Capítulo 12

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Todavía estaba ingresada en el hospital, me encontraba en observación. Las enfermeras decían que estaba mejorando con rapidez.

Mi padre no había vuelto a pasarse por allí y yo casi lo prefería de esa forma, aunque tenía demasiadas preguntas que hacerle, como por ejemplo, ¿dónde estaba mi madre y si seguía viva? ¿Edgar podría saber que yo era su hija? Es decir, ellos sí habrían actuado de incógnito, pero yo no, dado que Edgar conocía mi nombre, seguramente el FBI cuando me pidió que colaborara me lo diría, pero esa era una de las muchas cosas que todavía no había conseguido recordar. Seguramente Ryan conocería la respuesta a esa pregunta, pero no quería preocuparle más de lo que ya estaba, al igual que podría estar al tanto, podría no saber nada.

Llevaba dos días ingresada y él no se había movido de mi lado ni un solo segundo.

No le había contado que había recordado cómo nos conocimos, que sabía el motivo por el cual había terminado metida en todo esto. Por eso mismo no se lo había contado, algo me decía que si le contaba que lo recordaba, solo se sentiría más culpable de lo que ya se debía de sentir...

Pero Ryan me conocía mejor que nadie así que no había tardado en darse cuenta de que yo le ocultaba algo, pero no me preguntó en ningún momento.

De pronto, mis pensamientos cambiaron de rumbo, recordando que hacía demasiado tiempo que no sabía nada ni de Emma, ni de mi hermano.

Busco con la mirada a Ryan, ahí estaba, sentado en el sillón que había junto a mi camilla, con su mirada posada en mí. No pude evitar fijarme en que tenía unas grandes ojeras dibujadas bajo sus ojos, seguramente no había dormido apenas desde que me trajeron aquí.

– ¿Dónde están Emma y Eric? –pregunto con algo de preocupación, esperando que la respuesta no fuera que habían muerto.

– Están bien, tranquila –me contesta con tono tranquilizador, intentando transmitir esa tranquilidad– tengo entendido que Eric discutió con tu padre, ya que este se vio obligado a contarle toda la verdad, después del disparo ambos bajaron corriendo y bueno... se encontraron contigo entre mis brazos sangrando y a tu padre con un arma... era difícil que no se enteraran –hablaba con tranquilidad, pero yo notaba que para él no era nada fácil estar recordando todo aquello– Emma está que aún no se cree todo lo que está pasando.

– ¿Por qué no podemos tener una familia más normal? –suspiro pensando en lo duro que debía de ser todo esto también para ellos– ¿Por qué no viene Emma y así aprovechas tú para ir a casa a descansar?

Así como las palabras salían de entre mis labios, Ryan se incorporaba y se acercaba a mí.

– No pienso irme a ningún lado sin ti –susurra en mi oído y besa mi frente con delicadeza– y ahora mismo llamo a Emma para que venga si quieres.

Estira su brazo para coger el teléfono móvil, pero no llega a hacerlo por lo detengo, cojo el cuello de su camiseta y acerco su rostro al mío, dejando un pequeño y fugaz beso sobre sus labios.

– Ryan, sé que no quieres dejarme, ni yo que te marches, pero necesitas descansar y yo voy a estar bien. Estamos en un hospital, no me va a pasar nada. –hablaba con tanta firmeza que ni siquiera parecía yo.

Él no dice nada, coge el teléfono móvil y sale con el de la habitación. Suspiro sabiendo que no se irá, que le daba igual cuánto insistiera en que iba a estar bien.

Siento como el sueño poco a poco me invade y pienso que dormir un poco hasta la llegada de Emma no me hará daño, así que me quedo dormida al instante.

«Caminaba por las frías calles de Londres, me aferraba al fuerte brazo de Ryan, íbamos rumbo al bar de su padre. Tras un rato caminando llegamos a un callejón, en el cual nos adentramos.

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