Capítulo 28: Rata de laboratorio.

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Naruto: Guarida secreta sur de Orochimaru.

Habían pasado dos semanas desde que los superiores de la organización me habían pedido el favor— si es que así se podía llamar a amenazarme de muerte si no cumplía—, de curar al verdadero rostro detrás de todo ese poderoso grupo.

Nagato Uzumaki— aquel que poseía los ojos de Dios—, que, a su vez, compartía mi sangre de forma muy indirecta.
Según sabía por Orochimaru, eran pocos los Uzumakis que quedaban en el mundo luego del ataque a Uzu, sin embargo, eso no podía importarme menos.

Basta con decir que, la única razón lógica que había encontrado para visitar aquella aldea fantasma, eran las teorías de las poderosas katanas que se encontraban escondidas en las ruinas escombrosas de aquella fachada, ocultas detrás de lo que seguro eran cientos de sellos de sangre.
No iría a ese lugar por el honor de mis antepasados. Habían sido estúpidos y débiles, masacrados por confiar ciegamente en aquellos que poco después les darían caza.
Merecían totalmente el final que tuvieron, porque no servía de nada la fuerza física si no se acompañaba de fuerza mental.

- Estás muy pensativo hoy, Naruto-kun.- la voz viperina de mi líder me saco de mis cavilaciones y observé con cuidado como se desplazaba por el laboratorio con gracia, ultimando los detalles finales del proyecto que llevaríamos a cabo hoy.

- Lo lamento, Orochimaru-sama, estaba considerando un viaje a Uzugakure para conseguir aquellas katanas de las que me habló alguna vez. Creo que podrían ayudarme en mi futuro combate.- con sinceridad y un tono tranquilo, expliqué la razón de mi poco espabilado humor. La risa de mi maestro no tardó en escucharse.

- Te conté esa historia cuando tenías apenas cinco años ¿Aún la recuerdas?- golpeando con sus dedos una jeringa para que las burbujas de aire se escapasen de su interior, habló con cierto tono de burla.

- Cada palabra dicha por usted es algo que es digno de recordar toda mi vida, Orochimaru-sama.- bajando la cabeza en una reverencia, pude escuchar una simple afirmación que, más allá de lo cotidiana que puede sonar, sabía que guardaba un fuerte orgullo.

- Líder-sama, he finalizado los estudios, el organismo de Naruto-kun no tiene ningún cambio desde las pruebas piloto y, según los registros, tiene una compatibilidad del 76%.- acomodando los anteojos redondos sobre su nariz, la voz sería de Kabuto informó de forma automática.

- Bien, prepara la mezcla mientras yo pongo todos los cables en Naruto-kun.- con su típica sonrisa enfermiza se acercó a pasos seguros a la camilla dónde me encontraba, instandome a acostarme en la misma. Así comenzó a colocar gruesas agujas en diferentes zonas del cuerpo que serían las encargadas de transportar nuestro nuevo experimento.

También estaba conectada a mi pecho la máquina para realizar un electro luego del procedimiento, solo para verificar el estado de mi corazón, si es que aún seguía latiendo al finalizar.

- Está todo listo, Kabuto. Procede con la solución.- alejándose de la camilla luego de terminar los preparativos, Orochimaru-sama se acercó a su subordinado para iniciar con el procedimiento.

Kabuto-san apretó algunos botones en el panel de control y, poco después, una solución verduzca se dirigía a mi cuerpo por medio de las sondas.

La ola de dolor que azotó mi cuerpo me hizo soltar un grito desgarrador y encorvar mi espalda de forma antinatural en un intento infructuoso de canalizar el malestar.

Mis dientes se mantenían apretados con fuerza, haciéndolos rechinar. El dolor calaba mis huesos hasta la médula y se extendía por todas las células de mi cuerpo hasta explotar en mi cabeza.

El sufrimiento continuó por cuarenta minutos más, aunque en la última instancia nisiquiera me movía, estaba casi al borde del colapso, sentía mi cuerpo en llamas y, luego de eso, le siguió la sensación de apuñalamiento en todos mis miembros.

Cuando el dolor cesó, los dedos de Kabuto-san volvieron a configurar la máquina y a los segundos se vislumbró como un líquido rojizo navegaba por las sondas nuevamente, iniciando otra ronda de sufrimiento.

Aquel líquido, no era más que la sangre de Sasuke Uchiha. Según estudios que Orochimaru-sama había hecho, la misma tenía una gran importancia a la hora de controlar y desarrollar el Sharingan.

Es por eso que, antes de su muerte, Orochimaru-sama drenó la mayoría de su chakra y, una vez asesinado, lo privó de toda su sangre para comenzar con las modificaciones químicas que debía hacerle para que fuese compatible con la mía.

Básicamente, Orochimaru-sama acababa de cambiar mi sangre y reemplazarla por la del Uchiha. La sustancia inicial facilitaba el proceso para que mi corazón no colapse en la conversión.

Una vez el líquido rojizo dejo de entrar en mi cuerpo, todas las sondas fueron eliminadas y comenzaron a hacer el electro. Según el papel, no se veía nada anormal en el estudio, sin embargo, Kabuto-san decidió revisarme él mismo una vez más de forma meticulosa para evitar margen de error.

- Todo parece estar bien, Orochimaru-sama. Si quisiera, podría hacer la operación hoy mismo.- acomodando sus lentes antes de escribir en su libreta, Kabuto-san informó al líder.

Con la mano en el mentón, en una mueca pensativa, Orochimaru-sama meditó la posibilidad.

- Bien, luego de eso necesitará al menos una semana para recuperarse. Quizás el zorro ayudé de algo o quizás no. Sabemos de sobra el odio que le tiene a esos ojos, esperemos no interfiera en el transplante. Eso te mataría, Naruto-kun.- con su lengua lamiendo su mejilla y soltando una rizotada poco después, Orochimaru-sama se marchó, dejando todo en manos de su discípulo.

Kabuto-san se limitó a ordenar las cosas quirúrgicas para el transplante, trayendo consigo poco después un tarro lleno de solución fisiológica que, dentro, dejaba ver los dos ojos del Uchiha con su respectivo dōjutsu activado.

Sin anestesia y con el mayor de los cuidados, el transplante fue realizado. Ahora solo quedaba esperar al menos una semana antes de poder quitarme la venda de los ojos.

[...]

Luego de diez días fue que pude utilizar mis ojos nuevamente. Gracias a la mezcla de sangres, mis ojos seguían siendo azules y tenía la capacidad de activar y desactivar el Sharingan cuando lo quisiera.

La sangre del Uchiha había sido muy útil después de todo.

Fue un mes el que tarde en adaptarme finalmente a los ojos y al flujo de chakra que debía mantener para que funcionaran correctamente. Con un arduo entrenamiento de diecinueve horas de trabajo y solo cinco de descanso logré perfeccionar el manejo del Dōjutsu lo suficiente para implementarlo en batalla de forma segura. 

Claro que era mi responsabilidad el llegar a los avances del Sharingan, ya que el inútil de Sasuke solo había llegado a los tres tomoes.

Según leyendas del clan, el Dōjutsu tenía míticos poderes que se desbloqueaban con el mayor sufrimiento que se pudiese soportar.

Eso no sería un problema, porque si había algo que había soportado durante toda mi vida había sido sufrimiento.

<< Me quedan pocas semanas antes de tener que avanzar en el plan... Espero poder poner a algunos de mi lado, de lo contrario será algo muy problemático.>>

Las expectativas que Orochimaru-sama tenía en mi me hacían temblar, no deseaba decepcionarlo por nada en el mundo.

Su existencia y felicidad siempre estarían por sobre las mías.

Siempre sería él antes que cualquiera.

Sin importar qué.

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⏰ Última actualización: May 28, 2022 ⏰

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