Sakura constantemente miraba el reloj de su computadora de escritorio, por más que trataba de concentrarse en su trabajo inconscientemente sus ojos viajaban hacia la esquina inferior del monitor una y otra vez.
Y cuando finalmente llegó la preciada hora no sabía si salir de su oficina, o aventarse desde la hermosa vista que tenía a sus espaldas.
Después de unos minutos, Syaoran llamó a su puerta, esta se sobresaltó pero con dificultad se puso de pie tomando su bolso.
-¿Nos vamos?- preguntó Syaoran con media sonrisa.
-Por supuesto.- le respondió la castaña de la misma forma.
Al estar en el auto, ambos sintieron tensión, pero poco a poco se fue amenizando, sintiendo de pronto como sus almas se iban acostumbrando a estar juntos.
Al llegar al lugar donde Syaoran había predestinado estar, Sakura se sintió en el cielo, era un restaurante bastante bonito y cómodo, tenía mesas en un hermoso jardín que parecía ir en sintonia con la hermosa castaña de ojos verdes.
Sin duda Syaoran había elegido ese lugar porque parecía estar hecho solamente para ella.
-Wow, que hermoso lugar, mira todas estas flores, son preciosas.- decía Sakura como si de una niña se tratara.
-Lo sé, este lugar me hace sentir muy bien cuando estoy cansado.- dijo Syaoran separando la silla de la mesa para que la castaña se sentara.
El mesero se acercó a hacer su pedido, estos eligieron una pasta Alfredo la cual era la especialidad de la casa.
-Te ves hermosa, ¿Lo sabías?- Y ahí estaba Syaoran, haciendo su primer movimiento del día.
La ojiverde sintió sus mejillas arder con fiereza, pero trato de mantenerse serena, pensaba una y otra vez que ya era toda una adulta.
-Muchas gracias, Syaoran, tú también luces muy apuesto.- dijo mirándolo fijamente a esos ojos de bronce.
Como si de un duelo ardiente de miradas se tratase, ambos se comunicaban lo coquetos que podrían ser si se lo proponían.
-Que raro que ese tal Kei no se te acercó hoy.- dijo finalmente el castaño.
-¿Se podría saber por qué haces ese comentario, jefe?- preguntó Sakura con notada diversión en su voz.
-Solo simple curiosidad.-
El mesero se acercó con su orden, tras acomodar todo se fue en silencio, no sin antes desearles que disfrutaran la cena.
-Si no te conociera me atreveria a decir que estas celoso.- dijo Sakura con una enorme sonrisa maliciosa.
Syaoran, quien estaba comiendo un poco de su pasta, se atragantó de la impresión.
-¿Celoso yo? Por Dios, Syaoran Li jamás se pone celoso.- dijo sabiendo que eran mentiras más grandes que el sol.
La castaña se echó a reír. Sin duda no parecían adultos comunes.
-Esta pasta esta deliciosa, una de las mejores que he probado.- dijo la castaña mientras deleitaba su cena.
-¿Ah sí? ¿Y cuál ha sido la mejor?- preguntó con curiosidad.
-La mía, por supuesto.-
-Pero que modesta, Sakura Kinomoto.- dijo Syaoran con ironía.
-Es una de mis cualidades.-
Así, entre una que otra broma y una muy buena charla se pasaron un par de horas, pero eso no terminaba ahí, la castaña tenía también un plan preparado para sacar al castaño de su rutina diaria.
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Dulces cicatrices.
RomanceSakura Kinomoto, una muchacha de 18 años hija de un gran empresario conoce a Yue, un colega de su padre. Se enamora y se casa con él, pero años después sucede algo que hizo que su vida fuera un infierno. ¿Seguirá Sakura sufriendo en un matrimonio in...