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Aiden

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Aiden

La iluminación que sale por la ventana es demasiado molestosa. Quiero seguir durmiendo. No me apetece a enfrentar el mundo. Doy vueltas en la cama quedando boca abajo, con las sábanas tapándome desde la parte de la cintura. No quiero esa inaguantable iluminación que me choca en la cara, quiero decirle a quien sea que está ahí que cierre las estúpidas cortinas y me deje en paz.

Pasan varios minutos en los que trato de conciliar el sueño, pero fracaso. Abro los ojos lentamente hasta que mi vista se acostumbre. Me paso una mano por la cama y me siento recostando la cabecera en la cama. Aún sigo medio dormido, cuando veo una silueta femenina entrando a la habitación.

—¿Sara? —no pude evitar decir.

Cuando más se acerca, la figura capta mayor nitidez.

No es Sara, es Eleanor. Nunca fue ella. Siento un atisbo de decepción en mí.

—Buenos días —murmura, sentándose en la silla que está al lado de la cama.

Aún sigue en pijama de lencería. Yo hecho una ojeada para comprobar si estoy desnudo. Efectivamente, lo estoy.

—Hola —saludé sin mucho ánimo.

—¿Sara? —inquirió sin borrar su sonrisa—. Creí que me habías dicho que nunca te habías enamorado.

Puse los ojos en blanco.

No le pienso hablar de Sara, más es porque no hay nada de qué hablar.

—No mentí —dije.

—Ajá —sacó un cigarro de su mesita de noche y lo encendió. El humo se proyectó por toda la habitación.

—¿Por qué fumas a estas horas de la mañana? Es molesto —opiné.

—Ya es medio día —aclaró—. Fumar me relaja bastante.

—Dímelo en unos cuantos años cuando te diagnostiquen cáncer al pulmón.

—De algo hay que morir, ¿no? —dijo con indiferencia.

Terminó de fumar y apagó el cigarro en el cenicero que estaba en su mesita de noche. Se acomodó al lado mío y puso su cabeza en mi hombro tocándome el pecho con una mano.

—¿Polvo mañanero? —propuso cerca de mis labios.

Aparté la cabeza.

—Me tengo que ir.

—Todavía —me dio un suave beso en los labios—. Hice el desayuno.

—No hay que actuar como si estuviésemos interesados el uno por el otro.

—Un desayuno no significa nada —recalcó.

—Bueno, nadie me lo hace después de follar. Excepto Landon, no malinterpretes eso. Cocina delicioso.

Si amas a alguien (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora