Capítulo 33: Fortunas de Año Nuevo (Una meta para Daisy).

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Poco después de las cinco de la tarde, las Trents aparecieron en compañía de los dos sobrinos, una sobrina y tres cachorros de pitbull que aullaban y gimoteaban ante el agradable clima que había dentro del apartamento; como Judy había prometido, Drina traía con ella un postre para todos y se trataba de una receta de la propia abuela Tati, ya que era justo por esos días cuando su abuela había fallecido luego de haber disfrutado una longeva vida de 92 años.

Drina dejó una canasta de buñuelos de viento y una bandeja de pan de elote sobre la encimera al tiempo que Ferg se apresuraba a ayudar a Daisy y a Hugh para cargar con una olla caliente.

_ ¿Esperabas que hubiera más invitados? -le pregunto Judy a Drina, sonriendo cuando su hermana le pellizco el costado del brazo para que relajara su lengua afilada-. Dime que hiciste atole.

Drina sonrió, pero algo había en aquel gesto que no convenció del todo la tranquilidad de Judy, así que Judy se inclinó hacía Drina, haciéndole un gesto para hacerle saber que la estaba escuchando.

_ Desmond llamó mientras tú estabas fuera -murmuró Drina a Judy y la hermana de en medio se quedó callada, completamente anonada ante la declaración, una expresión que Drina había visto en Judy en contadas ocasiones-. Dijo que quería vernos la siguiente vez que fuera a San Antonio, con papá y mamá.

Aunque fue evidente que Judy no quería saber o decir nada sobre el asunto de su hermano Desmond, Drina no se detuvo ahí, sino que siguió hablando.

>> Me gustaría decir que sonaba feliz, pero sonaba nervioso -agregó Drina y Judy terminó por desviar sus ojos de su hermana mayor-. Creo que buscaba sobre todo hablar contigo.

Ante aquella confesión, el corazón de Judy finalmente se apretó y le costó formular la siguiente oración.

_ ¿Crees que quiera una disculpa por mi parte?

Drina se quedó un par de segundos observando a su hermana hasta que sonrió y negó con la cabeza.

_ Independientemente de si era por eso que llamaba, han pasado más de 8 años y ambos han crecido mucho como para estar estancados en lo mismo por un minuto más -al ver que Judy tragaba saliva con dificultad, Drina le tomo suavemente de las manos y le sonrió una vez que ambos ojos conectaron-. Mamá siempre dijo lo siguiente: Esos dos se pelean todo el tiempo, pero está claro que son inseparables -inclinándose sobre Judy, Drina agregó-. Es tu mejor amigo desde que tienes memoria, cariño.

Una lágrima se deslizo por la mejilla de Judy y se hubieran deslizado más si Judy no se hubiera recordado a sí misma de que no solo estaban Drina y ella en la habitación, así que se limpió las lágrimas que ya habían corrido al tiempo que preguntaba hacia Drina:

_ ¿Te dio algún número para contactarlo?

Drina le sonrió y asintió con la cabeza, calmando de esa manera el corazón agitado de Judy y fue a buscar una servilleta para su hermana.

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Cuando la fiesta terminó y empezaron a organizarse para bajar al sótano, Theron no dudo en acercarse a Judy para convencerla de pasar una segunda noche en su apartamento. Sin embargo, su nueva novia lo sorprendió al negarse.

_ ¿Por qué no? -inquirió Theron y Judy le sonrió mientras se inclinaba hacía él.

_ Tengo una plática pendiente con mis hermanas que va a tratar desde la visita de Astrid, hablar sobre nuestra nueva relación, los pasos rápidos que hemos dado y la cuestión de que mis sobrinos deben también saber de la noticia -cuando Theron le sonrió al tiempo que le rodeaba la cintura con sus manos, Judy agregó con un tono de censura-. Para esas manos ahora mismo antes de que alguien nos vea.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora