"Si amas a alguien díselo. Incluso si tienes miedo de que no sea lo correcto, incluso si tienes miedo de que pueda generar problemas, incluso si tienes miedo de que pueda acabar con tu vida por completo. Dilo, dilo fuerte... y después verás"
-Mark S...
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Landon
Por fin terminaron los exámenes. Hoy es sábado y lo único que quiero es descansar. Son las doce del mediodía y ni siquiera me he levantado de la cama.
Melanie
—¿No te puedes ir a tu habitación? —le espeté a Neal.
—Estoy aburrido ahí. Además, ¿qué hay de malo en visitar a mi hermana favorita?
—Soy la única hermana que tienes.
—Ya pues, eso.
Suspiré pesadamente.
—¿Por lo menos puedes bajar el volumen a tu ruidosa música? Intento escribir.
Puso los ojos en blanco y me hizo caso.
Landon
Terminé de lavarme los dientes y me dirigí a la cocina donde se encontraba Aiden no se qué escribiendo en su laptop.
—Buenos días —saludé.
—Van a ser la una de la tarde —enarcó una ceja.
—Bueno, lo que sea —agarré la cafetera y me serví café en una taza—. ¿Qué estás haciendo?
—Terminando un informe del bienestar animal.
—¿Para cuándo es? —pregunté.
—Dentro de unos minutos. Ya lo estoy terminando.
Le eché un poco de azúcar al café y comencé a untar aguacate en un pan.
—Oye —me llamó.
—¿Qué? —respondí con la boca llena.
—¿Te gustan los gatos?
—Si, me gusta lo independientes que pueden ser. Me recuerdan a mí.
—Vale, entonces hay que tener un perro.
—¿Qué? —quedé con el pan a medio camino de comérmelo.
—Lo he estado pensando, quiero un perrito.
—Ni hablar —declaré.
Aiden se cruzó de brazos.
—No eres el único que vive aquí.
—Pero tengo más voto.
—¿Y quién te lo da? ¿El espíritu santo? —enarcó una ceja.
Puse los ojos en blanco.
—No vamos a tener un perro aquí. El departamento no es tan grande. Además, a las justas sabemos cuidar de nosotros mismos como para estar cuidando a otro ser vivo.
