Epílogo

331 63 13
                                    

Al lluvia caía con fuerza, caminaba lo más rápido que podía porque, como era de costumbre, olvidó el paraguas. El siempre lo dejaba sobre la mesa, pero su esposo, maniatico del orden lo colgaba donde se supone debía de ir. Obviamente lo olvidó.

Donghae por fin vislumbro su edificio después de casi nadar hasta ahí. Empujó la puerta y camino por el piso de mármol, mala idea. Se resbaló y cayó de rodillas al suelo, escucho como la gente retenía la respiración por el, se acercaban a ayudarlo y solo lograba sonreír con vergüenza mientras avanzaba y se disculpaba.

—Saludo al guardia y fue al elevador—Entro pulsando el botón de su piso, las puertas se cerraron y una música suave comenzó a sonar. Metió la mano dentro de su bolsillo para atentar el obsequio de Hyukjae, le costó tanto que no se podía permitir perderlo.

Cuando las puertas por fin se abren, sale dejando un rastro de agua tras el que tarde o temprano se secara, llega hasta su puerta, teclea el número y entra, cerrando tras el. Se quita el saco empapado y lo cuelga a lado del paraguas, se saca los zapatos y se quita los calcetines, caminando con los pies húmedos por el suelo, su marido iba a enfurecer.

—¡Estoy harto! Siempre mueves el bendito paraguas ¿Quieres desastre de mi?—Se cruza de brazos con la gripe soplando en su cuello y un puchero en sus labios.

Hyukjae se gira con toda la calma del mundo, como si Donghae acabará de saludarlo con un beso. Avanza hasta el castaño y le besa la frente.

—¿Cómo te ha ido amor?—Le pellizca las mejillas, dedicándole un guiño a la vez que se gira de nuevo para acomodar la mesa.

—Me he empapado de agua, y es tu culpa—Los señala con el dedo como un no pequeño acusándolo.

—Solo porque hoy no pude controlar la lluvia—Dice el mayor con ironía —, dejare pasar las marcas de tus pies en la madera pulida.

Coloca dos copas en la mesa y comienza a servir los platos. Hoy sería comida china y carne, el favorito de Donghae, quien se cruzo de brazos como si aún no terminará la conversación.

—No muevas las cosas donde las dejo, si esta ahí es porque ahí lo voy a ver y...

—Deja de ser tan gruñon, es nuestro aniversario.—Hyukjae se acerca y lo toma de las mejillas para darle un beso en los labios. Un dulce y largo besa que atrapa el resoplido infantil de Donghae—Arruinas mi piso—Un puñetazo en el pecho de Hyukjae fue lo que recibió, seguido de una risa burlona de Donghae.

Al mayor le gustaba verlo así, feliz y alegre, juguetón e incluso verlo fingir molestia. Era hermoso haber descubiertos esas facetas de Donghae que se escondían en la timidez y el dolor. Ahora su precioso esposo era como una mariposa que había dejado atrás a la oruga, y evidentemente no le siria eso o recibiría otro golpe.

—Mamá dijo que preparará tu platillo favorito este fin de semana, por nuestro aniversario—Hyukjae le dice mientras lo ve desaparecer en su habitación, Donghae se cambia de ropa tan rápido como puede y regresa, envuelto en ropa tibia y abrigado hasta las orejas.

—Soy su favorito—Donghae le saca la lengua y se va de paso a la cocina, lleva unos calcetines aferrado y un suéter tan grande que casi nada en el.

—Solo te consciente porque le dijiste que se ve joven para su edad—Hyukjae toma el obsequio de su pareja y lo extiende justo cuando Donghae hace lo mismo.

Ambos tienen las manos estiradas, con dos pequeñas cajas, una blanca y la otra azul con un liston plateado. Donghae sonríe ampliamente porque sabe lo que hay en las cajas, ambos han pensado en lo mismo. Intercambian los objetos casi adivinando el interior.

Donghae abre el suyo, dos relojes de la misma marca y diseño estaban dentro, eran iguales a excepción del diseño de los minuteros. Tenían una pequeña inscripción en el interior. La misma que el había grabado en...

—Pulseras de plata—Hyukjae sonríe ampliamente, sus encías rosadas y sus ojos oscuros se ven pequeños.

—Casi no usas relojes—Donghae se encoge de hombros, viendo como a pesar de que Hyukjae no usa relojes, compro a juego para llevarlos ambos.

—Iba a intentarlo—Hyukjae se acerca a Donghae, lo toma de las mejillas le besa. Ambas pulseras grabadas con el sol y la luna. Porque para Hyukjae, fue la luna en medio de la oscuridad y para Donghae, el otro fue el sol que siguió iluminando su vida.

Después de todo, solo era un estúpido amor, uno estúpido y hermoso.

FIN

●●●

¡GRACIAS!
Por su paciencia, por leer, espera y querer esta historia. Cuando la comencé tenía pensado otro rumbo más dramático pero decidí dejarla así, es más dulce.

Estuve tentada a un plot twist tipo "Donghae no salio del psiquiátrico" pero no... la historia es demasiado tranquila para eso. Y no quería hacerles sufrir más de lo que hice con la espera.

Se me dificulta darle profundidad y desarrollo a los personajes pero creo que aquí si lo logré más que nada porque era parte de la historia. Espero se sintiera calida y agradable para ustedes.

Este es el final de una de tantas historias que tengo empezadas.

Gracias por seguir aquí.

Les quiero mucho y cuídense.
Les veo en otra historia

🤍❄️🤍

Stupid LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora