pretensiones de ser ninguna otra cosa. Siendo, como era, menos provocativa que Warm Lola, menos pegadiza que This Good Life y menos vistosa que Pretty Crazy, no parecía tener demasiada razón de ser en medio de canciones mucho más desarrolladas y vanguardistas; y sin embargo, una melodía inusual y una impecable ejecución por parte de Styles y Tomlinson la salvaron del olvido, y acabó manteniéndose en las listas de éxitos durante casi un año. Hot and Heavy, Sweetheart es una reinterpretación del rock and roll puro, primigenio; sin la rebeldía que le añadiría el punk, sin la tristeza del soul que sobrevive en sus raíces, y sin las experimentaciones culturales de la psicodelia. Invita a bailar y uno está cantándola entre dientes antes de darse cuenta; descomplicada, brillante y comercial, uno casi siente a la persona que la compuso pasándoselo bien mientras la crea.

"Seguramente ya se haya hecho antes", admitió la crítica musical Isla Whitmore en su columna semanal, "pero nunca se tienen demasiadas canciones como ésta".

LOUIS. —Nunca hubo celos, ni rencor. La verdad es que ni siquiera llegamos a hablarlo demasiado; nos conocíamos demasiado bien y sabíamos por qué habíamos hecho lo que habíamos hecho. Las revistas ya habían hablado demasiado sobre sus fiestas y él no estaba interesado en ningún detalle sobre Raphaël. Yo no hablaría de perdón. Hablaría de aceptar lo que el otro ha hecho cuando no era asunto tuyo lo que él hacía.

Fue extremadamente fácil volver a la rutina en casa. Estábamos descansados, nos habíamos echado de menos, y estábamos dispuestos a fingir que no recordábamos lo duros que habían sido los meses de antes del descanso.

Harry tardó en dejar de parecer asustado de que me fuera otra vez. No me soltaba ni cuando dormíamos y cerraba las tiendas para poder venir conmigo de compras. Yo fingía reírme de sus manías, pero la verdad es que yo tampoco quería volver a separarme de él ni por un segundo.

Intentaron darnos muchas lecciones sobre parejas tóxicas y relaciones sanas. Pero la enorme mayoría eran condescendencia y homofobia. Oh, sois jóvenes, no sabéis lo que queréis, se os pasará esa cosa de pretender ser pareja, tenéis que salir con otras personas, tenéis que daros espacio.

Él y yo nunca necesitamos espacio. Lo que necesitábamos era libertad.

Y mientras tanto, hacíamos música. Eso también lo habíamos echado de menos.

Volvimos al estudio y Harry empezó a componer canciones. Muchas; más que para los álbumes anteriores. Depuramos muchas y descartamos algunas y mezclamos unas con otras. Me encantaba estar cantando otra vez y discutir acordes y enfadarme con Harry por culpa de una coloratura o un estribillo. Lo había echado de menos. La peor de las discusiones era mejor que el mejor día en Londres, lejos de él.

Escribió canciones fuertes, con mucha base rítmica. Escribía solos para mí y puentes graves para él, y las melodías más complicadas que yo había oído nunca, y entradas de guitarra y finales secos, rotundos. Compuso canciones que no tenían ningún sentido sólo para divertirnos, para calentar la voz y para entrenar el rango. Me hizo ensayar solos ridículos que me acababan haciendo reír. Escribió una obertura instrumental que tuvimos que descartar, pero que sonaba gloriosa, enorme, como para oírla mientras entras en una catedral.

(ríe).

Yo estaba feliz, porque le veía feliz. Porque lo tenía todo. No sólo había recuperado a Harry; había recuperado la forma de estar a gusto conmigo mismo que sólo sentía con él.