Capítulo 23: Desesperada búsqueda y nuevos planes.

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Naruto: Guarida oeste. 07:32

Ya se cumplían más de tres meses desde que había logrado salir de aquella putrefacta aldea. Orochimaru-sama había sido muy realista- quizás demasiado- a la hora de describir el lugar y a su gente.

Los aldeanos y comerciantes eran simples ratas codiciosas. Personas que sabían su posición deplorable en la sociedad e intentaban desesperadamente hacerse con toda la riqueza y el poder que pudiesen tomar. Incluso si eso significaba rogarlo o presumir de beneficios con los que claramente no contaban.

Las autoridades de la aldea eran un caso parecido. Su lugar al mando siendo ganado solo por su renombre y su título solo siendo un disfraz. La realidad dentro de los muros de la torre Hokage era nítida y decepcionante.

Su líder- aquella persona que debía gobernar y proteger a todos los ciudadanos que estaban por debajo de ella- era minimizado a un sujeto representante, controlado por un consejo de pobladores que tenían- vergonzosamente- más poder que el mismo líder.

Aún cuando el consejo Shinobi a veces tomaba la palabra, era claro que habían sido invadidos por socialistas que habían corrompido desde la raíz el sistema entero.

Se introdujeron de a poco en la política del lugar- con la excusa de hacer participe al pueblo y mantenerlos contentos con un lugar en la mesa-, hasta llegar a meter su nariz en cuestiones bélicas. Aún cuando ellos jamás habían tocado un kunai.

En otras palabras, la aldea que en algún momento había sido la más fuerte de las cinco, ahora no era más que un mero chiste.

Más allá del poder bélico con el que pudiese contar y el respeto- y, porque mentir, miedo- que las demás naciones sintieran por las cicatrices que dejaron algunos de los prodigios, la aldea no tenía más que aportar.

El nivel de sus shinobis estaba bajando, esto por culpa del consejo civil que había disminuido la exigente en la academia de formación para permitirle mayor posibilidad a los aldeanos a formar parte.

La economía comenzaba a decaer, no era noticia para nadie de que en los últimos años se destinaban fondos a lugares no muy precisos. Corrupción.
Eso sin contar la gran desmejora a la hora de cumplir misiones de clientes, otra consecuencia del bajo nivel de sus shinobis.

Además, ahora se dedicaban a la pura importación de materia prima. Si bien se enviaba mucho material, las ganancias no eran las mejores. Sin embargo, la gran tarifa de impuesto a la importación impedía la creación de fábricas para vender productos procesados a las demás naciones. Eso imposibilita su ingreso al monopolio mundial de exportación y, a su vez, la creación de nuevos puestos de trabajo que harían bajar la taza de desempleo.

En fin, solo era cuestión de tiempo para que las demás naciones se dieran cuenta de que Konoha no era siquiera la sombra de lo que solía ser antes de la guerra.

[...]

Sus ojos azules recorrieron toda la arena en busca de algún indicio de trampa o etiqueta explosiva. Aún cuando su maestro no solía utilizar armas terrenales, no podía confiarse.

Examinó con cuidado cada detalle del lugar en pocos segundos y luego barrió con la mirada a su contrincante.

La posición de su maestro era relajada. Sus brazos y piernas posicionados de forma cuidadosa para no dar indicio de su próximo movimiento. Los ojos amarillos lo escudriñaban con atención, realizando la misma tarea que él.

Decidió probar el rango de ataque con diez kunais reforzados con etiquetas explosivas. Eso no le haría un solo rasguño a su maestro, pero quería ver su respuesta corporal al ataque e intentar ver qué lado prefería de la arena. Además de examinar el tiempo que le tomaba reaccionar, evadir y ponerse nuevamente en guardia.

𝕊𝕖𝕣𝕡𝕚𝕖𝕟𝕥𝕖•Naruto Bad• 🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora