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Landon

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Landon

—¿En dónde carajos estabas? —le pregunté de malas maneras a Aiden.

Eran la cinco de la mañana y recién se aparecía por el departamento. Tenemos clase en dos horas. Lo sé, porque casi me sé de memoria sus horarios.

—Estaba en la habitación de Stacy —respondió en un bostezo—. Y luego…

—Olvídalo, creo que ya me sé la historia y de la que viene —le interrumpí.

Puso los ojos en blanco.

—Esta era diferente —murmuró.

Lo ignoré categóricamente.

—Hoy no haré el desayuno, se me acabaron las ideas —comenté.

—¿Eh? ¿A caso eso se puede? —me miró ceñudo.

—Para mí, si —me eché en el sofá y cerré los ojos.

—Olivia no te dejó dormir, ¿o qué? —se burló.

En mi mente lo miré mal, porque aún seguía teniendo los ojos cerrados.

—Estuvimos estudiando y haciendo tareas de cálculo hasta la una.

—Oh, los responsables.

—Cosa que tú también deberías hacer —le recordé.

Abrió el congelador y sacó una caja de leche que estaba vacía.

—¿Qué? ¿Tan rápido se acabó la leche? —protestó.

—Via y yo somos los culpables —esbocé una pequeña sonrisa.

Masculló una palabrota y tiró la caja a la basura.

—Iré a comprar —avisó.

—¡También compra pan, jamón y queso para derretir! —le grité en cuanto salió rápidamente del departamento.

Aiden compró lo que le pedí y se fue apresuradamente a su cuarto a darse una ducha. Pobre, tendrá que tomar litros de café para que no le venza el sueño en clase.

Para cuando salió, ya estaban listos los panes y el café, que aclarando seguía en la cafetera para que se sirva él. Yo no haré el rol de padre, lo he hecho varias veces. Y también él conmigo, pero más yo.

Aiden salió diez minutos después, sólo vistiendo unos pantalones de franela con una toalla secándose el cabello.

—Oye, ¿has visto a Melanie estos días? —preguntó tan repentinamente, sentándose en el taburete.

—¿A qué viene eso?

—Cuando me estuve bañando, me acordé de ella.

—Joder, deja de ser un pervertido.

Si amas a alguien (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora