18. Volvió

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- Despierta, despierta, despierta...

- ¿Dónde estoy? - dije con la voz ronca

- Estas bien, estas en la cafetería - dijo una señorita, que por su aspecto parecía ser la que atendía las mesas, me veía con una sonrisa y tendiéndome su mano para ayudar pararme.

- ¿Qué me pasó? - preguntó tratando de pararme

- Te desmayaste cuando estabas por salir de la tienda, pero no te preocupes que solo fueron unos minutos, además un joven ayudó a que despiertes

- ¿Dónde está él?

- Se fue cuando despertaste, dijo que tenía que hacer algo importante

Traté de recordar lo que pasaba, aún me dolía un poco la cabeza y tenía algunos mareos pero solo fue pasajero, agradecí a la señorita que amablemente me ayudó a recobrar el sentido, y me fui.

A medida que caminaba el cielo se hacía más y más nublado, y las nubes grises tampoco ayudaban, todo era señal de que iba a llover; digamos que no estaba con una mini ni con un impermeable, estaba decentemente vestida como para soportar el frío y un poco de lluvia.

Empezó con unas gotitas, hasta que todo se empapó por unas tremendas gotas. Yo caminaba normalmente como si estuviera haciendo sol; mientras que veía a la gente correr para no mojarse o mojar lo que traía.

Era una tarde muy triste, algunos locales cerraron temprano y otros tarde aprovechando que la gente necesitaba donde refugiarse; yo simplemente me senté debajo de un árbol muy grande que casi no dejaba que me mojara y me puse a escribir.

Escribir sobre lo que miraba, a la gente pasar, a los perros, a los niños, a las casas y en especial a la lluvia..., eran tan hermosos esos momento cuando en lo que me refugiaba eran las palabras, las palabras no mienten, los hombres sí...

Cuando noto a una niña con la cabeza agachada y los brazos cruzados que trataba de cualquier forma cubrirse lo más posible de la lluvia; en ese momento yo llevaba un abrigo decente y prefería ayudar que esa niña no sufriera pulmonía.

Me acerqué despacio dejado mi cuaderno y lápiz donde estaba sentada; crucé la calle y llegué donde estaba la niñita...

- ¿Tienes frío? ¿Quieres que te preste mi abrigo? - dije dándole mi abrigo

- No, estoy bien - dijo sin alzar su mirada

- Segura hace mucho frío, y yo no lo nececito

- No te preocupes - con voz ronca

La miré un rato, pensando porqué estaba allí y no se iba a buscar donde refugiarse

- ¿Por qué estás aquí y no en esas bancas del parque que tienen techo? - dije señalando las bancas

- No puedo, ella... ella dijo que esperara

- ¿ella?

- Sí ella, ella quiere que yo...quiere que yo..., me quede aquí - tartamudeando

- ¿Quién es ella?

- Mi mamá, dijo que vendría, ¡ELLA DIJO QUE VENDRÍA! - dijo gritando con una voz desgarradora

Solté una lágrima

- Seguro ya viene

- ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡MAMÁ! ¡MAMÁ! ¡MAMÁ! - comenzó a gritar, yo no sabía que hacer - ¡MAMÁ! No me dejes ¡MAMÁ! Por favor.... ¡MAMÁ! - dijo, pero aun sin mostrar su rostro

- Cálmate, ella va a venir, te lo prometo, te lo prometo - estaba muy angustiada, no sabía cómo ayudarla

- No creo que puedas - dijo seria y calmando sus gritos, volteó la cara lentamente

El Libro de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora