Los días gloriosos acababan, era hora de regresar al trabajo y el castaño no podía estar más decepcionado por ello.
En verdad le gustaba cómo estaban fluyendo las cosas, aún recuerda que esa misma manera había despertado con el Omega aún sobre su cuerpo, ambos eran un lío de extremidades entrelazadas y cabellos revueltos, pero también rieron al darse cuenta de su situación de inmediato.
Aunque hayan tenido que tomar sus caminos, en su tiempo actual, JungKook pintaba sobre un lienzo, pero la verdad es que su mente estaba concentrada en los acontecimientos junto al mayor, sonreía mientras el amarillo hacía contraste junto al rojo que estaba casi en la misma proporción del azul. Todo era más alegre y el frío invernal de sus cuadros ahora parecía más bien una hermosa celebración de Navidad.
Recordaba las caricias delicadas por su cuerpo, los besos silenciosos que le había otorgado el mayor, aquella mirada zafiro que lo hacía suspirar cuando su profundidad lo envolvía, sin duda amaba la manera en la que podían ser ellos mismos en todo momento, estaba enamorádose aún más de lo tierno que podía llegar a ser Kim si así lo quería.
Su perfecta cara, sus delicadas facciones que no dejaban de ser masculinas, su atrayente olor que lo tenía a sus pies y mierda, creía que era un masoquista en potencia, porque también admite adorar el lado gruñón y salvaje que podía tener el Omega siempre que él intentaba hacer de las suyas. Bueno, no todo es color de rosa, aveces, deben agregar algo de azul.
-Alguien luce inspirado hoy.
No se sorprendió en lo más mínimo cuando su primo llegó al lugar solamente para enseñarle una sonrisa burlona.
-Digamos que tuve una muy buena noche ayer. -Señala dejando de lado el pincel para luego acercarse al mayor- y digamos también, que tuve un muy buen amanecer.
Su cara de idiota quedó atrás cuando vio el rostro del Omega a en frente, oh no. Sabe lo que iba a hacer y trató de callarlo pero fue tarde, tarde y mucho cuando la risa de limpiavidrios resonó por todo el cuarto, no lo tomen a mal, él adoraba a su primo, pero cree que NamJoon tenía unos gustos muy exóticos al decir que adoraba cuando su "Príncipe" como solía llamarlo, se reía. Según él era música para los oídos y medicina para enfermedades.
Si, puede que el morocho esté bastante cegado por el amor, porque duda que decir eso sea realmente de una persona coherente.
-No es lo que piensas, maldito sucio. No todos somos como Tú y NamJoon que se la pasan enredados entre las sábanas. -Regaña al mayor y luego vuelva a sonreír a la par que las carcajadas cesaban- Solamente hemos estado más unidos. Ayer dormimos juntos y dentro de poco quiero pedirle cortejo formalmente.
Una ceja enarcada es lo que ganó de respuesta por parte de Kim, este solamente negó con una sonrisa en sus gruesos labios.
-En primer lugar, tú no eres quien para juzgarnos a Joonie y a mi, siendo que te revuelcas o al menos te revolcabas con cualquier cosa que tenga un agujero que profanar y eso, es mil veces peor, nosotros somos pareja, tú y tus aventuras eran eso, aventuras. En verdad me sorprende que no tengas ninguna enfermedad o algo así. -el castaño giró sus ojos fastidiado y solamente lo dejó seguir- Pero por otro lado, es bueno que estés sentando cabeza, me alegra mucho que por fin tengas algo serio con TaeHyung, creo que es la única persona en el mundo capaz de controlarte y aguantarte a decir verdad. Así que no hagas una estupidez, esta es una oportunidad única para ti.
Bueno, se sentía halagado pero también ofendido casi en el mismo grado, Jin no conocía casi nada de él, así que no dejaría que sus comentarios lo afecten de esa manera.
-Para tú información, genio, no tenía relaciones con todos, ni siquiera con la mayoría y si lo hacía, cosa que no era común me aseguraba de conocer a la persona y su historial médico, así que puedes llevar tus blasfemias a otra parte.
Tomó nuevamente el pincel que Tenía antes y pensó por donde debía seguir, excelente, SeokJin había acabado con su maravillosa inspiración.
Suspiró pensando en su hermoso chico de ojos azules. Se sintió inmediatamente embobado por la imagen, TaeHyung era su musa, el simple hecho de existir hacía que Jeon creara obras exquisitas al paladar visual de los críticos, su sola presencia causaba estragos en los lienzos blancos que tomaban como suyos aquellos pigmentos brindados por las hebras del pincel, era tan fascinante poder retratar algo que parecía tan alcanzable y ahora es solo suyo, como el tesoro que un pirata esconde con recelo de todo y todos. Simplemente fantástico.
-Bueno, te dejo para que sigas en lo tuyo, suerte, Romeo.
El castaño hizo un desinteresado ademán como despedida y luego siguió en lo suyo.
Para cuando su jornada laboral había acabado, tenía tres cuadros casi listos para enmarcar, así que quitó la ropa que estaba sucia de pintura y se quedó con la que había llegado.
Era hora de regresar a su casa, pero sinceramente no quería, así que hizo lo más prudente que llegó a su cabeza, ir a la de TaeHyung.
La verdad es que no quedaba tan lejos y sabe que Kim terminaba sus quehaceres antes que él, por lo que no había un problema como tal en invadir su territorio.
Tocó la puerta unas cuantas veces hasta que esta se abrió y se encontró con la mirada zafiro que no parecía para nada extrañada, es como si ya supiera que eso iba a suceder.
Quien se sorprendió fue él, cuando sintió los brazos ajenos rodear su cuello y los labios color coral impactar suavemente contra los suyos en un recibimiento al que podría acostumbrarse más que satisfecho.
Sus manos tomaron las mejillas ajenas evitando que se separe, de inmediato ambos comenzaron a caminar, uno hacia adelante y otro en retroceso, escucharon la puerta cerrarse a sus espaldas y de manera desinteresada la dejaron así.
Su atracción era grande, una tensión entre ellos y no podían definirla como sexual o no. Porque saben sus límites, pero no podían estar meramente separados.
Ante la falta del oxígeno, sus bocas se despidieron tomando distancia aunque el aliento ajeno seguía invadiendo cada una de ellas en un desesperado intento de respirar con naturalidad.
-Ven, hagamos algo de cenar.
Kim nunca aceptaría que había estado esperando con ansias la llegada del castaño, porque lo sabía, ya se esperaba aquello de JungKook, era como un animalito, luego de tomar confianza, era más fácil verlo a los alrededores. Así que no le sorprendió en lo más mínimo el hecho de tenerlo tan cerca, solo le tomó la mano y lo llevó hasta la cocina, disfrutando de ella compañía ajena.
Por otro lado, por la cabeza del menor pasaban muchas cosas, pero la que más retumbaba es que debía ser rápido en pedirle cortejo a TaeHyung, necesitaba saber que estaban totalmente juntos y sabe que el Omega anhelaba lo mismo, no podían estar por la vida como dos amantes, querían algo formal.
Debía buscar de prisa una idea original para tan importante acto, pediría a Tae de la manera más hermosa posible y le demostraría que los alfas no están solamente humanos que pensaban con la cabeza baja.
Necesitaba hacer las cosas bien, porque su Angel de ojos oceánicos merecía tanto como sea posible dársele.
Fue sacado de sus pensamientos por una suave risa, al darse cuenta de lo que sucedía, se encontró con que sin saberlo, aparentemente había estado picando vegetales pero le estaban quedando horribles por no estar concentrado.
También soltó risas negando avergonzado y se acercó para atrapar al burlón Omega que solo lo regañaba por dejar las cosas inconclusas.
Sí, eso es lo que quería en su día a día.
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Entre Pinceles y Pigmentos [JJK+KTH]
FanfictionLa vida de TaeHyung y JungKook ha seguido corriendo aún si no están juntos. ¿Será el destino persistente con ambos? °~•~° Segunda temporada de: Un Omega de Talla Grande. Para entender todo en la historia, se debe leer la primera parte. Desarrollo...