Capitulo 4 La amenaza Sangrienta

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<<Bien, quiero detalles sobre ese caso, no podemos dejar que los periodistas hagan de las suyas>>

El jefe del Cuerpo Técnico de Policía Judicial; mejor conocido como la PTJ (Policía Técnico Judicial). El Comisario General Víctor Amram estuvo caminando por la sede rumbo a su oficina mientras su mano derecha Patrick estuvo anotando en su típico cuaderno todo lo que el Comisario redactaba. <<Entonces, cada vez que lleguen los periodistas de Venevision, Televen, globovisión o VTV y toda esa mierda>> Mientras camina alza las manos en modo de fastidio, maldiciendo y al mismo tiempo dando una pausa. <<Diles que no estamos para preguntas>>

Llega a su oficina y se sienta en su silla giratoria de cuero; el piso de cerámica fina color marrón claro, a la derecha un Dispensador de agua 1.60, recargado por un botellón de 20 litros, al lado un estante con unos 8 libros, teniendo un retrato de su familia colgado en la pared forrada de papel tapiz. A la izquierda un perchero de madera resistente con 5 colgantes para sombreros y una cajonera de color gris con 4 puertas y todas con llave.

En el fondo su escritorio de madera fina, con dos gavetas, encima de ello teniendo un teléfono local inalámbrico de la telefonía movistar color negro en su lado izquierdo, y una lámpara de noche en el derecho. La ventana; unas persianas elegantes color negro, con un solo tirón de la cinta se ve la hermosa ciudad de caracas como los niños juegan con sus metras o al avión sin que nadie los moleste pero donde hay luz, también hay oscuridad.

Al escuchar aquello; el teniente Patrick agarra un vaso y se sirve un buen trago de agua fría, tomándoselo lentamente ve al comisario un poco intrigado, las ocho yemas de sus cuatro dedos dando movimientos circulares en los lados izquierdo y derecho de su frente, más que nadie sabe que ese tipo de gesto es una señal que quiere estar a solas. <<¿Alguna otra cosa que necesite, comisario?>> preguntó con tono serio <<No, solo llama a Tyson y dile que lo quiero en la guardia de la noche. Yo me encargo de lo demás>> Sin más, se retiró de la oficina.

El comisario coloca el maletín en su escritorio, lo abre y saca la laptop colocándola al lado del teléfono, baja su maletín y arrastra la laptop hacia él. La enciende y mientras hace todo el proceso de encender saca de su bolsillo izquierdo un pendrive color negro con rojo, ya teniendo la laptop encendida inserta el pendrive y abre una de tantas carpetas de archivos con nombre "Caso del 29/10" <<Bien>> Humedece sus labios y acariciando su barba revisa cada foto, video y audio del caso de Christian o como lo llamaban en la sede: "El caso del 29/10".

Las fotos eran abrumadoras, perturbantes y sangrientas; el cuerpo de la víctima en posición de Jesucristo con los ojos hacia arriba y con agujeros en el pecho, y en sus piernas, las tripas esparcidas, algunos restos de la carne no estaban. Su frente llena de sudor, fue en busca de agua para calmar lo que debía esconder a los vecinos, a los periodistas por parte de la sede; no era extraño que el cuerpo de homicidios no tenga algunas partes, tal vez unos perros hambrientos hayan aprovechado y se lo comerían sin vacilar sin duda alguna, o los zamuros en la madrugada abriendo la bolsa.

Pero esto es algo más grotesco que la mayoría de las veces, antes se veía en la basura, y solo eran viejos vagabundos que después de la bebida y una dosis de cocaína, ¿si no fueran los cuerpos de los vagabundos? También eran el de los drogadictos. Volviendo a su asiento, abre el gavetero izquierdo del escritorio sacando unos audífonos alámbricos pero antes de colocárselos, es interrumpido por el toque de la puerta.

<<Señor, disculpe si lo molesto. Pero debe venir a ver>> Era Patrick con una preocupación en su voz << ¿Qué significa eso teniente? ¿Qué hay afuera?>> le pregunta mientras coloca los audífonos en el escritorio. <<No que señor, sino quien, dice que es para usted >>

El barrio chinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora