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Landon

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Landon

Trato de moverme pero el peso en mi brazo me lo impide y la luz solar que entra por la ventana me incomoda mucho. Me pongo de lado pero aún siento mi brazo en una mala posición. ¿Me lo he fracturado? No quiero abrir los ojos porque quiero seguir durmiendo pero de esta forma no lograré hacerlo de nuevo.

Abro los ojos y parpadeo rápidamente para que la silueta que tengo a mi lado se forme con más nitidez. Es una chica. ¿Terminé acostándome con alguien después de la pequeña reunión de anoche? Ojalá haya usado condón.

Ahora se que el peso de alguien es de esta chica. Tiene todo el cabello en el rostro por lo que no puedo saber de quién se trata. Se lo apartó y, oh, sorpresa, es Via. Admito que mi alivio incrementa. La quito con sumo cuidado de mi brazo para no despertarla y me siento en el filo de la cama.

Mi cabeza da vueltas, tengo los labios resecos y ardor en la garganta pidió a gritos agua. Estoy desnudo y mi habitación es un conjunto de prendas tiradas, cervezas, cigarrillos, etc.

Me froto la sienes para que el dolor disminuya y me frotó los ojos también para ya no sentirme adormilado.

Mi celular.

Mierda, ¿dónde terminó?

Busco en todas partes y lo encuentro por la pierna desnuda de Via. Se ve graciosa cuando duerme así que le saco una foto. Pero antes le cubrí las tetas con la sábana. Se lo mando por SMS, probablemente me matará después pero valdrá la pena.

Hasta que...

Hoy es miércoles.

Tengo clase.

Y son un cuarto para las ocho.

No, mierda. Voy a llegar tarde.

¿Dónde carajos se ha metido Aiden? Espero que este en su habitación y no se haya ido al departamento de una rubia porque esas son su debilidad.

Voy a su habitación y me percato que —felizmente— está ahí y con la mejor amiga de Via, Jude. Y también está durmiendo con un polo de Aiden o... espera, ese polo es mío. Pongo los ojos en blanco. Aiden debería dejar ese fetiche de no prestar su ropa a las chicas después del sexo. Es una tontería. Dice que puede que le hagan algún tipo de brujería con su perfume. Verifico que no hay botellas vacías de alcohol ni cigarrillos esparcidos por su habitación. Esto de estar cuidándonos mutuamente me hace recordar a cuando éramos pequeños.

Lo despierto sin ninguna delicadeza, pero tiene el sueño tan pesado que sigue manteniendo los ojos cerrados. Vuelvo a intentarlo de forma más agresiva y lo consigo.

—¿Quieres más, eh? —murmura, atrayendo a Jude hacia sí. Yo enarco una ceja—. Admito que no me gustan mucho los polvos mañaneros pero contigo haré una excepción.

Que asco.

—¡Levántate perezoso de mierda! —medio grité y Jude se removió un poco en la cama—. ¡Vamos a llegar tarde a la universidad!

Si amas a alguien (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora