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Cuando lo vio por nueva vez, no esperaba sinceramente que sea de la manera en la había sucedido

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Cuando lo vio por nueva vez, no esperaba sinceramente que sea de la manera en la había sucedido.

JungKook a penas pudo contener el aire sin sentir que colapsaba. ¿Cuando aquel Omega se había vuelto tan hermoso?

TaeHyung estaba casi frente a sus ojos, al otro lado de aquel jardín, y lo único que podía pensar es que el tiempo había hecho unos maravillosos estragos en este.

Ahora su silueta era más definida, tenía sus ojos llamativos y ese cabello azul que tanto lo caracterizaba.

Si Jeon tuviese un Lienzo en ese momento, podría pintar de mil tonalidades los sentimientos que en él florecieron y ni siquiera así, sería capaz de reflejar cada matiz que pasó por su pecho cuando aquel bello hombre de piel bronceada había conectado su mirada con la propia por unos escasos segundos.

Fueron pocos, casi inexistentes, pero eso fue suficiente para causar estragos y lo sabía, porque ahora Kim se mantenía con su mirada en cualquier cosa que no fuese su persona, uno de sus pies se movía impaciente buscando quizás, acelerar el tiempo.

Pero también lo sabía porque a pesar de Todo, TaeHyung era muy fácil de leer, era muy extraño ver el filtro en el rostro del mayor, si no le agradas, solo te lo hará saber de una u otra manera. Pasaba lo mismo con sus demás sentires, si estaba nervioso tenía sus maneras de expresarlo de manera sutil para que solo aquellos que estaban realmente interesados puedan percatarse de ello.

Tan hermoso como siempre, angel.

Solamente habían algo más brillante que Kim y eso sería el sol. Kim TaeHyung bien podría mofarse de la luna y salir victorioso en el acto. Alguien que realmente está sobrepasando por mucho el nivel de belleza que debería tener una persona para no causar tantos estragos en las demás.

Sin embargo, ahí estaba un angel que evidentemente había perdido su camino al cielo y había parado su recorrido para vivir entre los simples y pecaminosos mortales. No eran dignos de siquiera una simple palabra, pero aquel ser perfecto era sobre todo humilde y bondadoso. Así que les regalaba su divina presencia cada día para que incluso los más ateos tengan algo en que creer.

Asi lo veía Jeon. Como la creación perfecta y más deslumbrante del universo.

Sin embargo, para su mala suerte, aquel angel también era como la rosa que clava sus espinas en quien descuidadamente la toma contra su voluntad y de manera brusca.

Tenía sus espinas, unas que se veían reflejadas en su personalidad de hielo y escarcha.

¿Cuando sería digno de probar aquella porción de paraíso?

Quizás cuando haga algo lo suficientemente reconocibles para ser merecedor de tal honor.

Ese era el pensamiento de Jeon, que desde el inicio había quedado anonadado con todo lo que tenga que ver con ese Omega de llamativa aura.

Sin embargo, sabe que debía mantenerse con el semblante serio y la mirada esquiva, porque aquello solo lo sentía él, la realidad era otra y bastante cruda.

Donde los sentimientos unilaterales se hacen los protagonistas de su historia y solamente en sus fallidos romances se muestran realmente.

Se había convertido en aquello que le costaba tanto alcanzar.

Asi como siempre fue ignorado por Kim, él mismo se encargaba de ignorar a sus parejas hasta que estos, terminaban dejándolo definitivamente.

En su defensa, puede que buscar en una parte extraña lo que quieres y puedes conseguir en lo conocido, solo causa un mar de confusión.

Tantos labios había besado, y aún si no ha probado los de TaeHyung sabe que nunca llegarían a ser tan buenos. No puede sacarse a ese Omega de la cabeza o hacer que su lobo lo olvidé de una vez por todas. Estaba enganchado.

Así que con todo el valor que tenía, se acercó para poder hablarle nuevamente, necesitaba saber que había sido en realidad de su vida o si al fin había encontrado a aquel merecedor de su atención y amor.

Sin embargo, lo único que consiguió en su recorrido fue parar en seco cuando el rostro de su primo se coló repentinamente en su campo de visión haciendo perder el rastro del hermoso pelizafiro que ya no estaba en su lugar.

Tan escurridizo como siempre.

Sonrió triste ante aquel pensamiento. ¿En verdad luego de años no lo quería ni ver?

Aquel puente de lejanía que habían puesto ambos entre sus cuerpos se sentía ahora como un gran porcentaje de tierra que a penas los dejaba saber de la existencia ajena.

Sabe que, no era bien recibido en la vida del mayor, que habían dejado todo atrás y que cada quien debió seguir con su vida.

Él lo intentó.

Trató con todas sus ganas de encontrar a alguien que pueda hacerlo olvidar los ojos filosos y la piel amada del sol.

Pero en vez de eso. Había encontrado decepciones amorosas y desesperación cada segundo de su agobiante vida.

Su lobo no le permitía ni siquiera pasar un celo en compañía. Únicamente se encerraba en su habitación o bebía somníferos que hacían el tiempo menos tedioso para ambos, tanto para JungKook como para el animal que reposaba dentro de él.

-Kook, ¿Puedes ayudar a Joonie con unas compras? Sabes que aveces es torpe y no quisiera que tire mis nuevos utensilios.

No le quedó otra opción más que sentir y seguir su camino, ahí lo vio de nuevo. A lo lejos, cerca de JiMin mientras sonreía como tenía años sin ver. Aquella geométrica forma que le había sacado más de un suspiro.

Odiaba a Eros y el estúpido momento en que su flecha solo atravesó uno de los corazones. ¿Acaso estaba la diosa luna castigándolo por algo? Quería saber, pero lo que más le causaba intriga era descubrir una cosa.

¿Quién demonios es ese alfa que acompañaba a TaeHyung de repente?























Entre Pinceles y Pigmentos [JJK+KTH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora