Capítulo 5: No son celos; es curiosidad sana.

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En el auto, Judy iba en la parte trasera mientras Jairo manejaba y Ryker iba de copiloto. De repente, una canción comenzó a sonar por las bocinas del auto y Judy tuvo que admitir una cosa para sí misma: Theron no había hecho nada malo intencionalmente, pero sin duda (como decía la canción), debería de correr más rápido, más rápido que la bala de Judy.

Y es que Judy podía entender las intenciones de Theron, pero no estaba acostumbrada a pedir perdón o a dar las gracias por algún favor. Y no cambiaría solo porque Theron había mandado a sus guardaespaldas, a espaldas de Judy.

_ Theron nos envió para mantenerla fuera de los problemas, Jude -replico Ryker, de repente. Judy retiro su vista del respaldo de Jairo y se fijó en el perfil de Ryker; era un hombre que apenas estaría entrando a la treintena de la vida, con un físico agradable a la vista femenina. De hecho, sus modales hoscos y su rostro rudo hacían que muchas mujeres soñaran con él, en las noches-. Si usted no se hubiera detenido para atender a ese vagabundo, nunca se hubiera enterado de nuestra presencia a sus espaldas.

Judy entrecerró los ojos y ladeo la cabeza, recargándola sobre su puño cerrado.

_ Creí que les decían guardaespaldas porque les limpian el culo a quien les suelta el dinero –ante la mirada que le dio Ryker en el retrovisor, Judy suspiro y se obligó a relajarse en el asiento del auto-. ¿Por qué hablas a favor de Theron, Ryker?

_ Porque, quiera admitirlo o no, irá a reclamarle al instante sobre nuestro comportamiento, de hace un momento.

Judy encarno una ceja, sorprendida.

_ ¿Piensa que soy una soplona, Ryker? –pregunto, con evidente sorpresa en la voz. Sin embargo, Ryker lo interpreto como burla.

_ Escuche, Jude: es evidente que se encuentra molesta por lo sucedido y está dispuesta a hablarlo con Theron, pero al hacerlo, no sabe las consecuencias que podría desencadenar con ello...

_ ¿Cómo que nosotros tres seamos despedidos? –pregunto Judy, molesta e irónica. Ryker se quedó en silencio, apoyando el comentario de Judy con una simple mueca de molestia. Por el retrovisor, Judy descubrió que Jairo la fulminaba con la mirada.

Y, entonces, Judy entendió algo: ella no era la única que sostenía a una gran familia con su empleo. Todos quienes trabajan para Theron debían tener una familia que sustentar y proteger, ya fuera de una manera u otra.

Quedándose callada, Judy volvió su vista hacia la ventanilla y se encontró con que ya estaban llegando al hotel Bellagio; antes de poder decir algo, los botones ya estaban abriendo las puertas del carro y dejaban entrar el calor sofocante de Las Vegas al interior fresco del auto.

Con mucha menos molestia que antes, Judy subió los escalones y entró al vestíbulo; dentro, los paparazzi ya no estaban, pero una multitud de alocadas y hormonales fans se encontraban reunidas con carteles en las manos.

"Amamos a Theron", "Degorian vs Gallagher", "Los puños de Degorian son hierro puro" y demás cosas habían escrito. Judy reconoció que tenían mejor creatividad que el creador de la carta de bienvenida del Bellagio.

_ Aficionadas de Theron- le murmuro Jairo, con la voz ronca. Judy le miro de reojo antes de asentir con la cabeza-. Le aconsejo que no las vea demasiado; son temperamentales.

Judy alzo sus cejas y siguió el consejo de Jairo, caminando rápidamente hacia los elevadores del hotel; Ryker y Jairo entraron detrás de ella, haciendo el espacio del elevador más angosto de lo que Judy recordaba.

_ ¿Hablará sobre lo de esta tarde con Theron, Jude? –inquirió Ryker, con su habitual hosquedad. Judy bufo por la nariz.

_ Tengo una mejor opción, al parecer -murmuro; cuando el elevador se abrió en el piso de Judy, la mujer agregó con una sonrisa irónica-. Soplona... es la primera vez que me dicen algo parecido.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora