Capítulo 2: Domine su bestia interior, señor Degorian.

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El sonido de la calefacción y el olor a sudor inundaba el gimnasio personal de Theron cuando Judy cruzo la puerta. Frunció el ceño, pero se abstuvo de dar una opinión cuando vio a Theron golpeando con tal intensidad el costal que casi parecía querer arrancarlo del techo.

Ferg se encontraba cerca de Theron, junto a un hombretón canoso y de ceño eterno en la frente. Judy se colocó cerca de Ferg, mientras escuchaba al hombre canoso indicarle a Theron varias cosas, en un tono cortante que hacía estremecer a Judy.

_ ¿Me llamaron? –inquirió Judy, mientras se cruzaba de brazos cerca de Ferg. El abogado se volvió a ver a Judy de reojo.

_ ¿Tienes tus maletas listas?

Judy asintió con la cabeza.

_ Incluso llevo conmigo el ejemplar de "Modales del día a día".

Ferg entendió la broma y una sonrisa creció por sus labios.

_ Deberías de prestárselo al señor Degorian, un día de estos.

Judy, con un ceño ligeramente fruncido, ladeo la cabeza.

_ Yo creo que una mejor idea sería prestárselo al entrenador personal del señor Degorian.

Ferg bufo por la nariz y procedió a caminar, en la misma dirección de dónde Judy había entrado.

_ El entrenador Liam es duro con Theron las últimas semanas de cada encuentro; cuando Theron gane, te aseguro que te llevaras muy bien con él.

Judy, caminando de vuelta a las puertas junto a Ferg, se abstuvo de decir algo en contra del entrenador; en lugar de ello, trato de moverse por conversaciones más comunes.

_ ¿Cuándo peleará el señor Degorian?

_ El 12 de este mes; se prevé una rueda de prensa en dos días. Ahí es donde tu entras, como voz de Theron.

_ Así que, además de su asistente personal, seré su representante, ¿Eh? –inquirió Judy, mientras cruzaba los brazos por debajo de su pecho. Cuando Ferg fijo sus ojos en el prominente bulto, Judy se felicitó a si misma al haber utilizado una blusa de cuello de tortuga-. Eso no venía en mi contrato, señor Zabec, y míreme a los ojos cuando le hable, por favor.

Ferg sonrió y sus mejillas se llenaron de unas ligeras manchas de color rosa.

_ Lo siento, Judy; soy hombre, después de todo...

_ Yo soy mujer, pero eso no significa que vaya viendo la entrepierna de los caballeros cuando conversan conmigo.

El comentario hizo sonreír a Ferg y hacerlo desviar sus ojos castaños de los de Judy.

_ Entonces, ¿Me dirá que el físico no les atrae a las mujeres? –inquirió Theron, desde el otro lado de la habitación. Cuando Ferg y Judy se fijaron en él, se dieron cuenta de que Theron había dejado de golpear el costal y se acercaba con paso relajado a las cuerdas que rodeaban el cuadrilátero-. Y, si no es así, dígame en que se fijan las mujeres en los hombres. Estoy ávido de curiosidad.

Judy alzo sus cejas mientras sostenía todo su peso en un solo pie.

_ Empecemos por modales y terminamos con discreción, señor Degorian.

Theron río entre dientes mientras comenzaba a inclinarse para saltar las cuerdas del cuadrilátero, que abarcaba más de la mitad de la habitación.

_ ¡¿A DÓNDE DEMONIOS VAS, THERON?!- exclamo el entrenador Liam, con el rostro rojo y los ojos desorbitados-. ¡Tienes tres segundos para mover tu culo de vuelta al costal si no quieres darme 1000 contra el piso!

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