Todos llegaron a la casa de los Kinomoto, que se volvió muy animada ante la presencia de tantas personas.
-Por Dios, Sakura, me tienes con el Alma en un hilo.- corrió Tomoyo a recibirla.
-Tranquila, ya estoy aquí, me estas asfixiando...- dijo la ojiverde mientras sentía el aliento abandonarla por la fuerza del abrazo de su amiga.
-Pero primero debes presentar a los invitados, Sakura- dijo dándole un pequeño codazo a la castaña.
-Ella es Chiharu y su esposo Yamazaki, a Eriol y a Kaho ya los conoces y él es Syaoran...- dijo mientras le daba una mirada de advertencia.
-Mucho gusto, estoy encantada de conocerlos, yo soy la mejor amiga de Sakura y esposa de Touya, el es nuestro hijo Ren.- dijo con esa energía que la caracterizaba.
Todos le regresaron el saludo, pero por supuesto que la mujer con cabello negro azulado no se iba a quedar callada.
-He escuchado mucho de usted, Señor Li.-
-Llameme Syaoran...- dijo Syaoran nervioso, parecía la misma imagen de Eriol pero en mujer.
-Entonces llámame Tomoyo tu también, ya que prácticamente ya parecemos familia, ¿No es así, Sakura?- dijo con una gran sonrisa.
La castaña solo la miraba nerviosa, sabía a dónde iba toda esta conversación, sacar información.
De pronto se acercó el pequeño Ren a Syaoran, que ante los ojos de este parecía un mini Touya.
-Hola yo soy Ren, ¿Es cierto que tu serás el novio de mi tía?- dijo con la misma actitud de su madre, sin rodeos.
Todos se quedaron viendo la reacción de Syaoran, quien casi se ahoga con su bebida por el impacto.
-¡Ren! Eso no es cierto, no digas cosas malas, tu tía no tendrá ningún novio. - dijo Touya reprendiendolo.
-Lo siento, papi, pero ¿Es cierto que le gusta mi tía Sakura?-
Eriol no aguantó más y se soltó en risas, lo cual hizo que todos le siguieran a excepción de Sakura, Syaoran y por supuesto Touya.
Eriol cargó al pequeño Ren entre risas.
-Eres un campeón, amigo, igualito a tu madre.-
-Bueno, Sakura, es momento que me digas qué pasó. - anunció Tomoyo.
Sakura se dedicó a explicarle lo sucedido, detalle por detalle, mientras la ojiazul se dedicaba a escucharla.
-Por Dios... si yo hubiera estado ahí al menos le hubiera dado un buen golpe para acomodarle las ideas a ese patán.- dijo molesta.
-¿Por que crees que no te lleve, cariño? Ganas a mi no me faltaron.- dijo Touya abrazandola por los hombros.
-Al diablo, si me meten presa que sea por una buena razón.- dijo haciendo a todos reír.
Sin duda esta mujer tenía esa chispa que el ambiente necesitaba.
-Bueno, vamos a celebrar que Sakura es una Kinomoto, que nos tiene a todos nosotros y que la apoyaremos por siempre.- dijo Eriol acercando una botella de vino.
Fujikata trajo copas para hacer el brindis, lo sirvió y todos procedieron a levantar la bebida.
-¡Por Sakura!- dijo Eriol.
-¡Por Sakura!- dijeron todos al unísono.
Hubo mucha comida preparada por el gran Fujikata, que además de ser un empresario honorable también era un gran cocinero, que se notaba que hacía todo con amor.
La cena se convirtió prácticamente en una fiesta, donde la mayoría de las bromas iban dirigidas a los castaños, algo que Touya no dejaba pasar por alto, pero no haría escándalos en ese día.
-Sakura, ¿Vamos afuera?- se acercó cautelosamente Syaoran para no llamar la atención de los demás.
-Claro.- dijo la castaña dirigiéndose al jardín.
Llegaron y ya era oscuro, pero la luna junto con las estrellas daban un toque precioso a la noche.
-Felicidades, Kinomoto.- dijo Syaoran mirándola a los ojos.
-Gracias, Señor Li.- le respondió con una amplia sonrisa.
-Eres muy fuerte, Sakura, te admiro.-
-Por favor, no digas eso.- dijo con las mejillas coloradas.
-Solo digo la verdad, me alegro mucho de haberte conocido.-
-Yo igual. -
Syaoran parecía impotente, la luna le daba a sus ojos un toque especial, que hacía hipnotizar a la castaña.
Bromearon un rato, aligerando el peso de ambos, apoyándose de manera mutua.
-Sabes que siempre voy a estar para ti, ¿Cierto?- dijo el castaño.
-Muchas gracias, Syaoran, yo también estaré siempre para ti.-
Se fueron acercando poco a poco, mirándose a los ojos, sintiendo el impulso de acercarse más y más, de unir sus labios, en ese momento el mundo exterior desapareció dejándolos en una burbuja donde solo existían ellos dos.
Estando a escasos centímetros su burbuja explotó por una pequeña voz traviesa.
-¿Qué están haciendo?- preguntó el pequeño Ren, como siempre muy directo.
Ambos se sobresaltaron separándose de inmediato con las mejillas rosadas.
-¡Ren! ¿Qué haces? No interrumpas de esa forma.- anunció Tomoyo tomando al pequeño en brazos- Oh, lo siento, no se preocupen, no volverá a molestarlos.-
-No... nosotros ya íbamos adentro, ¿Verdad, Syaoran?- dijo Sakura nerviosa.
-Sí, claro. - dijo disimulando que su corazón latía rápidamente.
Cuando se encontraron solos empezaron a reírse, más por los nervios de haberse visto en una situación embarazosa delante del pequeño Ren.
Sin duda ese niño algún día les podría provocar un infarto.
La velada terminó y todos se dirigieron a sus respectivas casas, el último en irse fue Syaoran, tratando de permanecer un poco más de tiempo con la castaña.
-Adios, Syaoran.- dijo la castaña recargada en el marco de su puerta.
-Adios, Sakura, cualquier cosa sabes mi número.-
-No te preocupes, maneja con cuidado.-
Syaoran estaba a punto de subirse a su auto pero después regresó a donde estaba la castaña.
-Sakura, ¿Tienes algo que hacer mañana después de salir de la empresa?- preguntó con su voz varonil que tanto le gustaba a la castaña.
-No... ¿Por qué?- preguntó sorprendida.
-Te invito a comer, no sé, a donde tu quieras.-
La castaña solo sonrió sintiendo su estómago con una sensación de estupidas mariposas de adolescente.
-Esta bien, nos vemos mañana, Syaoran. -
-Hasta mañana.- dijo el castaño y después se dirigió a su auto con una enorme sonrisa.
Había conseguido una cita y eso lo hacía tremendamente felíz.
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Dulces cicatrices.
RomanceSakura Kinomoto, una muchacha de 18 años hija de un gran empresario conoce a Yue, un colega de su padre. Se enamora y se casa con él, pero años después sucede algo que hizo que su vida fuera un infierno. ¿Seguirá Sakura sufriendo en un matrimonio in...