Track 14: Baby Honey

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Baby Honey ocupa el puesto 48 en la lista de los mejores 100 temas de rock de la historia, elaborada por la revista Rolling Stone. Sin embargo, en el momento de su lanzamiento no fue demasiado bien recibida por la crítica, que le dio calificaciones desiguales. La letra no se supo interpretar y la dulzura descarnada de su melodía no fue apreciada por todos; sin embargo, en las semanas siguientes al lanzamiento del álbum fue despertando la curiosidad de los sectores más conservadores del rock and roll, que acabaron rindiéndose ante lo que consideraron el clímax de los deliciosos experimentos, mezclas e influencias de corrientes musicales de la banda. Le da nombre al último álbum de Crossing Mirrors y marca, aunque entonces no se sabía, el final de una época.

Es un tema lento, con tensión rítmica y una guitarra casi protagonista. En contraste, una letra melancólica y desasosegada, plagada de llamadas al vacío. Styles y Tomlinson se entrelazan en dos voces casi idénticas y llenan de calidez un trasfondo melódico complejo con cambios de ritmo insospechados.

Baby Honey ha sido analizada hasta la saciedad por expertos musicales que han diseccionado sus matices, y la interpretación completa y perfecta de sus dos solos de guitarra se considera un hito bautismal para los aprendices, sólo al alcance de guitarristas expertos.

Después de todo esto, no es de extrañar que la verdad más simple y dolorosa sobre Baby Honey pase a menudo desapercibida; ésta es una canción triste, una llamada incontestada a alguien que se sabe perdido, y el himno del ahogo y la desesperación de quien mira a su alrededor y descubre, por primera vez, que está solo.


HARRY. —Era una vorágine. Los días no tenían fin ni principio.

LIAM. —Louis y Harry empezaron a desaparecer. A llegar tarde a los ensayos, a presentarse borrachos en el estudio de grabación.

NIALL. —Oye, éramos el grupo de rock del momento. Claro que nos tomábamos algo más que un té con pastas. Pero ellos lo llevaban todo siempre un paso más allá. Harry se pasaba el día con un vaso de ginebra en la mano; Louis se metía la mano en el bolsillo, sacaba dos o tres pastillas y se las tomaba, sin mirar qué eran. Y luego se ponía al micrófono y te echaba una mirada como retándote a decirle algo.

ZAYN. —Por supuesto que lo vi. Tan claro como el día. Aunque fue sutil, al principio. Siempre empieza sutil.

Louis adelgazó, pero Louis siempre había sido un palillo. Harry empezó a beber más, pero Harry siempre había sido el rey de la fiesta, el más divertido, la persona con la que quieres salir a pasártelo bien. Nada hizo saltar las alarmas.

Hasta entonces siempre se estaban escondiendo de Frank, para hablar o para besarse. Pero ahora desaparecían más tiempo. Se iban al baño, no a la cabina de grabación de al lado. Y cuando volvían su personalidad había cambiado. Y ya no se acordaban de las guías técnicas que les acababan de dar.

Para mí fue triste. Recuerdo aquel tiempo con muchísima pena. Y mucha impotencia.

HARRY. —Me resulta duro hablar de esa época.

Yo era una persona muy exigente consigo misma. Me consideraba un profesional y tenía mucha disciplina. Hacer música era lo único que había sabido hacer nunca, y mi obsesión era hacerlo bien. Quería mejorar y aprender y probar cosas nuevas, hacer algo diferente, cantar algo que inspirase a la gente y que los hiciera bailar y disfrutar.

Pero en algún momento, me convertí en alguien que descuida todo eso. Me convertí en alguien que sólo piensa en beber más, en buscar un baño para esnifar cocaína y en comprar heroína todos los días, para dormir, para dar un concierto, para ir a los ensayos. No sabes lo fácil que es tocar fondo; no sabes lo rápido que pierdes el control de tu vida en cuanto rozas la heroína. Empiezas probándola por ese subidón increíble, ¿sabes? Y sigues para intentar volver a sentirlo como sea.

Baby HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora