𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈: 𝐋𝐚 𝐭𝐢𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐬𝐞 𝐚𝐛𝐫𝐢𝐨́

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•𝐻𝑜𝑙𝑎 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑜𝑠, 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐞𝐝𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐲 𝐏𝐞𝐫𝐬𝐞́𝐟𝐨𝐧𝐞, 𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞 𝐚 𝐩𝐨𝐜𝐨 𝐢𝐫𝐞́ 𝐚𝐜𝐭𝐮𝐚𝐥𝐮𝐳𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐦𝐚́𝐬. 𝐀𝐬𝐢 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢, 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐧𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐦𝐚́𝐬 𝐀𝐔𝐍, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐨𝐫𝐦𝐞 𝐯𝐚𝐥𝐥𝐚 𝐞𝐝𝐢𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐦𝐚́𝐬, 𝐥𝐨 𝐡𝐚𝐫𝐚́𝐧.
𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒𝑠 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑒 𝑚𝑢𝑐ℎ𝑎𝑐ℎ𝑜𝑠.

Usualmente los padres son muy estrictos, te dicen lo que tienes que hacer y que no, casi nunca te explican los grises, solomante lo blanco y negro, el bien y el mal, y que no hay punto intermedio entre ambos. He de admitir que esto lo creí por mucho tiempo hasta que llegué a conocer más a fondo a las personas. En especial a una.

Los padres suelen ser más estrictos cuando eres un niño o joven, pero cuando ellos son dioses se vuelve aún peor.

A pesar de que casi no veo mucho a mi padre y mi madre siempre lo hace lucir como "el malo" pienso que aunque no me muestre cariño me quiere y yo a él, porque después de todo es mi padre. Solo que quizás está muy ocupado con sus deberes de Dios en el Olimpo.

Las pocas ocasiones en las que he convivido con el es algo estricto, he sabido que tiene mil y un amoríos al igual que otros hijos a parte de mi por lo que me ha contado mi madre pero estoy segura de que el quiere el bien para mí y que quizás le importe.

Esa noche, de nuevo, mi madre estaba muy furiosa daba vueltas al rededor, definitivamente está vez si que estaba muy molesta y no necesariamente por mi padre.

Entonces por fin paró de caminar en círculos para mirarme y decir;

-¿Cómo se te ocurre semejante cosa Perséfone?

-Pienso, madre, que estaría bien para las dos ir al monte Olimpo ¿No lo crees? Casi siempre estoy encerrada...O en el bosque y claro que me encanta estar ahí pero no convivo con muchos solo con las ninfas y aunque las aprecio muchísimo también quiero convivir con otros dioses.

-¿Otros dioses? Oh Perséfone, si supieras como son los dioses...
Yo y mi madre Deméter siempre tenemos discusiones de este tipo y sobre todo si se trata del Olimpo o dioses.

-Pero las veces que nos han venido a visitar por ejemplo, Hécate -Hécate de hecho es buena amiga de mi madre y también la suele aconsejar-. Ella es una Diosa y no es mala.

-Tu solo has conocido a pocos dioses y además sólo convivido con ellos durante poco tiempo y créeme que la mayoría no son buenos, estás mucho mejor aquí.

-Pero no lo estoy, necesito convivir con más gente, tampoco casi no veo mucho a mi padre y se que a ti no te agrada pero de verdad lo quisiera ver. Creo que me falta convivir más con otros dioses. -Continue insistiendole.

Desde hace ya un tiempo mi madre y yo vivimos en el bosque, solo en pocas ocasiones hemos ido al Olimpo, de hecho incluso varias veces ella a ido sola y me deja aquí, recuerdo que desde siempre me dijo lo mismo; que los dioses son malos y sin remedio, yo estoy segura que no todos lo son.

La casa en la que vivimos en el bosque es grande, es una mansión, tenemos un jardín con hermosas flores de todo tipo: como hortensias, dalias, claveles, entre muchas otras.
Hay varias fuentes al rededor del jardín, como mi madre es la Diosa de la agricultura y la abundancia en la tierra, ama todas estas cosas y yo también y estoy segura que en el Olimpo hay muchas más cosas nuevas y hermosas.

Aunque está mansión sea enorme a veces no lo es lo suficiente.

Mi madre me dió el mismo sermón que me da cada vez que sugiero algo del Olimpo o que quiero ir hacia allá; "Perséfone eres demasiado amable para ellos, ¿Sabes cuánto se aprovecharán?" "Todos los dioses solo buscan amantes..." "no se preocupan más que por ellos mismos" "son seres llenos de ira" esto siempre me hacía preguntarme si ella también se consideraba así. Supongo que nunca quizo que yo fuese así bajo las influencias de todos ellos, sin embargo, para mí los dioses no solo eran eso; ellos eran poderosos, fuertes, valientes y con muchas hazañas, a diferencia de mi que soy la diosa de las flores y la vegetación la verdad me hacía sentir bastante inútil, yo jamás hice una hazaña importante que dejara a los demás impresionandos, creo que por está razón quería ir allá, al Olimpo, vivir nuevas cosas y quizás también hacer más cosas importantes.

Después de que mi madre me diera su mismo sermón preferí salir un rato al bosque, había una llovizna, pero aún así decidí ir, siempre preferí estar en el bosque que en mi casa. Era hermoso especialmente de noche; las flores, la gran cantidad de árboles que posee, el lago con agua cristalina y las luciérnagas que iluminaban cada noche el lago y hacia que se viera mágico al igual que todo el bosque y esto hacia que fuera hermoso.

Sin embargo esa noche en especial se sentía más fría y no por la lluvia. También se sentía más silencioso todo, usualmente hay ninfas en el lago o animalitos por allí, incluso si lloviznara, aunque de cierto modo me relajaba ese silencio y el sonido de la lluvia chocando contra el suelo y las hojas de los árboles, la brisa, creo que era justo lo que necesitaba en ese momento.

Caminando pensaba en como convencerla, de verdad quería ir, a veces me imaginaba y me visualizaba conviviendo con otros dioses, hacer amigos y como dije anteriormente: hacer cosas más importantes, no estaba diciendo que no hiciera algo bueno o que lo que hago no es importante, lo es, pero también es posible hacer más. Me emocionaba el hecho de vivir en el hermoso Olimpo, en las pocas veces que he ido termino encantada por el, tiene hermosas mansiones de cristal y marmol de los dioses, las nubes tocando las casas del monte Olimpo, los rayos del sol reflejando y la hermosa vista que se ve desde ahí definitivamente es hermoso.

Ahí fue cuando algo me saco de mis pensamientos; fue entonces cuando esa pequeña llovizna paso a hacer una fuerte tormenta, de un instante a otro así que de repente no podía ver casi nada, estaba oscuro y el sonido era bastante fuerte, senti todo el viento y el agua contra mi. Realmente me asuste. Traté de caminar para volver a casa pero no podía ver bien y a pesar de que conocía muy bien este bosque no sabía bien hacia donde ir, además por estar metida en mi mundo me había alejado mucho. Entonces entre toda esa lluvia me percibí de lo que al principio parecía ser una sombra que salió entre los arboles, después se volvió un poco más claro, al principio creí que quizás era una de las tantas criaturas en el bosque, pero no, la silueta formaba a alguien quién tenía una capucha con capa negra y estaba casi justo enfrente de mi, me asusté y trate de irme pero entonces la tierra comenzó a abrirse paso a mi.

Mitología griega: Hades y Perséfone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora