"Si amas a alguien díselo. Incluso si tienes miedo de que no sea lo correcto, incluso si tienes miedo de que pueda generar problemas, incluso si tienes miedo de que pueda acabar con tu vida por completo. Dilo, dilo fuerte... y después verás"
-Mark S...
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Landon
Me encontraba en la biblioteca de la universidad. Estoy buscando un libro de cálculo III para emplear más mis conocimientos sobre ese tema. Muy pronto se vendrán los exámenes y quiero hacerlo lo mejor que pueda. Cálculo es un curso al que tienes que estar muy pendiente porque no es nada fácil. No puedes compararlo con una simple ecuación matemática.
Mientras buscaba en la sección F del segundo piso de la biblioteca, me fije que una chica estaba teniendo problemas para conseguir un libro que estaba un poco más alto que yo. Parecía una niña pequeña saltando para poder atraparlo.
Me acerqué a ella y estiré mi mano para alcanzar el libro con normalidad. La chica se me quedó viendo por unos segundos, acto seguido, sus mejillas se le pusieron rojas. Le extendí el libro que tenía en la mano.
Era muy linda, su cabello es de un marrón rojizo y sus ojos son azules grisáceos. Tiene algunas pecas alrededor de la nariz.
—Gracias —murmuró.
—Para cosas como estas es útil utilizar las escaleras —puntualicé.
—Lo sé, pero alguien se me adelantó y no tenía mucho tiempo para esperar.
—Entiendo —asentí comprensivo y traté de leer el título del libro—. ¿Estudias algo que tenga que ver con letras?
Quería sacar un tema de conversación.
—Sí, así es. Literatura inglesa —sus ojos brillaron al decirlo—. ¿Y tú?
Jamás había visto unos ojos que me dejarán hipnotizados como los que tenía ella. ¿Era posible eso? Es como si tuvieran un campo magnético en el que no podía ni desviar la mirada. Yo jamás había creído en el amor a primera vista. De hecho, nunca me había enamorado de alguien. Pero si sabía lo que era atracción. Y me sentía bastante atraído en ese momento.
Es por eso que no pude evitar lo que dije a continuación:
—Que linda.
Ella parpadeó.
—¿Eh?
¿Lo pensé o lo dije en voz alta?
Mis mejillas se encendieron. Ni siquiera quiero taparlas porque estoy muy avergonzado. Ella solo me sonreía claramente confundida y divertida.
—Digo... ejem... que linda carrera —tragué saliva, nervioso—. Estudio geología.
—Oh, esa es una carrera hermosa —opinó—. Un primo mío es licenciado en geología.
—Que bueno, si nos volvemos a encontrar espero que me pases el dato para conseguir prácticas.
—Estamos en la misma universidad, no tengas dudas de eso —esbozó una sonrisa—. Bueno, me tengo que ir. Gracias por el libro.
