Los siguientes días se convirtieron en una rutina que nadie (ni siquiera Marla) se molestó en expresar desagrado o cansancio por la invasión de los tres sobrinos de Judy al apartamento de Theron. De hecho, el luchador era el primero que estaba encantado en tener a los tres niños, ya que eso le permitía conocer una faceta de Judy que nunca se le hubiera permitido ver si dependiera de su representante; Judy siempre había dado la impresión de ser una mujer madura, muy independiente y con un temperamento que ninguno de los integrantes de equipo quería conocer del todo. Sin embargo, esa personalidad se disolvía apenas ella tenía que encargarse de sus sobrinos, quienes sacaban lo mejor y lo peor de ella.
Hugh era quien mejor sabía sacarla de sus casillas (ya que llevaba muchos años de práctica); era un adolescente de 13 años inquieto, con ganas de mantener siempre su atención en alguna actividad y, de ser lo contrario, buscaba una manera de que su tía le pusiera atención. Ya fuera molestando a sus hermanos menores o haciendo alguna travesura inofensiva, Hugh lograba captar la atención de su mandona tía, quien lo ponía en cintura con solo una mirada o el tono de advertencia con solo decir el nombre del adolescente. El único momento en que Hugh no estaba buscando cucar a su tía era justamente cuando estaba entrenando con Theron o descansando de los duros entrenamientos que Lie le daba; aunque el muchacho pudo haberse retirado cuando quisiera, siempre llegaba al día siguiente con más energía y buscando maneras de cansar sus músculos hasta quedar tirado en la lona.
Lucy era un poco más tranquila que Hugh, aunque también sabía sacar el genio de su tía; era una chica de 10 años, con extremidades largas y delgadas, una inteligencia muy pasiva y que pasaba de largo por la actividad explosiva de sus dos hermanos varones. Sin embargo, lo que Lucy más amaba hacer era bailar y, cuando Theron se dio cuenta de ello, le dio permiso de utilizar una habitación del gimnasio donde nadie la molestaría. Lucy tomaría la oferta, metiéndose a la habitación son su iPod y sus audífonos luego de terminar de hacer sus deberes de la escuela (los cuales tenía gracias a su mejor amiga). Una cosa que Theron comprendería de la chica era que ella tenía el mismo don que su tía para decir las cosas correctas en los momentos correctos (como había ocurrido el primer día que se conocieron).
Por último, estaba Héctor quien era un niño de 8 años que aún permanecía pegado a las piernas de Judy, aunque ella lo animaba a ir con Hugh para que el niño no se aburriera con ella; sin embargo, el niño era muy independiente y no necesitaba de nada ni nadie para divertirse. Era creativo y, en menos de diez minutos, ya estaba sumergido en una de sus pato-aventuras que lo hacían quedarse en una sola habitación mientras sostenía cosas inusuales como lápices o borradores de la escuela. Héctor era claramente el niño de Judy, así que no era raro que lo defendiera de quién fuera que lo atacara (incluso de sus otros sobrinos o de sus propias hermanas); siempre podías verlo en la oficina, con Judy, murmurando cosas entre dientes mientras dibujaba o hacía papiroflexia.
La primera vez que Theron vio el cambio que Judy sufría al tener cerca a sus sobrinos se sintió de cierta manera intimidado al pensar que ellos eran la razón por la que Judy nunca pensaba en nada más que en su trabajo y en su familia; sus sobrinos le robaban cada segundo de su día, haciéndole difícil la tarea a Theron de poder conseguir que Judy le prestara atención.
La tarde del cuarto día en que los niños fueron expulsados de la escuela, Theron le pidió a Judy tener una plática a solas con ella y con Ferg; mientras que los tres niños se quedaron viendo una película en la sala de entretenimiento de Theron, los tres adultos se metieron a la oficina y se sentaron en la sala para empezar a hablar.
_ ¿Tiene alguna idea de por qué quería hablar con usted, Jude? –le pregunto Theron, elevando su ceja mientras se recargaba contra el cómodo respaldo del sillón. La representante se quedó un segundo en silencio antes de indagar con cierta desconfianza.
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Quédate conmigo
ChickLitTrabajar para Theron Degorian no es algo sencillo, sobre todo si contamos con que tiene un sentido del humor muy negro y gusta de gastar bromas pesadas en los peores momentos. Pero Judy (o Jude, como la ha bautizado su jefe) sabe que Theron es un ho...