LA NUEVA INQUILINA ( Marvel )

Peter Parker

En ese momento Peter no dudó en lanzar unas pequeñas telarañas a las manos de Davinea para detenerla, pero en cambio solo consiguió que salieran chamuscadas ya que Davinea las quemó con su poder del fuego.

Tras el ataque de Peter, Davinea estuvo lanzando llamas por toda la habitación durante unos minutos para intentar llegar a Peter pero él no hacia otra cosa que ejecutar impresionantes piruetas para esquivar los ataques de la chica.

Sin quererlo Peter con sus saltos desordenó toda la habitación, pero no tenia otra opción si no quería salir chamuscado.

-¡Tiempo muerto! -gritó Peter muy cansado.

Davinea le miró sin aliento pero decidió parar y sentarse en la cama para descansar.
Una pequeña tregua no vendría nada mal.
Peter se sentó junto a ella respirando agitadamente. Una pequeña pero intensa guerra entre ambos había parado.

-¿Por qué no quieres venir con nosotros? -preguntó Peter con la respiración entre cortada.

-Tú no lo entenderías.

-Prueba, no soy tan idiota como parezco.

A Davinea se le escapó una pequeña risa ahogada mientras que Peter la miraba fijamente a los ojos. Davinea le rehuyó la mirada lo más rápido posible, tomó algo de aire, suspiró y comenzó a conversar.

-Desde pequeña me han hecho mucho daño por mis poderes. Experimentando, abusando. Hasta que pude escapar y después ¿para qué? Para quedarme sola... No quiero que me pase lo mismo.

-Pero nosotros somos diferentes. No queremos aprovecharnos de ti, ni tampoco de tus poderes. Solo queremos ayudarte y que nos ayudes a nosotros.

-Eso no lo sé. No sé que haréis conmigo -comentaba Davinea entre suspiros.

-Hagamos una cosa -decía Peter mientras se arrodillaba ante ella y le agarraba la mano. -Prometo, que nadie te hará daño y si alguien te trata mal o te pone en peligro. Te defenderé y lo evitaré. Te protegeré Davinea, te lo prometo.

En ese instante Davinea sintió como su respiración se ocultaba bajo el corazón. Sus mejillas comenzaron a arder y para disimular sus nervios se empezó a recolocar el cabello con sus manos. Miraba hacia ambos lados intentando no mirar a los ojos de Peter. Sabia que si lo hacia seria su próxima perdición, su corazón le avisó.

Justo cuando Davinea se atrevió a contestarle, se escuchó unos pasos que provenían del pasillo.

-Corre escóndete -le decía Davinea a Peter.

Peter algo sorprendido pero sin hacer preguntas, se ocultó bajo la cama de inmediato.

Después de unos segundos, una mujer alta, robusta y con el pelo recogido en una coleta mal realizada, entraba a la habitación.

-¿Estás bien? He escuchado mucho ruido -decía la mujer.

En ese momento se quedó mirando a ambas paredes de la habitación .Todo estaba quemado y lleno de telarañas y lo que no, estaba tirado por el suelo.

-Davinea... ¿qué has hecho? -dijo la mujer mientras se acercaba a nuestra protagonista.

Antes de que Davinea pudiera pensar alguna que otra excusa. La mujer le pegó un golpe con la mano abierta en la cara y le gritó:

-¡SI QUIERES VIVIR BAJO MI TECHO, TENDRÁS QUE TENERLO TODO LIMPIO, ORDENADO Y CUMPLIR EL TRATO QUE HICIMOS!

Davinea se quedó mirando hacia el suelo, sin rechistar.
En ese momento la mujer levantó la mano para poder golpear de nuevo a Davinea, pero en cuanto la mano iba a rozar su rostro, Peter salió de de bajo de la cama para evitarlo. Este mismo lanzó telarañas frente a esta mujer dejándola pegada en la pared. Ella se movía intentado salir pero no había manera de que lo consiguiera.

-¿ESTO QUÉ ES? DAVINEA HAZ ALGO ¡YA! - decía mientras se intentaba mover.

Davinea se quedó mirándola con los ojos como platos sin saber que hacer.

-¿Quién es esta mujer? Y ¿por qué dejas que te trate así? -preguntaba Peter ignorando los gritos de dicha persona.

Davinea tenía la mejilla ardiéndole debido al tortazo, mientras que se la tocaba con delicadeza deseando que desapareciera la marca le contestaba:

-No sabia a dónde ir, entonces decidí instalarme aquí. Ella me acogió, pero con la condición de que fuera su criada. Pero Peter estoy bien, solo debo acostumbrarme.

En ese momento Peter sintió como su corazón se partía en miles de pedazos. Puso una ceja hacia arriba mientras que decía:

-No te mereces esto.

Y derrepente como si de un príncipe se tratase, Peter agarró a Davinea en brazos y se dispuso a salir por la ventana.

-¿¡QUÉ HACES!? ¡SUÉLTAME! -gritaba Davinea.

Peter no hizo caso, solo salió por la ventana pegando telarañas en los edificios llevándose a Davinea en brazos.
Ella intentaba bajarse pero Peter no le dejaba.

-Idiota, idiota, idiota -repetía una y otra vez Davinea.

Peter no paraba de reírse de ella tras ver las caras que ponía Davinea cuando miraba hacía el lejano suelo.

-¿Tienes miedo?

-Miedo vas a tener tú como no me bajes ya -amenzaba Davinea.