Capitulo 1

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Donghae caminaba como todos los últimos tres catorces de agosto, en dirección a la tumba de su difunto esposo. Hace tres años que este había fallecido y aun no lograba olvidarlo. Para el fue duro lograr salir de ese lugar tan oscuro en el que cayo hace tiempo.

No podía siquiera levantarse de la cama, apenas y probaba bocado, sus días se basaban en recordar y llorar a su amado, a quien jamás lograría ver de nuevo. Fue tanto tiempo el que estuvo sumido en la tristeza y agonía, sin lograr seguir adelante, incluso trato de suicidarse dos veces pero no lo logro, después de la segunda vez su madre lo interno en el psiquiátrico.

Jamás lograría agradecerle eso a la mujer, le había salvado la vida. Tardo cinco semanas en que los antidepresivos hicieran efecto, cinco semanas en el que solo quería desaparecer y volverse nada, dejar de ser una carga para su madre quien siempre lo cuido.

Estuvo seis meses con la psicóloga y el psiquiatra, los primeros dos en silencio viendo a la nada y cuando lograron sacarle una palabra fue como si algo dentro de el hiciera clic, no dejo de hablar, de llorar por toda la hora de la sesión en cada una de ellas, eso se volvió en su nueva rutina, entrar al consultorio, empezar a dejar salir sus memorias y echarse a llorar sin descanso.

Fue duro, difícil y agotador pero despues de tanto lo logro, logro ser dado de alta, aun visita a la psicóloga cada seis meses, y la llama ocasionalmente cuando se siente cerca de una crisis, tiene un pie fuera de la terapia y el otro dentro pero esta cerca de dejar ese dolor atrás, despues de tres años. Aun así ver la tumba le dolia de una manera inexplicble.

Se arrodilló en una reverencia antes de dejar el ramo de flores que le llevaba, siempre las mismas e iguales, rosas blancas, una docena. Las colocó en los floreros que estaban al costado, sintió como su corazón se apachurraba, como sentía esa sensación extraña en el pecho pero ya no lloraba. Ya no podía llorar, solo lo extrañaba y seguía añorándolo. Siempre sería el amor de su vida.

Después de unos minutos en silencio y meditar se puso de pie, camino de regreso a su auto con una extraña tranquilidad. Antes se quedaba horas viendo el nombre escrito en la tumba, hablaba y le reclamaba porque lo había dejado, después ya no supo que decirle y solo se quedaba en silencio. No sabe cuantas veces su madre y su hermano fueron a recogerlo bajo la lluvia, a media noche mientras estaba aferrado a la tumba.

Abrió la puerta del auto y entró, se puso el cinturón y tomó su teléfono del asiento del copiloto. Rebusco entre sus contactos hasta dar con su cita de esa noche, con rapidez tecleó un mensaje y se lo mando cancelandola, no se sentía con ánimos.

Había tenido casi ocho de esas citas y todas terminaban peor que la anterior, no estaba interesado pero su terapeuta insistía en que conociera gente. No que se involucrara con ella románticamente sino quería, solo que tratara de volver a empezar, de que su vida no fuese trabajo y llamadas telefónicas a su familia de manera ocasional. Pero aún no se sentía listo, tenia miedo de traicionar de alguna forma la memoria de su difunto esposo. Quería seguir adelante, lo intentaba y después la culpa o el miedo lo invadían.

Encendió el auto y se dirigió a su trabajo, era escritor en una editorial, su paga era buena y le gustaba lo que hacía. Llevaba ocho años ahí, desde los veintidós cuando se graduó, comenzó de mensajero y ahora era uno más de los editores, cuando enviudó su jefe le dio un permiso para ausentarse al trabajo el cual se volvió en una suspensión laboral indefinida cuando entró al psiquiátrico. Sin embargo había vuelto ya hace dos años, su vida se sentía normal, con un enorme vacío, pero normal.

Paso a un restaurante de comida rápida y se compró algo para el camino, un sándwich y un café. Solo le dio un par de mordiscos sin mucho ánimo. Oh, Siwon, porque se tuvo que ir de su vida de esa forma, dejarlo en medio de ese mundo cruel, completamente solo, tantas veces que trato de ir a su lado y jamás lo logro. Sacudió la cabeza para tratar de alejar esas ideas de su mente, se supone que no debería de tenerlas.

