22 (II)

67 2 0
                                    

Landon

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Landon

No supe cómo reaccionar. Ya no recuerdo la primera vez que Aiden me contó a que iban sus pesadillas. De los dos, él siempre fue el más reservado con sus cosas. Siempre tenía otra manera de pensar sobre ello. Por eso ambos habíamos ido donde ese psiquiatra y nos había ayudado. De verdad que lo hizo, por esa razón dejamos de ir.

Solo que, cuando Aiden me lo contó esa noche, ya no creía lo mismo. No me esperaba algo de esa magnitud. Honestamente, esperaba todo lo contrario. Quería que Aiden y yo empezáramos una nueva vida, alejado de nuestros traumas, nos lo merecíamos.

—¿Qué? —fue lo que salió de mi boca.

—Empezó de nuevo hace un mes, no son tan frecuentes, algunas son las mismas. Con Laura y Carlos. Pero ya me da igual. Me da igual ellos.

Como siempre, no supe muy bien cómo actuar.

—¿Tienes otro cigarrillo? Es que me calma la ansiedad.

Negué con la cabeza. Aiden notó de cómo me quedé.

—Eh, todo está bien. En serio. Lo tengo todo controlado.

—Siempre dices eso —repliqué.

—Oye, sabes que no te lo conté para que me digas lo mismo.

—Pero... es que... ¿por qué no me lo dijiste antes?

—¿Habría cambiado algo? —miró a todas partes—. Joder, ahora sí que necesito un cigarrillo.

—Olvídate de los cigarrillos. Estamos hablando de ti. ¿Te compraste algunas de esas pastillas para dormir?

—No las necesito —aseguró.

—¿Cómo no las vas a necesitar? —refuté—. ¿Las dejaste por qué él te dijo que estarías bien?

—Yo sé lo que está bien para mí. Estuve encerrado durante un año. ¿O ya te olvidaste?

—No —contesté—. Y fue por tu bien. Si te tendría que encerrar un año entero de nuevo, lo haría.

Me dio una mirada agria.

—Hace semanas que ya nos las tengo —comunica, arisco—. No tengo porque estar contándotelo todo.

—¿Y a quién más se lo vas a contar? ¿A Sara? —bufé.

Aiden se acercó amenazadoramente a mí.

—No la metas en ella en esto —advirtió.

—¿Por qué no, Aiden? Si ella ya está metida en tu vida.

—Al igual que ella, ¿no? —señaló a Mel con la cabeza, quien se encontraba bebiendo más vodka de cereza. No le presté mucha atención en ese momento porque mi conversación con Aiden era más importante.

Si amas a alguien (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora