Capítulo 8

330 15 0
                                    

Soy yo. 

Soy yo. 

Soy yo. 

Soy yo. 

Soy yo. 

Las palabras de Ryan retumbaban en mi cabeza una y otra y otra vez. 

No, no podía ser posible. Ryan estaba muerto, o eso me había dicho su padre, ¿por qué me habría mentido Edgar?

Aunque ahora que lo pensaba con detenimiento Edgar jamás había dicho que Ryan estuviese muerto, yo lo había deducido por sus palabras, nada más.

Entonces, ¿podía realmente estar vivo?

Todos aquellos pensamientos, aquellas preguntas desaparecieron en cuanto escuche su voz de nuevo.

– Sarah, por favor, dime algo – susurra y juraría que el tono de su voz sonaba a una clara súplica.

– ¿Ryan? – pregunto en un susurro, ni siquiera estaba segura de que me hubiese escuchado; pero no podría hablar más alto aunque quisiera, no encontraba mi voz. 

– El mismo – pude sentir como sonreía al otro lado del teléfono – pensé que estabas muerta, mi padre al menos eso me dijo –al decir aquello su tono de voz había disminuido convirtiéndose en un susurro como el mío, presentía que la sonrisa se había borrado y pude notar un deje de tristeza en su voz.

Su padre le había dicho que yo estaba muerta y a mí me insinuó que lo estaba él, ¿por qué haría algo así? ¿Qué tenía contra nosotros? ¿Quién era ese hombre? Demasiadas preguntas rondaban mi cabeza, pero no tenía respuesta para ninguna de ellas, como de costumbre.

– Sarah, ¿dónde estás? – la voz de Ryan volvía a sacarme de mis pensamientos otra vez.

Ryan tenía una voz realmente sexy, era dulce, pero algo ronca también, como la de su padre, aunque en ese momento podía sentir preocupación en ella. 

– En casa de la abuela de Emma –digo sin siquiera pensar si aquello les podía poner en algún tipo de apuro a mi hermano o a ella.

– Llegaré lo antes posible –nada más acabar de decir aquella frase, colgó el teléfono.

¿Iba a venir? 

La cabeza me daba vueltas, primero las constantes llamadas de Edgar y ahora, cuando menos lo esperaba, una llamada de Ryan.

Pero había algo que no entendía, ¿por qué ahora me llamaba con el mismo móvil con el cual me había llamado su padre? No tenía sentido... 

El sueño me invadía, por mucho que aquellas cosas me preocuparan tenía demasiado sueño, no había dormido en toda la noche, me pesaban los párpados y poco a poco se fueron cerrando hasta quedarme totalmente dormida. Caí en un profundo sueño.

«Estaba conduciendo mi coche con la mirada fija en la carretera, estaba lloviendo muchísimo y mi móvil no dejaba de sonar.

– ¿Quién narices será tan insistente? – murmuraba entre dientes.

Miro de reojo el bolso que estaba sobre el asiento del copiloto, aparto una mano del volante y rebusco en mi bolso en busca del teléfono móvil. Al encontrarlo miro la pantalla, era Eric. Suspiro y contesto la llamada. Eric solo insistiría tanto en hablar conmigo si era realmente importante.

– Dime – digo al contestar la llamada.

– ¿Estás muy ocupada? – su tono de voz me hizo saber que pasaba algo.

¿Quién soy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora