Capítulo III

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107.—Él es Wang Y.

Habían transcurrido alrededor de dos semanas desde que Plann era mi ayudante y fotógrafo a la vez, era alguien agradable tenía que admitirlo.

—Joven Mean, el día de hoy tiene dos entrevistas en la torre...

—Cancelalas ahora mismo. —Dije levantandome de mi asiento y recogiendo mis documentos.

—Pero, su padre me ha encargado que verifique todas sus citas, él quiere que asista sin falta alguna.

—Plann, ¿es que acaso no escuchó? No tengo tiempo para esas entrevistas, ahora mismo debo ir a un lugar importante, no me interesa lo que mi padre diga.

Él suspiró y me retiré apresuradamente, tenía que ver a mi madre, hacía unos días que estaba internada en el hospital, tuvo una caída en casa y su recuperación era lenta pero a mi padre no parecía importarle en absoluto. Era incómodo estar en hospitales, pero solo por el hecho de que mi madre estaba aquí, entré.

Subí por el ascensor al tercer piso y finalmente llegué al consultorio, justamente un enfermero iba saliendo. —Disculpe, ¿cómo se encuentra mi mamá?

—No se preocupe, ella está mucho mejor, si sigue así podremos darle de alta en un mes. —Me dedicó una ligera sonrisa y miré su gafete "Wang Y."

Muchas gracias. —Hice una reverencia y entré, ella estaba durmiendo, tenía un brazo vendado y algunos golpes en la cara, se veía demacrada. Acaricié sus pálidas mejillas mientras me sentaba a su lado en un banco de madera, estuve ahí aproximadamente dos horas pero decidí marcharme, ya que nunca despertó. Al volver al edificio podía deducir lo que pasaría a continuación, mi padre estaría esperandome para regañarme por haber cancelado las entrevistas.

—¿Dónde estuviste? ¿Sabes cuántas veces te llamé? —Su mirada fulminante me persiguió por todo el pasillo.

—Lo sé. —Suspiré. —Pero es increíble que no te preocupes por tu esposa. —Me volví hacia él. —Me pregunto si aún eres el mismo hombre que conocí, te has vuelto indiferente padre. —Solté y vi como apretaba sus puños. —Sé que enfada y duele que tu propio hijo te tenga que decir la verdad de las cosas pero, date cuenta, no eres el mismo y soy yo quien se decepciona. —Le di la espalda pero no logré entrar a mi oficina.

—¿Sabes que he despedido a Plann? —Alzó la voz evadiendo todo lo que le dije.—Es la persona que menos ha durado en este lugar, no sabe realizar su trabajo, claramente le dije que verificara que asistieras a tus citas pero, te dejó ir. —Rió con cinismo. —Qué fácil fue para él.

—Yo fui quien no le permitió hacer bien el trabajo, ¿cómo te atreves a despidirlos por la más mínima cosa? Este no es al primero que corres.

—Correcto Mean, y si sigues así tú también estarás fuera de todo esto y te prometo que entonces rogarás por volver a casa para disfrutar de los lujos que ahora tienes. —La crueldad de sus palabras me hacían detestarlo más, no entendía donde había quedado el padre que creí que era.

—Muy bien, pues no sé qué es lo que esperas. Familia ya no tienes. —Dije molesto. —¡Estoy harto de todo, de ti!—Alcé la voz. —¡¡¡Renuncio!!! Espero que haya un mejor modelo para tu empresa y que me reemplace bien. —Comencé a caminar en dirección opuesta.

—¡Detente Mean! —Podía escuchar sus gritos. —¡¡Dije que te detengas!! —Caminé más a prisa y finalmente entré al ascensor, por un instante me sentí libre, no sabía lo que me esperaba allá afuera, no podría volver a casa, y mis bolsillos no tenían suficiente dinero.

Para el colmo el clima estaba helando, recorrí calles sin ir a una dirección en concreto, estaba agotado pero no me detendría hasta encontrar un hotel barato. Entré a una tienda y compré una bebida.

—Creí que tenías un auto. —Una voz conocida apareció de pronto, y al voltear estaba Plann ahí, sentado en una banca.

—¿Cuánto tiempo llevas viéndome? —Me senté a su lado, comenzando a beber.

—Te vi desde que llegaste, fue un día largo ¿he? —Sonreí levemente.

—He renunciado a mi trabajo y ahora solo quiero llegar a algún hotel. —Respondí tratando de desahogarme.

—El hotel más cercano queda a una hora. —Solo escuchar su respuesta suspiré sin ganas de volver a caminar. —¿Por qué no tomas un taxi? —Señaló a los que estaban estacionados en la esquina de la calle.

—No tengo suficiente dinero.

—Vaya. —Dejó de lado lo que se estaba comiendo. —¿Entonces cómo pudiste renunciar a tu trabajo tan fácil?

—No soporto más mi vida, no a este paso. —Dije dando otro trago a mi bebida, solo no quería seguir hablando.

—Puedo ayudarte...

ELIGEME ¦ MeanPlann ¦ Temp. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora