Estaban todos preparando la comida, las chicas se encargaban de los sándwiches y los hombres de el asado que harían, aún que hacía media hora que habían intentado prender el carbón en el asador y no había resultado.
Sakura los miró divertida, ellos veían a el asador como lo más complejo del mundo.
Se acercó lentamente y habló con ese trío de hombres.-¿Puedo?- preguntó Sakura a Eriol que tenía el encendedor en la mano.
-Claro.- dijo tendiéndole el encendedor y todos la miraban atentos.
Sakura tomó un largo pedazo de papel e hizo una tira con el, buscó entre las cosas que había traído algo que fuera inflamable y por suerte encontró aceite comestible.
Se acercó al asador y roció el carbón con el aceite, hizo una tipo cueva con los trozos.-¿Que haces?- preguntó Syaoran divertido.
-Miren y aprendan.- dijo Sakura giñandoles un ojo.
Prendió el otro extremo de la tira de papel que había puesto y lo metió rápidamente en el centro de la pequeña cueva de trozos de carbón y poco a poco se iba haciendo el fuego ante la mirada divertida de las chicas y la mirada de sorprendidos de los chicos.
-Rayos Sakura, nos acabas de dejar mal delante de nuestras esposas.- dijo Eriol.
-De nada, chicos.- contestó orgullosa y regresó con las chicas.
-Tienes que atraparla, campeón, si no otro la terminará robando.- dijo Yamazaki a Syaoran tomándolo de los hombros.
-No lo permitiré.- dijo sin apartar la vista de la castaña que reía con las demás mujeres.
-Ese es mi lobo salvaje.- agregó Eriol.
Gracias a Sakura comieron un delicioso asado, y también gracias a Syaoran que fue el que lo preparó, también habían comido los sándwiches y muchas golosinas que había traído consigo Sakura, habían contemplado todos juntos el precioso atardecer que la playa les brindó.
Después juntaron todos los residuos y basura que habían ocasionado, asegurándose de no dejar nada que dejara sucia la playa.Llegó la noche e hicieron una fogata, por supuesto Sakura se encargó de encenderla para no perder tiempo valioso.
Todos estaban sentados en pareja al rededor de la fogata, ambos matrimonios estaban abrazados y Syaoran aprovechó para sentarse a un lado de la castaña.
Todos platicaban cosas triviales, recuerdos de la secundaria, cómo se habían conocido, e incluso uno que otro comentario que dejaba apenados a los castaños mientras asaban malvaviscos.Eriol sabía cómo asustar a Sakura, llegada completamente la oscuridad, le pidió a Yamazaki contar historias de terror, ya que era muy bueno contándolas.
Sakura poco a poco se fue tensando más mientras la historia avanzaba.
Se repetía una y otra vez que sólo eran mentiras, que nada de eso existía y que estaba segura.-¿Tienes frío?- le susurró Syaoran para no interrumpir el relato.
-No, estoy bien. - contestó Sakura con risa nerviosa.
-Entonces, ¿Tienes miedo?- volvió a preguntar.
-¿A mi edad? Por Dios, claro que no.-
El relato de fue haciendo cada vez más y más tenebroso, el fuerte oleaje abrumador no le ayudaba nada y su cerebro empezó a agudizar su sentido del oído, porque ahora escuchaba cualquier mínimo ruido pensando que algo sobrenatural de pronto aparecería.
Vio a Kaho y a Chiharu refugiarse en los brazos de sus esposos y maldijo para sus adentros, al menos ellas tenían a alguien que las protegería si algún fantasma o ente maligno decidía atacarlos.
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Dulces cicatrices.
RomansaSakura Kinomoto, una muchacha de 18 años hija de un gran empresario conoce a Yue, un colega de su padre. Se enamora y se casa con él, pero años después sucede algo que hizo que su vida fuera un infierno. ¿Seguirá Sakura sufriendo en un matrimonio in...