Capítulo 9

512 102 37
                                    

Mimosa

Hyukjae y el estaban ordenando, el restaurante era muy bonito y moderno. La mesa color miel tenía un hermoso y pequeño florero en el centro, la mesera a su lado sonreía con amabilidad tomando sus pedidos, Donghae estaba encogiendo el postre cuando una llamada interrumpió a Hyukjae, este se disculpo y fue a atender en lo que el seguía con la chica.

—Muy bien ¿Y de beber?- Cuestiona la mesera mirándolo atenta.

—Una mimosa, sin champán.- Pide con el rubor en las mejillas.

—Pero eso, eso es jugo de naranja.- La muchacha se ve confundida y cree que le está tomando el pelo, ve a su cita ir hacia el y despide a la chica.

—Es todo, gracias.- Dice dándole piquetes en el hombro para que se vaya, la mesera lo ve dudosa pero obedece desapareciendo entre las mesas. El castaño toma sus orejas con un puchero en los labios para deshacerse del calor que siente, baja las manos y se incorpora la mejor que puede cuando ve a Hyukjae.

—Disculpa, era del trabajo pero...¿Encontraste algo de tu agrado en el menú?- Cuestiona con una dulce sonrisa, sus gruesos labios se ven algo rosados, probablemente por el vino que bebieron antes de venir, a Donghae se le hacia raro que no estuviera ebrio ¿Quizá ya había desarrollado resistencia al alcohol?

—Sí, el bibimbap parecía buena opción.- Donghae apoya un codo en la mesa, la barbilla en su mano y se inclina para ver mejor a su acompañante. Es guapo, se realmente los labios ansioso ¿Por qué está ansioso?

Tengo curiosidad ¿Cómo es que terminaste en mis brazos en el baño del hotel?- Pregunta el moreno inclinándose un poco hacia el, con esa suave sonrisa y los labios brillantes, el más joven suspira con más fuerza.

—Bueno, tenía tiempo que no salía en una cita y debo admitir que me sentía...nervioso.- Sus "s" suenan alargadas y no entiende porque.

—Sus bebidas.- Un chico se inclina en la mesa y deja una copa de agua y un vaso con un liquido morado del lado de Hyukjae y a el una copa alargado con el líquido naranja y una pedacito de la fruta en la esquina.

—Gracias.- Murmura Hyukjae tomando un trago a su copa, el lo imita, siente el alcohol inundar sus sentidos y el gesto en su rostro.

—¿Estas bien? Pregunta su acompañante viéndolo con curiosidad, el asiente o lo intenta pero todo se mueve. Una risa sale de su pecho, por alguna razón le parece gracioso que las cosas giren y giren.

—Siii, Hyukkie.- Llama con ese tono aniñado que usaba cuando quería algo, el nombre ajeno sonó tan bonito de esa forma que le gustó. —¡Hyukkie! ¡Hyukkie¡ ¡Hyukkie!- Canta Donghae como si fuese una melodía meneando la cabeza a ese ritmo, sus ojos castaños se empequeñece debido a la sonrisa. Las mejillas de Hyukjae están pintadas de un rosa profundo que lucen como manchas de pintura en su pálida piel.

El moreno no sabe que decir, titubea buscando las palabras correctas para esa situación, trata de alejar su vergüenza y recobrar la postura pero el castaño era tan deliciosamente adorable que simplemente no podía deja de sentirse así.

Afortunadamente la comida llega y la tienen como tema de conversación, hablan de lo deliciosa que está y Donghae lo halaga por su buena elección, su buen gusto y se le desliza un "Esta tan bueno como tú" que hace que al pobre de Hyukjae se le atore el caldo en la garganta, tose intentando recomponerse. El más joven ríe divertido y rojo, cuando lo ve mejor toma su mimosa y se la empina, vaciando el vaso de un solo movimiento y pidiéndole otra al mesero.

Cuando Hyukjae se dio cuenta de que Donghae estaba más que ebrio fue demasiado tarde, el chico se veía adorablemente tierno. Quería tomar esas mejillas, apretarselas darle...muchos picos. Él había bebido agua para bajarse un poco el alcohol, pero su divertido amigo lo mezclo con unas mimosas, no fue la cantidad de champán sino que consumió ambas en su sistema.

—Debería llevarte a casa, para que descanses.- Ofrece el pelinegro con una sonrisa divertida en los labios al ver los ojos de Donghae tratando de mantenerlos abiertos, este tomo el último pedazo de su postre de chocolate y se lo comió, manchando una de sus mejillas, Hyukjae tomó la servilleta y lo limpio con cuidado.

—Ño quiero, quiero seguir con tú.- Lo señaló con un dedo, el puchero en los labios y su frase mal dicha le enterneció. Generalmente los borrachos eran pesados y necios, pero Donghae también era adorable, como un niño pequeño que quiere ser mimado.

—La cuenta, por favor.- Pidió haciéndole una seña al mesero para que la llevase, cuando el chico dejo la nota con la cantidad duraron otro par de minutos discutiendo ya que el joven castaño quería pagar mientras el mayor se negaba porque el lo invito. Después de casi quince minutos logró pagar la cuenta, Donghae lo veía con el ceño fruncido y un puchero en los labios, sus brazos firmemente cruzados sobre su pecho. Los bíceps se distinguían a través del suéter amarillo.

—Yo quería pagar.- Rezongo, dejando que su cita lo levantara, y guiará por el camino. El castaño camino hasta el estacionamiento con todas las miradas sobre el y su peso en Hyukjae, el piso se movía bajo el y todo giraba como la vez que subió con Donghwa a ese juego del terror.

Cuando por fin llegaron al auto, lo recargo en este para poder abrir, el moreno estaba entretenido tratando de meter las llaves sin rayar el auto cuando una mano en su espalda baja lo asusto. Se giro tan rápido, al mismo tiempo que Donghae se dejó caer contra el, terminando una vez más en sus brazos, enredando los suyos en el cuello ajeno y parando los labios en busca de un beso. El mayor olía la naranja y algo alcohol, olía tan deliciosamente bien o eran ideas suyas. Quiso apartarlo y ser amable para poder hacerlo entrar al auto y llevarlo hasta su casa pero el otro hablo dejándolo estupefacto.

—Esta bien que pagaras la cena, yo pongo los condones.- Donghae sonrió tan inocentemente hasta que sus ojos se cerraron. Hyukjae pidió y rogó por todo el autocontrol del mundo porque ¿Cómo le diría que no a ese hermoso y dulce rostro?

Stupid LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora