El barrio chino

Capitulo 10 - Todo ha cambiado

Lluvia, fría y refrescante lluvia. Así estuvo el día en que el comisario Víctor y sus agentes perdieron la batalla y la guerra una fuerte llovizna arrebató todas sus esperanzas. Las nubes grises abundan por toda Caracas y las calles se han vuelto aún más peligrosas que antes, el hampa Kraken estuvo robando carros y motos ajenas de todo aquel que pasara.

El amor, la virtud y la esperanza se ha perdido. Hasta el día de hoy las manifestaciones han aumentado, ochenta heridos, todos los hospitales llenos de inocentes que han sido víctimas del hampa y de la mafia. 120 homicidios y contando, las personas desaparecen y a la mañana siguiente aparecen muertas sin ningún rastro de sus tripas. Varios asesinos, psicópatas y violadores han escapado de las prisiones más peligrosas gracias a Tino.

Desde el día de la explosión en el almacén de la cota 905 nadie ha sabido de él, unos dicen que ha muerto otros que escapó. Pero, eso no es todo lo que ha pasado en esta cuarentena que ya ha pasado un año y 3 meses.

Eros, caminando por aquel callejón peligroso cinco matones lo rodearon junto con sus pitbulls. Alza la mirada al cielo y uno de los zamuros que estuvo en la banda se desaparece para volar alrededor de la tragedia nuevamente se unió a su grupo supo que aquel día no tuvo que llevarse las evidencias, no tenía que decirle a Tyson sobre la verdad de Tino ahora se convirtió en el más buscado por robo policial.

<<Vaya, mira lo que nos trajo el viento, carne fresca>> Dice uno de los matones, un hombre de 30 años piel morena sin camisa y sus pantalones rotos por las rodillas.

<<No quiero problemas>> Advierte Eros con frialdad en su voz.

<<¡Oh! Pero ahora te los buscaste>> Comenta uno de los hombres que se encuentra atrás de él, con un bate en la mano.

<<Dejen al muchacho en paz>> Una voz masculina ya mayor hace que se dispersen. Al ver a su padre no lo extrañaría del todo que regresaría tarde o temprano con los Zamuros de La Ceiba.

Eros avanza y los perros gruñen y lanzan ataques bajos pero no muestra temor alguno. Esteban al voltearse observa el dibujo de la chaqueta de cuero, un zamuro alzando sus alas y teniendo como nombre Wing en el ala izquierda, of en el pecho, Steel en la derecha; Wing Of Steel: "Ala de acero." Subiendo unas 20 escaleras llegan a una casa hecha de bloque una estructura angosta con tres ventanas una platabanda cubierta por un techo de lámina.

Al entrar, una sala pequeña y varios perros pitbulls y dobbermans les dieron la bienvenida, algunos recibieron a Eros con alegría otros a duras penas lo vieron, solo Esteban es el líder de la manada. Un mestizo reposando en aquel mueble dañado no se movió, no escucha, no ve, teniendo 10 años siendo el perro más viejo de la casa. Esteban abre uno de los cajones de la mesa de noche sacando una caja de cigarrillos.

<<¿Quieres?>> Le pregunta teniendo uno en los labios.

<<Por favor, lo necesito>> le suplica y su padre le extiende uno de ellos junto con el encendedor. Lo recibe se lleva el cigarro a la boca y encendiéndolo le pasa el encendedor a Esteban.

Durante 5 minutos de silencio, una taza de café no caería mal, Esteban montó el agua mientras que Eros coloca su bolso en el cuarto, observa aquella máquina de escribir envuelta en una bolsa blanca, sonríe al recordar los buenos momentos que vivió junto con su madre al escribir grandes poemas y practicando para ser un gran periodista.

<<Hijo ven a buscar el café>> El llamado de su padre lo saca de sus pensamientos.

<<Voy>> Responde.

Al llegar a la sala, los perros estuvieron comiendo gustosamente en sus platos, teniendo sus nombres plasmados en ellas. Ve al mesón y agarra su taza de café junto con el pan lo remoja un poco y se lo lleva a su boca. Un poco de café chorrea en su barbilla Esteban suelta una carcajada Eros frunce el ceño pero luego se une riéndose también.