×Uno×

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-¡Eres un imbécil, Jeon JungKook!

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-¡Eres un imbécil, Jeon JungKook!

Ahí va otra.

Ya no sabe cuántas personas lo habían dejado en menos de dos años. Desde la universidad había tenído sus ligues y amoríos, aunque no sabe si podía llamarlos así.

Se consideraba una persona independiente, educada y decente. Pero varias situaciones de la vida lo ponían en duda.

La puerta de su casa resonó al chocar crudamente contra el marco, mientras aquello sucedía y otra persona se iba de su vida, Jeon ya no podía decir que sentía realmente algo.

Quizás con los primeros seis fue fatal, talvez con ellos se había empeñado más en tratar de ser un buen alfa y compañero. Pero él y su lobo estaban realmente separados, su parte animal odiaba el hecho de que el humano esté con cada cosa que se mueva o respire.

Por otro lado, la parte humana odiaba a su lado animal porque desde aquel Omega de cabellos azul, se había negado rotundamente a estar con alguien más.

Era horrible y desesperante, se supone que luego de casi tres años sin ver a TaeHyung o al menos no seguidos, el saco de pulgas en su pecho debería superarlo.

Pero no.

Ahí estaba él, sin sentir ni el más mínimo remordimiento cuando su "novia" lo dejó ya que él no le dedicaba tiempo y mucho menos atención.

Asi era todo, no sentía que realmente pudiera hacerlo, sin embargo, quería intentarlo con cada persona en el planeta hasta que lo haga sentir nuevamente esa necesidad de tenerlo detrás como un perro con su dueño.

Quería revivir cada experiencia que vivió años antes, cuando todo le salía natural. De hecho, el haber estudiado artes funcionó, pero no de la mejor manera.

Si bien había encontrado una cruda inspiración, con su sentir como musa, Sus cuadros eran tan tétricos y desolados que habían captado la atención de más de uno. Puesto que mayormente, todos se inspiraban en la belleza palpable de un atender o sentimiento de afecto.

Cosa que no pasaba en JungKook, que guiaba su Lienzo al precipicio de la soledad, con toques de dejadez y lágrimas en gris. Cada pequeño trazo era un recuerdo oscuro.

Incluso había comenzado a hacer uno por cada mala relación que tuvo, sin embargo, ninguno tendría tanto color vivaz como la relación que nunca fue pero siempre quiso que fuera.

Un lienzo.

Uno que colgaba sobre la pared de su cama, donde el azul predominaba en cualquiera de sus derivados. Aveces toques sutiles de rojo como el invierno que trae consigo las más deliciosas y exóticas Bayas.

Todo en aquella helada estación simplemente decía Kim TaeHyung.

Su temperatura baja, su resplandor natural y pulcro, blanco y ávido pero sin perder el toque rústico de la nieve.

La delicadeza de su balanceó cual copo que a penas da inicio a la temporada más helada del año.

Pero aquel olor tan característico que solamente lo motivaba a buscar y buscar entre los salvajes arbustos que se asemejaban a su filosa mirada. Solo para dar con aquel fruto prohibido para muchos.

¿Serian las fresas silvestres igual de intensas que los sentimientos de ese Omega?

Lo veía.

En sus ojos, en su forma de hablar, su delicado caminar y los gestos en sus manos.

Ese hombre de cabello zafiro era sin duda la única musa que necesitaría JungKook para llenar de arte una sala en tan solo unos días. Vaya catarsis amorosa la que le había tocado, pues cuando el éxtasis de los sentimientos sintieron el abrumador desentendimiento ajeno, no le quedó más que esconderlos y perder la llave.

¿Quién te ha hecho así, angel de hielo?

Para unos era una locura. Para JungKook lo fue en su tiempo. ¿Cómo podía un artista hablar con sus lienzos como si pidiera permiso para trazar en él aquellos sentimientos que no podía gritar al viento?

Fue como perder un tornillo en el mismo instante en que entendió, tomó el pincel y los colores en su paleta solo podrían traer consigo una nevada de emociones.

Solamente quien de verdad conoce a Kim podría ver en él aquella chimenea que daba calor al hogar. Con esas brillantes sonrisas que fácilmente compartirían con el resplandor del sol y este saldría a penas ileso.

Era un ser hermoso, pero sobre aquel angel descansaba una gruesa capa con peligro en cada parte de su extensión.

TaeHyung era tan atrayente, tan hermoso, tan puro, y a la vez te hacía querer alejarte, era tan frío que una sola mirada podrías quemarte a pesar de las bajas temperaturas de sus sentimientos.

Y sin darse cuenta, el lienzo que algunas vez solo tuvo tonos grises por su reciente ruptura, tomó aquel cian, ultramar y zafiro que siempre acompañados fielmente del bermellón y carmesí se daban a conocer con iniciales de K y T.

Simplemente no podía dejarlo ir por más que quisiera hacerlo, pero era orgulloso y los años solamente lo hacían más duro.

¿Como podría volver a ser lastimado cuando nadie que entre a su vida le importaba realmente?

Era solamente una pérdida de tiempo durar tan siquiera unos momentos con aquel pulcro rostro en sus pensamientos.

Para ese entonces, con un TaeHyung que hacía tres años había salido de la universidad. ¿Qué podía asegurarle que no tenía ya una pareja?

Dejó a un lado el lienzo con frontera azul y echó atrás su cabello. ¿Cómo le explicaría a su madre que otra novia había acabado desde raíz con él?

Ya no encontraba excusas a su desinterés. Terminaría por tirarse de una borda hacia la completa soledad que parecía ser su única compañera Fiel.

Y mientras dejaba todo a un lado y las luces naturales del día se apagaban, solamente algo cruzaba su cabeza.

¿Estarás alguna vez pensando en mí?














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Asi comienza nuestra segunda temporada. Disfruten mucho de ella, porque será más profunda que la la primera.
En la anterior historia se trataron temas exteriores que iban hacia el interior. Las burlas que causan estragos en el cuerpo.
Sin embargo, en esta parte actual, será completamente distinto. Se tratará de temas internos que se expresan al exterior.

¡Se les quiere mucho!
<3

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Entre Pinceles y Pigmentos [JJK+KTH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora