Había llegado el lunes, Sakura debería de regresar a su trabajo y estaba muy felíz de volver después de haber faltado dos días seguidos.
Tendría que desempolvar su preciosa bicicleta color verde menta, era tipo vintage y eso le encantaba aunque era un medio de transporte que ya casi no se solía usar.
Se puso una blusa naranja algo holgada pero que se ataba de la cintura, también un pantalón negro holgado de talle alto, en su bolso llevaría los tacones, pero por lo pronto usaría unos vans para poder usar correctamente la bicicleta.
Se maquilló los tonos verdes que quedaban en sus mejillas, por suerte sus brazos ya no tenían rastro de aquellos repugnantes hematomas.Había desayunado algo que su padre le dejó en el comedor con una pequeña nota diciéndole que la amaba, su padre era un amor de persona.
Se disponía a salir de su casa, pero cuando salió vio a un hombre recargado en un Cadillac del año más reciente, vestía un traje negro y lentes oscuros.
Sakura se sorprendió demasiado al ver a Syaoran afuera de su casa, mientras en su mente se preguntaba cómo había obtenido la dirección.-Buenos días, Sakura.- dijo Syaoran acercándose a la entrada.
-Buenos días, Syaoran, ¿Que haces aquí? ¿Cómo supiste dónde vivía?- preguntó rápidamente.
-Eriol me dijo.- respondió tratando de que sonara lo más casual posible. -Se nos hará tarde, ¿nos vamos?-
-¿Cómo? ¿Viniste por mí?- preguntó Sakura incrédula.
-Sí, estaba preocupado, ayer no supimos nada de ti.- dijo con media sonrisa que hacía que a Sakura se le quisiera salir el corazón.
-Sucedieron muchas cosas, pero buenas, si quieres te puedo contar en el camino.- dijo Sakura emocionada.
En el camino Sakura le contaba a Syaoran que tenía un sobrino de 4 años llamado Ren, hijo de su mejor amiga y cuñada Tomoyo y de su hermano, le contaba divertida como Touya negó desde su juventud que sentía algo por Tomoyo, hasta que se puso celoso de Eriol sin saber que este ya tenía novia la cual ahora era su esposa, Kaho.
También le contó que su hermano al fin le propuso matrimonio a Tomoyo cuando se graduó de la carrera de medicina, reía mientras le contaba cómo Touya sufría al ver cómo Tomoyo hacía cada vez más la boda más extravagante del mundo, mientras él al principio solo había querido algo sencillo.
Al cabo de dos años de matrimonio nació Ren, con los mismos ojos negros y el cabello de su hermano, eran idénticos, pero conforme iba creciendo se notaba cada vez más la actitud traviesa de su madre.
También le contó lo triste que se sintió cuando se fueron a otra ciudad por el trabajo de Touya.Syaoran la veía maravillado cada que podía despegar su vista de la pista de manejo, mientras Sakura contaba con ese brillo sus historias él no podía evitar parecer embobado con la preciosa sonrisa y risa de la castaña que tenía a su lado. Escuchaba atentamente, y una que otra vez soltaba una pequeña risa, es cierto que no se imaginaba al hermano de Sakura como esta se lo contaba, tenía que conocer a la dichosa Tomoyo que había domado a el aparentemente temible de Touya.
Ya habían llegado a la empresa, subieron al elevador y se sintió un incómodo momento al estar los dos solos en un espacio tan pequeño, y se volvió aún más cuando sus cuerpos rozaron accidentalmente por el movimiento que hizo el aparato, el corazón de ambos dio un vuelco, no sabían que decir, así que lo dejaron pasar fingiendo que para ambos no había tenido importancia.
Gracias al cielo el día transcurrió normal, no sintió lástima de parte de sus compañeros de trabajo, salieron a comer los cuatro juntos como era costumbre.
Sakura recibió las mil órdenes del día de parte de Syaoran pero eso le ayudaba a mantener la mente ocupada, en sus momentos libres veía la gran vista del enorme ventanal, a lo lejos podía observar la magnificencia del océano, veía a las personas pasar, unos preocupados y otros sonrientes, los otros edificios parecían pequeños, incluso en ocasiones llegaba a ver a una pareja besarse en la azotea de un edificio pensando que nadie los veía, Sakura solo los miraba divertida.
Sakura se sobresaltó al escuchar la puerta abrirse.
-¿Qué te parece tan divertido?- preguntó Syaoran curioso cerrando la puerta tras de sí.
-¿Quieres ver algo interesante?- dijo con una sonrisa traviesa mientras Syaoran asentía. -Mira.-
Syaoran se acercó al ventanal y vio a la dirección que apuntaba Sakura, ahí estaba la felíz pareja intercambiando besos, parecían tan relajados y felices que Syaoran no pudo evitar soltar una leve risa y Sakura lo acompañó.
-Que suerte tienen algunos, ¿no?- preguntó Syaoran sin despegar la vista del espectáculo.
-Así parece, al menos se ven felices, suelo verlos los miércoles y sábados a la misma hora, al parecer se escapan de sus horarios laborales, apuesto a que alguien pronto los descubrirá.- dijo Sakura sentándose de nuevo en su silla.
-Esperemos que no, aunque sería divertido ver como reaccionarían.- dijo Syaoran tomando asiento enfrente del escritorio color caoba de la oficina de Sakura.
-¿Se te ofrecía algo?-
-No, bueno sí, no es del trabajo, Eriol y Chiharu quieren salir a acampar a la playa este fin de semana, Eriol llevará a su esposa y Chiharu a Yamazaki, su esposo, y me preguntaron si querías unirte, ya sabes, para pasarlo juntos todos.- decía Syaoran rápidamente viendo hacia una planta que estaba en la esquina de la habitación para ocultar su nerviosismo.
-¿Me lo preguntas a mi o a esa planta?- mencionó Sakura divertida.
-A ti.- dijo Syaoran volteando a verla con una mirada intensa que le hizo erizar la piel a Sakura.
-Esta bien, iré. -contestó finalmente tratando de salir del trance que aquellos ojos color bronce habían provocado.
Syaoran hizo una gran sonrisa y trató de salir lo más normal que pudo, pero al momento de cerrar la puerta soltó un suspiro de entusiasmo y Eriol lo veía divertido, la verdad la idea había sido de Eriol y Chiharu también cooperó, Syaoran le agradeció internamente y levantó sus dedos pulgares en señal de victoria a Eriol.
Había decidido que así sería todo, quería ganarse primero la amistad de la ojiverde de salida en salida, con pequeños detalles que le mostraran el interés que sentía por ella, poco a poco iría dándole pequeñas indirectas de su amor, sería paciente por ella, no quería arruinarlo, era la primera vez en muchos años que se sentía enamorado, quizá era la primera vez en su vida que tendría que luchar por alguien, nunca había sido necesario, pero gracias al cielo tenía a Eriol para que lo ayudara con esa tarea.
Dieron las 5:00 p.m. y Sakura se disponía a salir de la oficina despidiéndose de todos a su paso, Syaoran salió casi corriendo para poder alcanzarla.
-Te llevo a tu casa.- dijo tratando de no sonar agitado.
-No es necesario, Syaoran, pediré un Uber. - dijo sonriente.
-No me cuesta nada, no es seguro ir con desconocidos, ya sabes, por eso de los secuestradores.-
A Sakura le pareció muy graciosa su excusa de el por qué no debería tomar un Uber, pero finalmente accedió.
El camino a casa fue muy tranquilo, platicaba algunas cosas y de vez en cuando reían, se sentían tan cómodos el uno con el otro.
Syaoran manejaba más lento que de costumbre para que el camino se hiciera más lento, de ser posible que jamás terminara, pero como era esperado llegaron a la casa de la castaña.-Muchas gracias, Syaoran.- dijo Sakura viéndolo tiernamente.
-De nada, Sakura.- dijo Syaoran casi en un susurro, la tarde hacía que el momento se viera muy romántico.
-Hasta mañana.- se despidió Sakura agitando su mano en el aire y se adentró a su casa.
Sin saberlo, ambos no quitaron la sonrisa que se había plasmado en su rostro el final del día.
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Dulces cicatrices.
RomanceSakura Kinomoto, una muchacha de 18 años hija de un gran empresario conoce a Yue, un colega de su padre. Se enamora y se casa con él, pero años después sucede algo que hizo que su vida fuera un infierno. ¿Seguirá Sakura sufriendo en un matrimonio in...