Track 2: Truly madly blue

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No hay demasiadas canciones tristes en el repertorio de la banda, pero las que hay están llevadas con habilidad, y Truly Madly Blue es prueba de ello.

De comienzo suave, destaca por la armonía delicada de la guitarra de Styles, algo prácticamente inaudito dentro del rock y premonitorio incluso para la corriente indie que todavía empezaba a formarse. Es una de las pocas canciones de las que se conservan grabaciones de su versión original, antes de la llegada de Tomlinson a la banda, y la voz de Styles lleva la batuta con paso firme, con breves pausas y un tratamiento de los silencios elegante e insospechado.

La letra es melancólica, abierta y poco transparente; muy pocos analistas se han aventurado a especular sobre el significado de las opacas metáforas, casi surrealistas, que pintan en la mente de cada oyente una imagen distinta. Mientras algunos hablan de un par de ojos azules como protagonista real de la canción, otros hablan de un viaje de LSD y otros apuntan a una simplista pero magistral oda al color del cielo. Styles, el compositor de este tema, como de la inmensa mayoría del repertorio de la banda, siempre se negó a aclarar el significado o implicaciones de ninguno de los temas, argumentando que cada canción era un lienzo en blanco donde cada oyente podía volcar sus propias experiencias y sentimientos.

Louis Tomlinson nació en Camden, al norte de Londres, en 1957, en el seno de una familia aristocrática. De padre escultor y madre actriz, su infancia transcurrió entre las capas más sofisticadas e intelectuales de la sociedad londinense.

Atrajo la atención del panorama artístico británico a los seis años, cuando fue fotografiado por su padre, en el apartamento donde vivían.

El niño Tomlinson tiene la mirada fija en algo fuera de cámara y sostiene entre las manos la Polaroid SX-70 de su padre. Está sentado en el suelo de madera desnuda del salón de su casa, llevando un pijama gris. Tiene los ojos de un azul claro intenso y las facciones delicadas, y sin embargo su expresión está teñida de una melancolía seria. Se adivina en él una belleza y una serenidad de otro tiempo; un "alma vieja" que derrama luz a través de sus ojos y que encandila instantáneamente.

La imagen acabó en la portada de la prestigiosa revista fotográfica LENS en agosto de 1963 y le supuso multitud de contratos de modelaje al niño de ojos azules. Todas las ofertas, no obstante, fueron rechazadas por unos padres bohemios que no creían en las malvadas estrategias de márketing del capitalismo moderno.

A pesar de sus raíces nobles y de las inquietudes artísticas de padres reconocidos mundialmente, a día de hoy es un secreto a voces que Louis creció en un hogar prácticamente desestructurado. Ninguna alarma saltó cuando se hizo habitual de la vida nocturna londinense, y acabó cantando en los escenarios de los clubs más icónicos del panorama urbano alternativo.

Louis mostró pasión y talento por el canto desde muy niño. Sus intrusiones en el mundo de la noche y el espectáculo fueron precoces e incluso hay afirmaciones de que recurrió a la prostitución, rumores que él siempre negó. Para cuando cumplió los 18, Louis se había hecho un nombre entre muchos clubes con música en directo, las directas competidoras de los locales de música disco que en los años 70 brotaron y se extendieron casi imparables.

Su fama alcanzó el centro de Londres y acabó llegando a oídos de Niall, el que sería su primer contacto con el grupo.

LOUIS. —No tenían ni idea de qué hacer conmigo. Yo sobraba en todas las habitaciones y en todas las conversaciones. No sé por qué tuvieron un hijo cuando claramente no querían criar uno.

Querían llevarme a Suiza, a uno de esos internados para los niños que sobran en las casas de los ricos. ¿Crees que eran unos hippies pacifistas? Eran unas sanguijuelas con traje, unos insectos altivos y aburridos. Apestaban a dinero apolillado. Ni siquiera les gustaba Gillian, mi mejor amiga, porque era mestiza. Ahí tienes su pacifismo y sus valores liberales.

Baby HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora