10. No más miedo

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"No estás sola"

Fue exactamente lo que decía aquella nota; no sé porque, pero aquellas palabras me brindaban seguridad, pues lo que yo entendí de aquella nota era que alguien estaba conmigo, que no estaba sola en esto, y ese alguien parecía ser Andrea.

Estuve un minuto más mirando aquel papel, cuando volví a mi realidad, volví a tener miedo, en la oscuridad que estaba aquella sombra se iba acercando:

- Mamá dice que no hagas bulla, estamos tratando de dormir - era mi pequeña hermana con su voz chillona y cara de sueño

- Lo siento, te desperté - le dije

- no

- entonces que haces despierta hasta esta hora

- quería terminar de ver la serie

- entonces valla a dormir, ya es tarde y tienes que ir al colegio

- tú también

- pero yo soy mayor

- eso no te da derecho que hagas tanta bulla, o sí

- no - le dije con un tono más disminuido (¡una niñita me estaba corrigiendo!)

- ¡¿qué es eso?! - dijo sorprendida y dirigiéndose a mi escritorio.

- no es nada, SOLO ES UN LIBRO (sí claro solo un libro, un libro horrible y malvado que no tengo idea de donde venga), además eso no te incumbe.

- es muy negro, ¡¿te volviste emo?!

- ¡Noooo! Y ya no me molestes, no tengo porque darte explicaciones de mis cosas, ¡mira la hora! Ya es muy tarde, te tienes que ir - la agarré del brazo y la llevé hasta la puerta - buenas noches, duerme bien, adiós - le dije mientras cerraba la puerta

- Él te está buscando - susurró cundo aún no lograba cerrar la puerta

- ¡qué!

Pero ya no estaba; me quedé un poco pensativa por lo que me había dicho, demasiado, no le podía buscar sentido a lo que me había dicho; y no hallando una conclusión creíble no tuve más remedio que olvidar lo que había pasado esa noche; estaba por irme a dormir, cuando me acordé del libro, lo vi un rato y con una sonrisa amenazante en mi boca abrí el libro; ya no tenía más remordimiento, ya no tenía más miedo, ya no me importaba nada.

Al siguiente día pasó lo mismo que decía el libro, pero para que aburrirlos más, siempre se me aparecían fantasmas de mi familia, pero ya no me asustaba, me daba igual. Era la misma rutina, veía un fantasma, me daba una nota, yo la recibía, daba un gracias y seguía con mi vida, sin más miedo, sin más cambios, aceptaba lo que me venía, siempre feliz, siempre amenazante, cada vez más fuerte, pero estaba segura que algún día se cansaría de mi actitud, sabía que algún día me afrontaría cara a cara, o lo que tenga un fantasma, y sabía que estaba más cerca de lo que se imaginan, pero ya no le temía, no más miedo.

Los días pasaron de esta forma, cada día más aterrador, cada día más cerca de mi final, pero no me importaba, incluso era más feliz que antes, ahora mi vida tiene emoción, no como la patética y común vida que llevaba, algo mejor, pero esa extraordinaria vida costaba, y muy caro.

Aunque todo iba "bien", algo me preocupaba, algo no me dejaba nada tranquila, algo faltaba, Andrea, muchas veces pensaba en ella, tenía descabelladas ideas sobre su desaparición; algo me decía de que Andrea estaba en problemas y que necesitaba mi ayuda, porque hasta llegué a pensar que estaba muerta, pero no no no no, no lo estaba; aún más vino este tema a mi cabeza, cuando encontré unos moños celestes en mi abrigo, eran los moños que me entrego mi mamá el primer día, los cuales tenían una pequeña mancha roja. En ese momento en mi cabeza una voz repetía constantemente, "Ella ya no está aquí".

El Libro de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora