Capitulo Trece

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Nunca antes he imaginado el tener que explicar a un adolescente algo como lo que debo hablar en este momento con Fan Xing. Sentado en este sofá, como el adolescente en cuestión a mi lado y Xiao Zhan frente a los dos sentado por primera vez en silencio, pienso en las palabras que voy ordenando en mi cabeza para decirlas de forma que no acaben creando confusiones que me dejen en una posición tan incomoda como en la que estamos ahora.

Yibo no tienes que explicarme nada —sus palabras me sorprenden —has tardado demasiado en mostrar tus sentimientos por Zhan y estoy feliz por ello. ¿Ya sois novios?

No somos novios —aclaro —y lo que has visto no significa nada asique no saques conclusiones Fan Xing. Ve a tu habitación y olvida lo que has visto. Además, también tienes que aprender a llamar a la puerta asique reflexiona.

Fan Xing se pone en pie, enfurruñado como era de suponer porque no acepta mis normas ni mis palabras, las cuales las digo serio y cansado porque no quiero tener que dar una explicación que ni a la cabeza me viene.

Sentándome bien en este sofá, viéndole detenerse en la puerta, espero por las palabras que sea que quiere decir, más por la forma en la que me mira.

El único que tiene que reflexionar aquí eres tu —me señala —Zhan tiene claros sus sentimientos y tu eres un idiota celoso de su mejor amigo que hace solo unos minutos no estaba preocupado de ello, porque te morías de ganas de hacerle el amor a él. No soy un bebe como para no saber que entre vosotros hay mucha tensión y amor, sentimientos y todas esas cosas que te hacen ser un estúpido. Me voy con mi amigo Pei Xin.

Mis palabras a gritos de ordenarle ir a su dormitorio son ignoradas, así como también calladas por Xiao Zhan, quien está no solo sentado a mi lado sino también tratando de callarme con sus labios, deteniéndole en cuanto siento el roce de los mismos.

No es el momento —me cruzo de brazos —lárgate a tu casa, con tu novio o haz lo que te de la gana pero lejos de mi. Quiero estar solo.

Eres tan adorable cuando te enfadas —deja un rápido beso en mis labios —me quedaré con las ganas, pero pienso venir en otro momento. Cenaremos mañana juntos.

También se marcha ignorando mis palabras, quedándome solo como quería, pero también incomodo porque el silencio que me acompaña no es tan agradable como imaginaba, permitiendo que miles de pensamientos me invadan de un momento a otro, todos con referencia a lo mismo, a ese momento en el que si es verdad hemos estado a nada de hacer el amor Xiao Zhan y yo por no pensar con la cabeza.

Levantándome del sofá, sintiéndome ciertamente mareado supongo que por el agotamiento que el estrés me causa sentir, voy hacia mi habitación, deteniéndome con mi atención puesta en la cama desordenada, en los recuerdos que eso me trae de lo que casi ocurre, con el deseo creciendo nueva y vivamente en mi interior de forma que ahora estoy saliendo de esta casa, caminando sin pensar demasiado hasta esta casa frente a la que me encuentro, llamando, esperando, viendo como la puerta se abre, atacando estos labios que tomo entre los míos sin importarme nada.

¿Te encuentras bien? —niego rápidamente —luego te arrepentirás seguro.

Seguridad de que pueda arrepentirme es la que se mantiene en mi pero ahora mismo no me importa. Dirigiendo mis manos a la persona frente a mi, hacia Xiao Zhan, no dudo en arrebatarle su camiseta, la cual no me importa donde caiga, siendo real la unión de nuestros labios, nuestros pasos acompasados, dejando que sea él quien nos guie hasta su dormitorio, a sabiendas de que aquí nadie nos verá.

¿Estás seguro Yibo?

Cierra la boca.

Mi voz suena ronca y el calor me invade tan rápido como la ropa empieza a desaparecer, aceptando lo que me da, colocándolo con tantos nervios en mi miembro que ya no hay un mínimo de duda en mi, menos aún cuando sus piernas rodean mi cintura, mis caderas, apretándome con tanta fuerza como sus músculos internos, ahogando un gemido que no permito salga con la unión de nuestros cuerpos.

Te deseo Wang Yibo, ¿me deseas?

Una sensación, como una descarga eléctrica me ataca tan de pronto que es como si impulsase a todo mi cuerpo, devolviéndome a una realidad en la que me siento incomodo, más por las miradas que van dirigidas hacia mi, la de Xiao Zhan, la de Fan Xing que no pierde esa sonrisa traviesa con la que le he visto cuando nos ha atrapado en mi cama, por no llamar como siempre le digo que haga.

— ¿Vas a decir algo o seguirás soñando despierto?

Saliendo del trance en el que estaba, mirando a Fan Xing que es quien me ha hecho esa pregunta, niego, me siento mejor en este sofá en el que ya ni recuerdo cuanto hace que me senté, tratando de no mirar a Xiao Zhan, no pudiendo evitarlo la verdad puesto que también me está mirando con esa sonrisa tan común en él, ignorando de paso la sensación que por dentro me invade con bastante intensidad.

— Fan Xing —miro al adolescente —nunca hemos tenido que pasar por algo así, pero ahora mismo quiero decirte que no me ha gustado nada que entres en mi habitación sin llamar.

— He llamado —dice con calma —pero estabais tan ocupados los dos que ninguno me ha escuchado. No puedes castigarme ni decirme nada por no llamar cuando tu no me escuchas. ¿Por qué te enfadas? Aunque más bien quisiera saber otra cosa.

— ¿Qué es lo que quieres saber? —pregunta ahora Xiao Zhan.

— Yibo.. ¿estás realmente molesto porque he entrado según tu sin llamar o es porque he ido a dar con la prueba de que realmente existen sentimientos en ti por Zhan?

Esa pregunta, la curiosidad de Fan Xing, la mirada de Xiao Zhan puesta en mi, esa sensación que tan fuerte me invade por dentro, la sensación que nuevamente me invade, sintiéndome mareado, como me ocurrió en la universidad estando mi profesor a mi lado, yendo Xiao Zhan a buscarme.. todo me supera de tal forma que de no ser por las dos manos que nuevamente me sostienen estaría nuevamente en el suelo.

— ¿Debería ir al medico?

Algo llega como respuesta a la pregunta llena de preocupación de Fan Xing, algo que no alcanzo a comprender a pesar de escuchar la respuesta y se que por mi mismo doy una respuesta, una negativa porque de ningún modo quiero ir a que un doctor me vea.

Limits to loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora