ELIGEME ¦ MeanPlann ¦ Temp. 1

Capítulo XXIV

86.—Huyendo

Anoche no pude decirle la verdad a Plann, él no me evitaba por el beso, pues ni siquiera sabía que fui yo quien lo besó. Me contó lo que había pasado con Hwan, pero en el fondo sabía que algo más le estaba ocurriendo y no me lo dijo.

Eran alrededor de las 12:30 PM y mi padre me dió el día libre ya que no tenía ninguna cita, mientras que Yilin se había tenido que quedar en mi oficina ordenando documentos. El clima era fresco, subí al auto y conduje a una plaza cercana para beber algo refrescante.

Entré al estacionamiento y fui a una de las cafeterías a las que solía venir cuando recién comenzaba a trabajar en la empresa. Crucé varios pasillos repletos de gente hasta llegar a un local, donde ordené mi bebida, a los segundos sintiendo una mirada, la misma sensación que en la fiesta y guardé calma, tenía muchas fans en los últimos días asique no me extrañaría que fuera una de ellas, esperé paciente mi té helado y volví al estacionamiento bebiendo con tranquilidad, cosa que desapareció de un instante a otro cuando a mitad del camino escuché las pisadas de alguien más detrás de mí, voltee enseguida, pero el sonido se apagó y no había nadie.

¿Pudo haber sido mi imaginación?

Estuve por abrir el auto cuando alguien me acorraló con fuerza contra este, presionando y lastimandome la cara.

—¿Por qué te interesa Plann? ¿Por qué no dejas de molestarlo? ¿Creés qué soy idiota? —Susurró, como no queriendo que descubriera su voz, me alteré demasiado, estaba asustado y quería safarme pero era muy fuerte, asique le dí una patada, escuchando como se quejaba. —¡Idiota! —Maldijo, agachandose del dolor y comencé a correr, huyendo de ahí, buscando una salida. En ese instante no pensé en nada, mi mente estaba en blanco y las ideas de posibles opciones de escape se habían desvanecido.—¡Detente! —Gritó y el eco se extendió en todo el estacionamiento, haciendome temblar, resbalé cerca de la primera salida, por suerte llegando a la calle con mayor rapidez.

—¿S-Se encuentra bien? —Un hombre intentó ayudarme.

No Mean, no dejes que te ayude.
Corre, él no podrá hacer nada por ti. ¡Solo huye!

Corrí y corrí, tratando de perderme entre la multitud, solté un suspiro para poder seguir, estaba agotado, entonces tomé un taxi a prisa, subiendo e indicándole que me llevara a casa. Mientras nos alejabamos de ahí me sentí aliviado y busqué mi celular para avisarle a mi familia lo que había ocurrido, pero me di cuenta que no lo traía.

¡RAYOS!

Durante todo el camino miré por el retrovisor, vigilando que nadie nos siguiese, simplemente estaba asustado, temía que algo peor ocurriera y traté de recordar la voz de esa persona, pero fue imposible adivinar de quién se trataba.

Transcurrieron alrededor de veinte minutos, el taxi me dejó fuera de mi calle, ya que era privada, las enormes rejas no permitían su paso, intenté caminar rápido hacia la entrada, el taxi se perdió en la siguiente calle, saqué las llaves y por el nerviosismo del momento se me cayeron al suelo.

El rechinido de unas llantas sonó a la distancia, no recuerdo mucho, solo un inmenso dolor invadió mi cabeza cuando fui azotado contra la puerta de fierro, siendo cegado en un segundo...