Capítulo IV

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106.—Un buen gesto.

Día 4.
Plann lleva más de medio año viviendo solo, en un apartamento en el segundo piso de un edificio, es cómodo, siempre lo mantiene limpio y ordenado.

—La renta no es algo con lo que tenga lidiar. —Comenta mientras me sirve un vaso de jugo. —Soy amable porque mi mamá siempre me enseñó a serlo. —Sonrio por sus palabras, pues mi mamá también me enseñó eso, y el padre que hoy siento como un desconocido lo creí toda mi vida el mejor del mundo, me pregunto ¿qué lo ha vuelto indiferente? —Sé que te estoy pidiendo la mitad de renta como pago por quedarte aquí, pero si no consigues un trabajo pronto puedo esperar. —Sonrió causandome más confianza.

—Lo agradezco mucho, eres la única persona que conozco. —Me atrevo a decir. —Nunca he sido una persona tan abierta con la gente.

—No lo pareciera Mean, hasta ahora has conversado conmigo como si fueras muy sociable, debo admitir que los días que trabajé contigo me diste un poco de miedo.

Río Inevitablemente por su comentario. —Lo sé, a veces soy tan serio que causo esa sensación.

Miró su reloj. —Debo irme a trabajar, si necesitas algo no dudes en llamar, por cierto, he dejado unos periódicos en la barra de la cocina, seguramente encuentres un trabajo accesible ahí. —Ha tomado su mochila saliendo a prisa, escucho ese portazo como señal de que se ha ido. Nunca imaginé que podría convivir tan bien con una persona, Plann no es el tipo de chico que desagrada. He recogido los platos y vasos para lavarlos, lo menos que puedo hacer por ahora es eso, limpieza.

No ha sido tan fácil adaptarme a este cambio, mi partida ha sido tan repentina, tan descuidada, no traje siquiera un cambio de ropa extra, no traje conmigo nada y seguramente mi padre ya ha empezado a tirar mis cosas, no cabe duda. No sé cómo pudo ser un hombre completamente diferente de la noche a la mañana, al terminar de limpiar el departamento he tomado los periódicos que Plann me indicó.

A cada página que leo siento que pierdo el tiempo, nada llama mi atención y mucho menos sabiendo que el pago será extremadamente poco, nunca había experimentado esto hasta hoy, finalmente, luego de revisar casi cinco periódicos he encontrado uno que llamó mi atención al instante, no estaría mal conseguir nuevamente un trabajo de modelo, una pequeña empresa busca a uno y el pago varía. Sonrio inevitablemente y al instante marco el número telefónico.

El tiempo corrió.
Miré el reloj por encima de mi hombro, aquel colgado sobre la pared de la sala, eran cerca de las ocho de la noche y tenía la corazonada de que me aceptarían en el trabajo al que llamé por la tarde, una alarma comenzó a sonar y supe que las galletas que hornee ya estaban listas, las saqué y por primera vez había logrado que quedaran perfectas. Tenía mucho que contarle hoy a Plann, pero me cansé muy pronto de esperarlo, la última vez que vi el reloj eran las once y media, me fui a mi habitación tumbandome en la cama.

12:15 AM.

Desperté por un ruido proviniente de la entrada, me asomé adormilado sin abrir del todo la puerta de mi habitación y entonces me encontré con un Plann ebrio, siendo guiado por un chico, este era más alto que él, delgado.

—Vamos Plann, camina por ti mismo. —Dijo casi en un susurro.

—No quiero. —Vi como rodeó su cuello con ambas manos, se detuvieron en la sala. —Quiero dormir esta noche a tu lado. —Apenas logré escuchar y me sentí apenado por estar viéndolos, no quería entrometerme.

—Cariño, ¿podría ser otro día? Mañana tengo trabajo a las seis.

—No me importa, puedes faltar. —Lo abrazó y besó, entonces fue suficiente para que cerrara la puerta y dejara de mirar lo que no debía, asique ¿Plann era homosexual?

Tuve insomnio y a la mañana siguiente cuando salí de mi habitación Plann ya estaba en el comedor comiéndose las galletas que preparé la noche anterior.

—Buenos días joven.

—Hola Plann. —Me senté frente a él, me sentía exhausto, casi un zombie.

—Lamento no haberte dicho que llegaría hasta tarde. —Sonrió bebiendo una taza de café. —Estas galletas están deliciosas, ¿dónde aprendiste a hacerlas?

—Es receta de mi abuela, justo ayer me quedaron perfectas. —Sonrio comenzando a tomar el desayuno.

—Mean, necesito contarte algo. —Se puso serio causándome nervios. —Lamento no habértelo dicho antes pero ahora veo muy necesario hacerlo, tengo una relación.

En cuanto lo escuché comencé a beber  mi café.

—Soy homosexual, espero que eso no te sea incómodo.

Me ahogué con el café y luego me disculpé pues sentí que fue como haberme quejado sin decir nada, Plann era tan sincero.

—Oh, no no, para nada me molesta. —Sonreí nervioso. —Está bien Plann, es tu vida, no tenías que contarlo en realidad.

—Lo digo porque posiblemente mi novio venga frecuentemente. —Asentí dando una mordida a las galletas.

—Me parece bien, igual comenzaré a trabajar pronto asique creo que solo te veré de vez en cuando durante el día. —Traté de hacer que no se sintiera incómodo, claro, el incómodo aquí era yo.

ELIGEME ¦ MeanPlann ¦ Temp. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora