Capítulo 11

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Después de que me llevase un disparo por evitar que mi padre matase a Ryan, caí inconsciente en los brazos de este, evitando así que me cayese al suelo.

Desperté en el hospital durante unos segundos, aunque no tardé mucho tiempo en volverme a quedar dormida.

Había pasado todo el día durmiendo, medio inconsciente. De vez en cuando me despertaba y escuchaba algunas de las conversaciones que había a mí alrededor. Por lo visto había recibido varias visitas durante el día, pero no era capaz de recordar ninguna, no tenía ni idea de quién había venido, ni quién no, o por qué habían venido.

Finalmente acabo despertando del todo, abro los ojos poco a poco, acostumbrándome así a la tenue luz que alumbraba la habitación. El agudo dolor de mi hombro me invadía de nuevo y no puedo evitar soltar un pequeño gruñido al intentar incorporarme.

Aunque unas manos firmes y fuertes me lo impiden echándome otra vez hacia atrás, tumbándome de nuevo en aquella camilla. Como no, Ryan siempre era demasiado protector conmigo, pero aun así no me quejo cuando lo hace, es decir, yo me interpuse entre él y una bala, era normal que ahora fuera él quien me cuidara y me tuviese bien atendida.

– Sarah, no intentes levantarte, descansa –me susurra al oído con esa dulce voz que solía emplear cuando hablaba conmigo.

No tenía muchas fuerzas para contestar así que simplemente asiento, mirándole fijamente a los ojos, perdiéndome en su profunda mirada. Tenía mil cosas en la mente, y no tenía ni la menor idea de cómo podría decirlas todas. No dejaba de darle vueltas a todo lo que había recordado antes de despertarme en el hospital, pero por mucho que aquello me tuviera preocupada; perderme en su mirada era la mejor cura, sentir que él estaba ahí conmigo y que siempre sería así.

Siento la mano de Ryan acariciar la mía y yo aprieto la suya en respuesta, se acerca a mí y deja un dulce beso sobre mis labios.

– No vuelvas a darme un susto así nunca –susurra todavía sobre mis labios, esbozando media sonrisa, la preocupación era demasiado obvia en su voz.

– Te quiero –susurro en respuesta cerrando un poco los ojos.

– Sarah, no te duermas, quédate conmigo –la voz de Ryan me suplicaba, así que vuelvo a abrir los ojos, encontrándome con su mirada de nuevo– has recordado la última vez que estuvimos juntos, ¿verdad? ­–pregunta en un susurro, aunque por su tono de voz deduzco que él ya sabía de sobra cuál era la respuesta.

¿Cómo sabia él eso?

Y como si supiera lo que estaba pensando vuelve a hablar.

– Decías algunas cosas mientras dormías –se encoge de hombros mirándome como si nada.

– ¿Como cuáles? –pregunto con cierta curiosidad, no tenía ni idea de que hablara en sueños.

– Como hmm... –me mira pensativo durante unos segundos antes de hablar de nuevo– que me quieres, me buscabas, decías mi nombre una y otra vez, el de mi padre y algo del FBI –hablaba con tranquilidad a excepción de aquello último, eso lo había susurrado a la par que bajaba la vista.

– ¿Tú padre sabe quién soy? –pregunto con cierto nerviosismo en mi voz, aquella era una de las muchas preguntas que rondaban mi cabeza y me atormentaban.

Él alza la vista de nuevo hasta mirarme. Al principio no dice nada, podía notar su nerviosismo, que casi estaba al nivel del mío, y el horror en su mirada ante mi pregunta, pero al final niega.

– No, creo que no lo sabe, sino estarías muerta –dice sin ningún rodeo, con total y completa sinceridad.

El miedo me invade por completo, ¿me mataría? ¿Qué tan horrible podía haber hecho aquel hombre?

¿Quién soy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora