La primera semana que Daisy pasó en Delft lo hizo llamando por las noches a sus hermanas y sobrinos, queriendo verlos por los últimos minutos de la noche; las primeras dos noches, se dedicaron a ponerse al día, con Daisy mostrando el pequeño departamento que le habían conseguido en Delft el equipo de recursos humanos de la compañía y relatándoles los pocos lugares que había visitado en sus horas libres. Les habló de su nuevo supervisor, de uno de sus compañeros que había tenido un flechazo por ella apenas verla, de una compañera que le había invitado a salir el viernes de aquella semana a cenar y de dos compañeros que le daban muy mala espina.
Judy le platico sobre los pocos acontecimientos que habían tenido en Los Ángeles: a Lucifer la habían ascendido de grado, Héctor había terminado su amistad con una niña del colegio porque le había robado su plumón favorito, Hugh había comenzado a salir con la muchacha tímida del colegio y Drina le había arruinado su camiseta favorita para dormir a Judy al meterla por error con una tanda de ropa roja.
La tercera noche, mientras estaban cenando comida china a domicilio (Daisy) y quesadillas con salsa mexicana de molcajete (Judy, Drina, Hugh, Lucifer y Héctor), Drina le preguntó si ya había abierto el sobre que le había dado a Daisy. La hermana menor lució ligeramente confundida antes de que lo recordará y fuera a buscar el sobre que le dio Drina en el aeropuerto; plantada frente a la cámara de la laptop que Lie y Marla le habían regalado, Daisy empezó a abrir el sobre.
_ Aguarda un minuto, Daisy; necesito una cosa de mi habitación -le dijo Drina y, dejando su plato, la hermana mayor se fue para encontrar lo que buscaba en su habitación. Cuando regreso, llevaba en sus manos un sobre más grande de laboratorio-. Bien, puedes abrir el sobre.
Haciendo una mueca burlona, Daisy abrió el sobre, donde encontró una carta y una fotografía que no entendía.
_ ¿Leo primero la carta? -pregunto Daisy y, ante un murmullo colectivo de afirmación de su familia, desdobló la hoja blanca, revelando la letra casi ilegible de Drina-. Estimado usuario, se le informa que su servicio de luz será suspendido por falta de fondos...
_ ¡Ese lado no, Marguerite! -le riño Drina, mientras el resto de la familia se reía a carcajada limpia por el ingenio de Daisy. Lanzando una sonrisa de disculpa sin arrepentimiento, Daisy le dio la vuelta a la carta.
_ "¿Qué es la vida sino el disfrute y goce de ver, sentir, escuchar, saborear y oler los distintos componentes que nos rodean? Algunos componentes son amargos como el vinagre, otros son dulces como la miel y otros más son de sabores inexplicables como el tamarindo: ni muy dulce pero ni tan amargo o salado. Mi vida es como el sabor inexplicable del tamarindo. Hay cosas buenas que me provocan sonrisas y otras tristes que me hacen desear borrarlas de mi mente."
>> "Pero la vida también se trata de sabores que te sorprenden y que no tienen descripción o comparación alguna. Cuando llegamos a ese punto, tememos porque hayamos perdido el sentido lógico de la vida por no poder catalogar un evento o un sentimiento en algo bueno o en algo malo; hace unos meses, sentí ese tipo de cambios que no puedo describir como buenos o malos. Saborear cosas dulces que me hacían repetir las acciones, pero temer cuando las cosas se volvían turbias y sin sabor; hace unas semanas, ocurrió un evento que considere como algo turbio y peligroso hasta que alguien importante me hizo reconsiderar mi posición."
>> "¿Qué es la vida sin ningún riesgo? Nada. Descubrí que salir de mi zona de confort me ha llevado a conocer y apreciar a mi familia desde otro punto de vista. Es por ello que ahora, a 10 años de haber perdido el sentido de querer vivir, vuelvo a ser la chica de 15 años que sabía el placer que se encontraba en saberse amada, querida y apreciada por personas amadas cerca de ella" -desdoblando una parte doblada estratégicamente para ese uso, Daisy agregó con un tono sorprendido-. "Ese amor, que he compartido con alguien que amo y respeto y me devuelve el gesto hasta convertirse en mucho más de lo que espero, se ha transformado en alguien físico que crece y llegará para mediados de octubre".
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Quédate conmigo
Literatura KobiecaTrabajar para Theron Degorian no es algo sencillo, sobre todo si contamos con que tiene un sentido del humor muy negro y gusta de gastar bromas pesadas en los peores momentos. Pero Judy (o Jude, como la ha bautizado su jefe) sabe que Theron es un ho...