—¿Por qué no viene ningún príncipe a rescatarme?... ¿no se supone que todo cuento tiene un final feliz? —le preguntó la solitaria princesa al dragón, después de años esperando a un pretendiente que no acababa de llegar.
—No te desesperes princesa, tu hechizo dice que un día encontrarás el amor verdadero, en algún momento aparecerá, solo tienes que abrir tu mente, pero no lo busques con los ojos, usa tu corazón para encontrarlo, tu alma será la que te dará la señal. Ten en cuenta algo, tal vez lo que buscas no es necesariamente un caballero de espada reluciente, cabellera rubia y bello corcel —le replicó tranquilamente el dragón.
—¿Tú me dejarías libre para irme en busca de mi amado si quisiese?
—Siempre lo has sabido, tienes la libertad de irte cuando desees, no te detendré.
—¿Sabes por qué no me he marchado a pesar de que sé que puedo?... es que ya no quiero un príncipe, yo no necesito que nadie me salve de ti, llevo años quejándome en vano, ahora me doy cuenta de que tú me has cuidado como nadie, me has resguardado, tienes una forma de pensar que es única, me he dado cuenta por cómo hablas y los consejos que me das, nunca me has impedido irme… tú no eres una bestia… dragón…. mi príncipe eres tú.
Aquel enorme dragón pegó un terrible alarido, se alzó sobre dos patas y daba vueltas sobre sí mismo… se estaba volviendo pequeño, cada vez más y más pequeño… se estaba transformando. El hechizo se estaba deshaciendo porque la princesa lo había descifrado. Cuando terminó aquella metamorfosis, quedó ahí en el suelo, era él. Era el príncipe.
Había una vez una princesa que encontró a su príncipe donde menos lo esperaba.
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Sueños de Papel
RandomSueños que salen volando como avioncillos... se alejan, algunos se rompen... los hay que cambian de forma, a veces las líneas que están escritas en ellos cambian a medio vuelo, algunos se quedan dando vueltas para siempre alrededor de tu cabeza, otr...