AVISO SPOILER IMPORTANTE: este capítulo contiene un poema de Mi refugio al principio. Si no lo has leído ya, lee este capítulo bajo tu responsabilidad.
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La vibración larga del teléfono anunciando una nueva notificación la sacó de su estado duermevela, se había quedado medio dormida en el sofá con las gafas puestas y la libreta abierta en el regazo con un poema a medio escribir. Se recolocó las gafas en su sitio después de desperezarse. No esperaba que fuera nada importante, lo más seguro es que fuera algún correo electrónico de Shein con publicidad e información de nuevas promociones, por lo que no tenía prisa por comprobarlo y aprovechó que se había despertado para terminar de escribir lo que había dejado a medias.
"Odio tener que escribir en bucle y sobre nada.
Odio odiar escribir acerca de y a pesar de.
Vuelve,
hazlo por mí, lléname de todas y cada una
de las cicatrices que me invento.
Vuelve y haz que me desprenda de la prosa
autodestructiva que cada día de mí menos
depende."
No solía revisar sus textos una vez escritos porque acababa encontrándoles mil defectos, pero con este sentía algo que no podía explicar. Con el bolígrafo entre los dientes lo leyó una vez, y otra, y otra vez más y así hasta que perdió la cuenta y la noción del tiempo. La falta de aire la sacó del bucle y se dio cuenta del mar de lágrimas y mocos que recorrían su cara y estaban mojando parte de la hoja contra la que se estampaban. Con esas líneas acababa de ser consciente de todo lo que había perdido y lo mal que había actuado una semana atrás. Tenía que arreglarlo, debía luchar por lo que había tirado ella misma a la basura y lo iba a hacer. No iba a ser capaz de dormir y esperar al día siguiente para solucionarlo así que se levantó corriendo del sofá, se plantó las primeras bambas que pilló y el abrigo más calentito que tenía, guardó el teléfono en uno de los bolsillos y salió todo lo rápido que pudo de casa. Cuando llegó a la entrada del bloque de pisos del chico y se vio reflejada en el cristal de la puerta pensó que no podía ser más cuadro de persona. Había salido corriendo de casa tan deprisa que no fue consciente hasta ese momento que acababa de recorrerse parte del centro de Barcelona con un pijama de ositos y un moño mal hecho que estaba aun más despeinado después de la carrera que se había marcado. Por no hablar de lo roja, ahogada y sudada que estaba, pero iba a merecer la pena o eso trataba de pensar ella.
- Venga Sam, ya has llegado hasta aquí. Lo peor que puede pasar es que no quiera hablar contigo - dijo en voz alta mientras reunía el valor suficiente para pulsar el botón del interfono.
Pulsó una vez y esperó. Nada. "Estará durmiendo y no se ha enterado" pensó. Volvió a picar, esta vez dos veces seguidas. Nada.
- Joder, colega, no sé quién es el sordo aquí - bufó.
"A la tercera va la vencida" se animó a sí misma mentalmente y volvió a llamar. Esta vez pulsó el botón y lo mantuvo apretado hasta que un vecino del bajo se asomó por la ventana chillando que iba a fundir el timbre y lo iba a pagar ella. Nada. Era imposible que no se hubiera enterado si estaba en casa. "¿Y dónde va a estar, hija? Mañana hay ensayos" se respondió. Si no le había abierto era porque no quería hablar con ella. Sabía que eso podía pasar y no le culpaba, si hubiera sido al revés ella seguramente tampoco habría querido saber nada de él. Se apoyó en la fachada del edificio pensando que hacer, había ido hasta allí para hablar con él y no se iba a ir sin haberlo conseguido. Tirar el timbre abajo hasta que se cansara y decidiera abrirle no era una opción, era muy tarde y los vecinos aun llamaban a la policía porque una loca no les dejaba dormir. Quedarse allí sentada esperando a que saliera tampoco, puesto que hacía mucho frío y en las siguientes ocho horas Flavio no iba a ir a ningún sitio. Solo le quedaba la opción de llamarle las veces que hicieran falta hasta que decidiera cogerle el teléfono por pesada. Sacó el móvil del bolsillo de la chaqueta, lo desbloqueó sin miramientos, entró directamente en la agenda de contactos, buscó su contacto y marcó.
Un tono, dos, tres, cuatro. "Joder" murmuró. Cinco, seis.
*El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura, deje su mensaje después de la señal*
Colgó y acto seguido volvió a marcar, pero el mensaje del contestador automático volvió a sonar. Esto no lo contemplaba, si estaba apagado no le iba a servir de nada bombardearle a llamadas. Iba a jugar su último cartucho, enviarle un mensaje, aunque tampoco iba a funcionar si el aparato no estaba activo. Entró en la aplicación de mensajería y lo último que esperaba era encontrar un mensaje suyo. Empezó a leerlo emocionada porque si era él el que había dado el paso de hablarle debía ser algo bueno, pero esa ilusión fue desapareciendo para darle paso al llanto. No se podía creer lo que estaba leyendo. Se había ido y no se había despedido de ella. Se había ido y ella estaba allí, sola, con un nudo en el estómago y una presión en el pecho que no la dejaban respirar. Se le estaba empezando a nublar la vista y lo único que fue capaz de hacer fue deslizarse hacia el suelo y quedarse allí sentada, vaciándose.
Había entendido perfectamente la intención de ese mensaje. No se estaba despidiendo de ella, estaba cerrando la puerta de su corazón dejándola a ella al otro lado. Le estaba rogando que no lo buscara porque sabía que si lo hacía volvería con ella sin pensarlo.
No aceptó aquello y se pasó las semanas siguientes llamando una y otra vez a Flavio pero no lo cogió ninguna vez, le había dejado cientos de mensajes que tampoco contestó, incluso le había escrito otras tantas veces por redes sociales y obtuvo el mismo resultado. Silencio. Y allí estaba ella, en Barcelona, tres meses después, sentada en el que se había convertido el banco de los dos, rodeada de cientos de transeúntes pero sintiéndose más sola que nunca porque lo había perdido de verdad.
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¡Hola, preciosxs! Aquí un nuevo capítulo con la reacción de Samantha a la marcha de Flavio. ¿Qué os ha parecido? Contadme, os leo por aquí y en twitter (@mariavv28)
Aun queda un poquito de drama, espero que no me matéis. El azúcar llegará, lo prometo <3
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Todos mis sueños están en ti
FanfictionUnas vacaciones mágicas, una ciudad donde cumplir sus sueños y dos caminos que se cruzan en el momento más oportuno. ¿Qué podría salir mal?