Hacer el amor

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Percibo su aliento en mi cuello mientras me abraza por detrás. La peli nos da un poco igual, solo nos dejamos llevar por este momento un tanto especial, es que es la primera vez que estamos así, en modo... íntimo.

—Esto es un coñazo, vamos a ver otra cosa —me dice mientras se para y va hacia la TV.

Me sorprende ver que pone música, una canción de reguetón bastante sexual y atrevida (de esas que para nada nos gustan).

—¿Pero y ahora que te ha dado? ¿Qué es eso? —le digo entre risas.

—Nada, que tengo ganas de bailar, dale ven —me dice con una sonrisa.

—Espera... ¿estás borracho o qué? —le pregunto a modo de broma. Es que me parece muy raro todo, a él nunca le ha gustado mucho bailar, y menos todavía reguetón.

Me da un tímido beso y me saca de la cama. Me agarra por la cintura y comenzamos a bailar a solas. Pone todo su empeño en hacerlo bien, no tengo ni idea de que está tratando de demostrar con esto, pero me divierte y a la vez me da... calor. Es único ese momento, solo existimos él, yo, ese tonto baile y nuestras risas.

—Estás loco —le digo riéndome mientras trato de volver a la cama.

—Ah… ¿loco? —luego de decir eso me agarra por una mano y me arrincona contra la pared.

—Me dijiste que no querías hacer ¨eso¨ hoy, pero no dijiste nada de que no querías bailar —me susurra al oído.

Lo conozco muy bien. Solo quiere hacer que me ría, sabe que así me conquista, y como tenemos plena confianza dice cosas de ese tipo, pero de ahí no pasan sus intenciones.

Si él quiere jugar, yo más todavía. Con un brusco movimiento me zafo y ahora soy yo la que lo tiene atrapado, por supuesto que él se deja, estaba deseando que yo hiciera eso.

—Aquí se hace lo que yo diga señorito… ¿y si soy yo la que termina abusando de ti eh? —le digo yo, retándolo un poco.

Esto es raro, es… cursi y hot a la vez. Si cree que puede jugar más pesado que yo está completamente equivocado, de pronto se me ocurre algo... así sin pensarlo le doy una nalgada con todas mis fuerzas, sin compasión.

—¡Ay! Oye así no, así no —dice mientras hace falsos gestos de dolor y se tira en la cama.

Me entra la risa tonta, es que no sé... con él soy así tan libre de hacer lo que quiera sin sentirme incómoda, es como jugar conmigo misma, no hay tabúes ni penas de ningún tipo.

—¿Te dolió? —le pregunto así como burlándome un poco.

—No no no, casi nada.

Me mira con un ojo abierto y otro cerrado, estando todavía tirado en la cama, fingiendo estar molesto. Es tan bobo, esa inocencia es la que hace que me sienta a gusto a su lado, tanto que puede que tenga deseos de... ¿hacerlo? No sé bien, pero quiero ir un paso más allá.

—Si quieres te lo puedo compensar… mira, tengo una idea que a mí me haría reír muchísimo.

—¿Qué? Dime a ver.

—Mira… me quito el short y la blusa si tú te los pones y me dejas tirarte unas fotos vestido de mujer… ¿qué me dices? —es lo que se me ocurre, en serio sería gracioso hacer esas fotos, y bueno... también me da un poco de morbo que me vea en ropa interior.

—Por mí perfecto, si crees que me va a dar pena vestirme de mujer estás loca —dice e inmediatamente empieza a quitarse la camisa.

Se le nota que está ansioso por verme con poca ropa, y yo con ganas pero con un poco de nervios también, va a ser la primera vez que dejo que un hombre me vea así.

Me quito la blusa y se la tiro a la cara. Él lo está disfrutando, no puede disimularlo. Trata de apartar la mirada pero en un milisegundo tiene que volver a posar sus ojos en mis pechos. Hasta parece que le da pena. Yo sé que antes solo estaba jugando. Ahora que piensa que la situación puede llegar a algo serio de verdad… se acongoja un poco.

—Eres mi novio, no te voy a regañar por mirarme —no puedo evitar burlarme un poco.

Pienso que él debe sentir varias cosas en este momento… deseo, pena, amor, vergüenza, ganas de tirarse encima de mí... de todo un poco.

Se queda mirándome con disimulo hasta que bajo mi short, entonces sí que no aparta su vista de mis caderas, se queda embobado observando mi zona cero.

Me encanta que me haga sentir sexy cuando en realidad sé que no lo soy. Él siguió con el juego. No dudó en vestirse con mi ropa, y yo no dudé en mirarlo, por supuesto.

Bueno… y hasta aquí mi primera vez, ¿esperaban otra cosa? Es que según yo, hay otras maneras de llegar a esa intimidad con alguien, y no sé, creo que esos momentos tan tontos, pero a la vez mágicos... también pueden ser considerados como hacer el amor.

Sueños de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora