Capítulo 6 Parte 3- La visita inesperada

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Barrio El Torre.

Nos acercamos a la Redoma, la zona más peligrosa y suicida que puede haber en la barriada. Por el camino nos conseguimos con varios niños drogados, de 9 a 12 años siendo títeres del hampa, unos que otros con una M9B escondidas en su cintura, otros fumando cigarrillos robando en varios kioscos recibiendo la merca mañanera, besando los verdes que ni un mero esfuerzo se lo han ganado pero ellos piensan que es un regalo del cielo. La verdad me da tristeza ver a todos esos pequeños sacrificando su vida, echando a perder su futuro con solo sobrevivir en el callejón apuntando a la cabeza a un pobre viejo por las noches.

<<Bien, tengan cuidado con la guaya al entrar>> Nos advierte Marco al abrir la puerta. Entre el Torre y la Redoma siempre han sido como dos países en xenofobia, y no es la primera vez, en el 80 se cayeron a plomo por que los de la redoma querían más tierras del barrio y esa parte siempre le perteneció al Torre; sus problemas lo solucionaron en la noche, Vecinos salieron afectados, otros se salvaron al colocarse bajo de la cama.

En el 90 se cayeron a cuchillazos para ganarse la mercancía, se enfrentaron en medio de la carretera, la mayoría de los malandros de la Redoma querían aprovechar en robarles, pero lo balacearon en ese mismo instante y terminó en guerra de tiros durante 4 noches.

Pasamos la guaya, varios disparos al aire hacen sonar la carretera, humo de marihuana para perfumar el barrio, varios drogadictos sin camisa y mal vestidos sentados en sus carros junto con prostitutas vestidas con sus pantalones cortos blue jean dejando sus muslos al aire. Tres bandoleros con sus Empire Horse queman llantas realizando piruetas y cuatro lanzando billetes alrededor del espectáculo. Varios jóvenes grafiteando las paredes de algunas tiendas y de callejones.

Cuando nos acercamos un niño de 13 años aúlla, grita, otros niños hacen su aparición en las platabandas, en los techos de lámina de zinc hasta detrás de los posters aullando y siguiendo el aullido, es el llamado de alerta cuando sospechosos o los sapos se acercan.

Y no es necesario que les recuerden, su olfato ha sido entrenado, son como perros salvajes cuando encuentran carne fresca, y listos para devorar búfalos.

Son esos perros que matan hasta que su sed de sangre quede satisfecha, son las Hienas de la Redoma.

Todos detienen lo suyo, y muchos clavan sus miradas en nosotros humedeciendo los labios de manera provocativa, con ganas de comernos. Marcos coloca una mano apartándome, hago lo mismo con Keyla que se encuentra asustada.

<<No digan nada, solo respondan cuando ellos les pida ¿ok?>> Nos susurra. Asentimos. Marcos relajado camina hacia el chamo que se encuentra sentado en el capó de un Nissan Skyline GT-R <<Sangrero, ¿Qué tal todo?>>

<< ¿Qué haces aquí Marcos?>> Habla pausadamente mientras se fuma un rollo de la hierba verde sanadora. <<No es tu día de vender la coca>>

<<Bueno, necesito un favor tuyo>> Sangrero lo piensa un minuto. <<20Kg de Coca gratis>> Responde Sangrero con una sonrisa mientras inhala la hierba. Marcos abre un poco la boca de asombro al escuchar aquella oferta. <<Oye, pero ni siquiera te he dicho lo que quiero>> Lo comenta susurrándole.

<< Por si acaso, ¿Qué quieres desplumado?>> Se ríen al escuchar eso, nosotros nos ahogamos de una carcajada pero nos callamos al instante cuando Marcos voltea a vernos y frunce el ceño. En eso suspira y vuelve a mirar a sangrero

<< Mis amigos y yo necesitamos revisar las cámaras de vigilancia, y lo que pasó el día 28>>

<<El día antes del asesinato de Christian>> Lo pensó en un instante y sonriendo sabía que lo podría chantajear. Antes de hablar le da una inhalada a la marihuana y exhala el humo hacía la boca de la acompañante mientras ésta lo goza con satisfacción.

El barrio chinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora