𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕𝐈 𝐃𝐞𝐥 𝐟𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨

1.1K 91 5
                                    

Creo que la ansiedad de mi madre comenzó desde que ella ya había terminado de crecer, cuando era una total adolescente, una vez en una reunión donde se encontraba Zeus ya ebrio empezó a contar una historia entre risas y bromas, era algo así; una vez Deméter se enamoró muchísimo de un chico, a mí no me agrado y que ¡Bam! Lo mando hacia el inframundo y bueno luego Deméter quedó embarazada de mi y bueno aquí está con nosotros la querida Perséfone.
El comenzó a reír junto a los demás dioses de allí, yo aún no había entendido bien esa historia, ahora la entiendo más, mi madre se enamoró y Zeus se puso celoso y eso que jamás habían establecido algún tipo de relación romántica y luego de algún modo convenció a mi madre para que estuviera con él luego ocurrió el embarazo, nací y luego de unos años no duraron mucho tiempo juntos después, y Zeus siguió siendo igual que siempre, pero mi madre no.

Yo estaba segura de que todo aquello le generó un tipo de trauma a mi madre, le mataron a alguien que amaba y luego se le insistió para salir con alguien que lo más probable es que no amara, así que creo que por eso o de eso nació su sobreprotección de mi y sobretodo su sobreprotección de mi hacía los dioses, pero tampoco es como si yo tuviera la culpa… Fui la hija del odio y rencor que trataron de estar más tiempo juntos para no lastimarme, pero eso lastimaba más.
Recuerdo que algunas veces se llevaban bien, sonreían y reían pero casi la mayor parte del tiempo eran muchísimas discusiones y peleas y ella quería protegerme a su modo de todo eso, sin embargo aveces llegaba a límites ya no soportaba vivir de ese modo.

No sabía si la desición que habíamos tomado yo y él era la mejor, probablemente tendría que haber algo más, pero ya no importaba, ya estaba hecho pues de nuevo, cuando abrí los ojos veía el inframundo, se sentía algo frío.

Me levanté y con la mirada comencé a buscar a Hades, quién de inmediato apareció. —Perséfone—.dijo acercándose a mi y ayudándome un poco a sacudir mi vestido del polvo.—Oh de verdad lo siento…

—Esta bien —.Respondí con una sonrisa.

—Ven conmigo.

Tomé su mano dejando que me guiara.
Llegamos hasta un granado, al cuál le llegaban un poco los rayos de luz, Hades, mi querido Hades preguntó ¿Estás segura? Yo ya había llegado hasta aquí, ya no había vuelta atrás. Hades arrancó una y me dió seis granos de está, los indicados para quedarme aquí los tomé y los llevé hasta mi boca y los comí.

Hades me dio una pequeña sonrisa y yo a él otra me acercó hacia él con su mano en mi cintura y me dio un largo beso.

Luego nos dirigimos hacia su enorme trono, y luego, al lado de ese mismo estaba otro igual de grande e igual de hermoso, pero parecía que aún no estaba del todo finalizado, luego esto me lo confirmó él, al no tener mucho tiempo de la desición no se había aún terminado de construir. Estaban hechos de oro, metal, y roble a su alrededor, eran enormes.

Había una escalera para subir a ellos, subimos y Hades me sentó junto a él, estaba arriba de sus piernas y luego lo abracé y él lo correspondió, me sentíamos muy felices por fin juntos. 
Tiempo después Hades y yo nos casamos, yo ya era también la reina del inframundo, al final de todo, no fue tan complicado como pensaba, más que nada solo se tiene que ir a observar como es que se está trabajando aquí, si lo están haciendo bien y mandar, se que está mal decirlo pero me gustaba que hicieran cualquier cosa que dijera.

Pero me sentía algo mal, primero porque después de unos días aquí él y yo logramos intimar, todo fue perfecto y el se portó muy amable, lindo, me sonreía, preguntaba si estaba bien y con su suave mano acariciaba delicadamente mi piel  y yo también quería hacerlo, solo que por más que haya sido lindo sientes en tu corazón o estómago, no estoy segura, algo extraño, como si la gente que te importa se enterase de algún modo se desepcionarian y ni siquiera estaba mal eso, pero por un tiempo esa sensación se quedó.

Lo segundo por lo que me sentía mal era que aún no sabía de mi madre. Un tiempo se mandó a Hermes hacia acá con mensajes y cartas de Zeus, de que volviera, yo y Hades no entendiamos por que él estaba tan insistente si él antes le habia propuesto a Hades que solo me raptase y ya. Pero de mi madre no supimos nada, Hades trató de tranquilizarme y obviamente que me dejaba salir.

Algunas pocas veces salíamos a las profundidades del bosque, a lagos o estanques y nos paseabamos por allí, aunque él suele ser serio a veces jugábamos en estos lagos nos metíamos y le lance algo de agua en una ocasión, luego él a mí y era como si el tiempo se detuviese, casi siempre era así cuando estaba con él, una vez nos quedamos hasta de noche y nos recostamos en el pasto viendo las estrellas el me dijo: cuenta todas las estrellas y eso será lo mucho que te amo. Creo que fueron de las cosas más lindas que se me había dicho. 

Pero note algo, eran las ojas, los arboles, el pasto, todo estaba un poco más seco como desgastado, probablemente y lo más seguro era por mi madre, me sentía terrible solo esperaba que el plan a futuro de Hades funcionará.

Mitología griega: Hades y Perséfone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora