Si amas a alguien (pausada)

11

Sara

Aiden me miraba como si no entendiera nada, mientras yo me secaba mis lágrimas.

—¿Qué? —expresó tontamente.

Inspiré hondo.

—Él es mi hermano. Bueno, mi medio hermano —aclaré.

Parpadeó.

—Tú hermano —repitió.

—Si.

—Hermano.

—Mhm.

—Her-ma-no. Hermano. Landon tu medio hermano. Landon siendo una hermano —se pasó una mano por el cabello—. Estoy flipando.

Me removí incómoda.

—Yo también estuve igual que tú cuando me enteré —comenté, con voz queda—. Eso significa que toda mi vida ha sido una mentira.

Aiden cruzó sus ojos grises con los míos.

—¿Desde cuándo lo sabes? —preguntó.

—Hace dos días.

—Tenemos que decírselo a Landon —declaró.

—No —me negué rotundamente—. No puedo decirle… yo… a penas lo estoy procesando. No pensaba que tú eras su amigo. Es decir, ni siquiera pensaba conocerlo.

Aiden suspiró.

—No le quiero ocultar esto, es mi amigo.

—Lo sé —murmuré—. Lo siento.

Hace unas semanas tenía una vida normal, ahora resulta que no soy la primogénita de mi padre. ¿Cómo es que nos estuvieron ocultando esto a mis hermanas y a mi madre? Ni siquiera ellas quieren conocerlo, le odian. Yo si quiero, pero no de esta forma.

—¿Cómo supiste que era tu hermano? —inquirió—. Landon no sabe de ti. Y tú a penas te has enterado.

—Es igualito a él —trague saliva—. A mí padre.

—Joder, y con lo mucho que él lo odia.

Parpadee.

—¿L-lo odia?

—¿Tú que crees? —puntualizó la obviedad.

Puse una mueca.

—Pero estamos hablando de tu padre —añadió—. Bueno, su padre. De ambos, lo que haya hecho él no tiene nada que ver contigo. Además, le caíste bien y eso que a veces es un amargado con la gente.

—Si, hasta que le grité. En mi defensa estaba nerviosa, ¿vale? Me imaginé conocerlo pero no de este modo.

—Encima es mi mejor amigo y que casualidad que vivo con él. El mundo es muy pequeño, ¿eh?