Sueños de Papel

Desdichado y afortunado

—¿Qué pasó? ¿Cómo te fue? ¿Por qué lloras? —me dice mi hermana mediante señas. Varias veces le he dicho que yo puedo leer los labios y entender lo que me están diciendo; pero ella insiste en que lo hace porque quiere.

—Nada —le respondo con una seña, pero mi expresión facial delata que miento.

—Dime qué pasó, ¿se lo dijiste?... Soy tu hermana, estoy aquí para ayudarte, dime por favor —me dice con señas después de levantarme la cabeza y obligarme a hacerle caso.

—El mundo es injusto, la vida es una mierd... quiero desaparecer —La rabia y el dolor me consumen por dentro.

—No digas eso por favor —Ahora es mi hermana quien llora, incluso más que yo—. No importa si ella no te quiere, yo te quiero, todos en la familia te queremos, tienes muchos amigos, no tienes por qué deprimirte.

—Pero me duele, mucho —Hago una pausa en las señas para secarme las lágrimas que ya corren sin que yo pueda controlarlas—. Yo sé que no me quieren porque soy sordo, ¿qué creen? ¿Que a mí me gusta ser así? ¿Que yo lo quise? No, es algo que me tocó y que lamentablemente no puedo cambiar, es injusto que yo no tenga derecho al amor por eso, que me traten como a un bicho raro.

—Te lo he dicho muchas veces, tu valor como persona no depende de que tres o cuatro chicas tontas que no saben nada de la vida te rechacen porque eres sordo.

—Creo que nunca voy a saber qué se siente que alguien se enmamore de mí.

—Yo sé que sí —Se pone frente a mí y deja de hacer señar, ahora habla y yo leo sus labios—. Los que no saben qué es el amor son esos que no pueden ver más allá, los que no tienen corazón. Un día va a llegar alguien a tu vida que te va a querer porque va a conocer la increíble persona que hay dentro ti, y le dará igual todo lo demás, sabrás lo que es estar completamente seguro de que te quieren de una forma pura y desinteresada, considérate afortunado.