Llegó al trabajo, dejó su auto en el estaci6 y camino con tranquilidad hasta el interior del edificio, avanzó por el pasillo hasta dar a la recepción, saludo a la chica que la atendia y entró al elevador. Iba veinte minutos tarde, después de que terminó la hora de comer, pero su jefe le dijo que se tomara su tiempo. El ascensor iba solo, las puertas se cerraban cuando una mano lo detuvo, una de las chicas nuevas entró sonriente y él le devolvió el gesto. Iba hablando por teléfono animadamente.

—Yo se que no quieres pero es por tu bien.—Escucha como dice la castaña a su lado mientras presiona uno de los botones. Las puertas por fin se cerraron y sintió como éste se empezaba a mover.

—Pero...- El sonido del teléfono indicaba que le habían colgado. Negó exasperada mientras metía su celular de nuevo a la bolsa. La chica resopló y se cruzó de brazos, lucía enojada.

Las puertas se abrieron y ambos salieron, los dos trabajaban en el mismo departamento pero escribían en diferentes secciones. Unos cuantos pasos y la chica lo noto.

—¿Donghae, cierto?—Pregunta ella mirándole sonriente, al parecer su enojo se acababa de esfumar, el quisiera poder hacer eso.

—Si ¿Sarah?—Pregunta confuso, ella niega divertida.

—Sora.—Corrige mientras caminan ambos por los pasillos, la gente va y viene inmersa en su mundo.

—Claro, lo siento...—Se disculpa Donghae aún algo distraído.

—No te preocupes, oye se que es inoportuno y apenas nos conocemos pero eres a quien más le he hablado y te sonará como una locura pero es urgente.—Dice Sora quedándose quieta, el pelinegro también se detiene algo confuso por la situación.

—¿Que sucede?—Pregunta el mirando a la chica removerse nerviosa y con la incomodidad en el rostro.

—Me habías dicho que querías conocer más gente y esas cosas ¿No? La vez de la junta cuando se habló del marketing ¿Recuerdas?—Pregunta mientras se muerde el labio nerviosa.

—Sí, bueno yo...si.—Lo recuerda, era esos momentos en que se sentía motivado y quería avanzar pero era cuestión de horas o días para que la motivación disminuyera.

—Habrá una fiesta en el hotel de mi hermano y este no tiene pareja. ¿Tú podrías solo ir, tomarte unas copas y posar junto a él en las fotos. Ni siquiera ocupan besarse o tener algo romántico sino quieres, es que su ex prometida anunciará su nuevo compromiso, lo invitó por ser el dueño del hotel y bueno estaría mal que no asistiera y sería raro que fuera solo. Eres el único chico que conozco que le gustan los hombres, Amber me lo dijo, ella sugirió que te preguntara que querías buscar gente nueva o algo así. Puedes decirme que no con toda confianza.—Sora le sonríe con esos ojos negros, sus mejillas rosadas y su rostro dulce la hacen ver adorable, si le gustaran las mujeres en definitiva ella podría ser su tipo.

—Yo...-No sabía que decir, se removió en su lugar tratando de encontrar una respuesta. Hoy era el aniversario luctuoso de su ex esposo, pero también no podía estar siempre encerrado en su casa llorando mientras ve sus fotografías y videos. Quería llamar a su psicóloga y preguntarle pero está le diría "¿Que es lo que tú quieres Donghae?" Y "Debes tomar riesgos y continuar aunque caigas una y otra vez, no importa que te rindas sino que vuelvas a intentarlo."

—Sí.—Responde de la nada, aprieta los labios y se tensa cuando Sora lo abraza. Está le agradece una y otra vez, antes de regresar al trabajo. Donghae piensa en lo que ha hecho pero al menos esta cita no será aburrida e incómoda como las otras y podrá beber gratis. Eso espera, se embriaga pronto por lo que olvidará todo más rápido.

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Stupid LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora