Capítulo 8 parte 1- Hienas en el acecho

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Eros, Keyla y Gabriel salieron del hospital, ya aliviados por las noticias del doctor, esta noche deberían darle de alta a Tyson y a Rodrigo para así mañana buscarlos temprano. Gabriel se ofreció en llevarlos pero Keyla le dice que ya llamó a alguien para recogerlos, sabiendo que eso no es verdad, Gabriel se retira en su patrulla policíaca. Eros, con gesto de desagrado le comenta:

<<Hubiéramos estado en casa muy pronto y lo sabes ¿Verdad?>>

<<No seas tan maricón, y divirtámonos un poco hermanito>> Eros sonríe al escuchar eso último.

<<Tenias tiempo que no me decías así>>

<<Solo por hoy, no te emociones>>

Lo golpea en el hombro y se ríen a carcajadas. Caminaron a dirección contraria, donde los flamencos y las guacamayas los vieron extrañados, y ellos solo los saludaron alzando la mano y moverla de lado a lado, con una gran sonrisa en su rostro claro. Mientras llegan a las residencias de El llanito Keyla le comenta a Eros sobre todo lo que ha pasado desde el momento en que estuvo preso y la unión con los Fénix del Torre.

<<Fue hace tres años, Eros. No tenía dinero para pagar el semestre de la Universidad, estaba en la bancarrota, cada día metía currículo en trabajos simples y siempre escuchaba la típica excusa, la hija de puta excusa: Te llamamos. >> Silencio, aunque Keyla no quería llorar, las lágrimas aparecieron solas, los recuerdos de una meta no alcanzada hicieron su aparición. Luego continuó relatando.

<<Llamaba a los números telefónicos que se encontraban en el periódico y nadie me contestó.

"Si, ¿Hola? Soy Keyla Ramírez esto..." Cuelgan

"Oh sí, sí emmm ¿el lunes? ¿No? Ok, entiendo...Pero si quie... ¿Hola?" Cuelgan

"Si, quisiera...Oh... ¿No acepta a menores de edad? Ok, entiendo...Gracias"

Y aunque lo intentaba, siempre me decían no se aceptan menores de edad, o nada de bachiller no necesitamos gente de poca experiencia sino de alta categoría en el trabajo alguien con disciplina, ya preparada>> Suspira. <<Hasta que cinco días después... Me llegó esa llamada>>

Suena teléfono.

<<¿Hola?>> Contesta de mala gana.

<<¿Es Keyla Ramírez?>> Pregunta un hombre ya casi mayor unos 40 años más o menos <<Depende de quien lo pregunte>> Responde desafiante frunciendo el ceño.

<<Me presento, soy Joe Hernández Creo que ya me conoces querida>> Al escuchar la voz primeramente se le hizo familiar pero luego al escuchar el nombre arrugó la frente y preguntó con curiosidad.

<<Si claro, ¿cómo has estado Joe? ¿Qué necesita?>>

<<Muy bien gracias a Dios querida. Escuché que no tenías trabajo>> Responde con más curiosidad aún.

<<Aún no tengo>> Responde con desanimo en su voz.

<<Te recomiendo que vengas al Torre y trabajes para mí, solo será por un mes, a ver cómo te resulta ¿si te da? Puedes quedarte>>

Aquella propuesta fue música para sus oídos una melodía que resuena por los tímpanos y bailan sin cesar. Emocionada titubea y después de tomar una bocanada de aire. Pregunta.

<<¿Qué debo hacer?>>

<<Ven y lo verás por ti misma>>

Y así fue, trabajé tarde y noche, cargando y descargando droga, vendiéndola como pan caliente, cuidándome con tan solo no me pillara la guardia nacional, o la policía hasta que Joe negoció con algunos policías corruptos y nos dejaron tranquilos pero con los guardias nacionales fueron muy duros para chantajearlos.

El barrio chinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora