La alarma sonó despertando a la joven Sakura, a quien ya se le había hecho costumbre maldecir cada que esta sonaba, si bien le encantaba su trabajo el regresar a su hogar le había devuelto una tranquilidad enorme, aún que algunas veces tenía una que otra pesadilla.
-Diablos, no quiero despertar- masculló mientras deslizaba su dedo en la pantalla de su teléfono aún con los ojos cerrados.
Con mucha dificultad se levantó y se dirigió a su clóset para buscar ropa formal, la empresa Li era una empresa muy sofisticada y no podía desencajar.
De pronto los recuerdos de el fin de semana se agolparon en su mente, el recordarse unida a los brazos de aquel castaño que algunas veces le robaba el sueño.
-Rayos, Sakura, ¿Cómo pudiste dejar que te abrazara? Si bien es un bombón no deja de ser tu jefe, y además eres una mujer casada- Se dijo a sí misma, pero con un sutil dolor en su pecho.
《 Una mujer casada. 》 Pensó.
Si bien la había pasado genial, solo faltaban unos días para presentarse delante del juez para la sentencia de su aún marido, trataba de ser lo más fuerte que podía, pero no podía negar que la ansiedad más de una ocasión invadía su mente por completo.
Tratando de salir de sus pensamientos se fue a duchar, una ducha rápida pero reconfortante.
En menos de una hora ya estaba casi perfecta, desayunó como de costumbre el almuerzo que le dejaba su padre en la cocina antes de irse a su trabajo, y terminando su comida se dirigió a la entrada de su casa dispuesta a irse.Y en ese momento vio a un castaño muy apuesto, que podría reconocer a miles de metros de distancia, su jefe.
-Buenos días, Jefe ¿Qué lo trae por acá?- preguntó Sakura con media sonrisa.
-El viento, sin darme cuenta ya había llegado, quizá es la costumbre- mintió, realmente lo había planeado la noche anterior.
-Debería de quitarse esa costumbre, no me gusta ser una molestia-
-No es una molestia, Sakura- le respondió con media sonrisa y abriendo la puerta de su auto para ella.
-Realmente muchas gracias.-
Syaoran subió al auto y emprendió su viaje a la empresa.
-Syaoran, en serio, no es necesario que sigas viniendo por mí, pronto me haré de un auto para no ocasionar más problemas.- dijo Sakura apenada.
-Ya dije que no es molestia, pero si quieres hacerte de un auto me alegro por ti- dijo viéndola de reojo, esperando que ese momento tardara en llegar.
-Ademas, puede ser un problema para tu reputación, siempre eres muy estricto con tus demás empleados y podría crear rumores-
-Rumores... ¿Qué clase de rumores?- dijo fingiendo inocencia.
-Como que tú y yo podríamos ser... pareja- respondió con dificultad desviando su vista hacia la ventana.
-Bueno, la gente siempre habla con o sin razones-
-En eso tienes razón-
Pasaron los minutos y llegaron a la empresa, aunque se les hacia extraño a los demás empleados no se atrevían siquiera a murmurar algo en contra del gran Syaoran Li, quien siempre les intimidaba con su apariencia de seriedad y musculatura.
Los recibió Chiharu con una gran sonrisa quienes los castaños devolvieron enseguida.
-Buenos días, Jefe... Buenos días, Sakura-
-Buenos días, Chiharu- respondieron al unísono.
-Oh, que bueno que te veo, Sakura, alguien trajo algo para ti.- dijo Chiharu con una sonrisa pícara.
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Dulces cicatrices.
RomanceSakura Kinomoto, una muchacha de 18 años hija de un gran empresario conoce a Yue, un colega de su padre. Se enamora y se casa con él, pero años después sucede algo que hizo que su vida fuera un infierno. ¿Seguirá Sakura sufriendo en un matrimonio in...